«Rendir homenaje a la manera de vivir romana». Fue el objetivo de Isabel y Paulo Barradas Rebelo, farmacéuticos de formación, en el proyecto personal que abrieron hace un par de años en la histórica región portuguesa del Alentejo, a dos horas de Lisboa.
En su fórmula no podía faltar el vino, el aceite y la cría de caballos, pasiones de los romanos en general y de los Basilii en particular, la familia que habitó las vecinas ruinas romanas de Torre de Palma y que ahora da nombre al restaurante del hotel.
La rehabilitación de los edificios originales -que datan de 1338 y que pasaron por distintas manos hasta acabar en el absoluto olvido- es digna de premio y los huéspedes pueden comprobarlo con las imágenes del antes y el después. Este proyecto del arquitecto Joâo Mendes Ribeiro fue finalista al galardón Mies van der Rohe. El resultado es un cortijo portugués con 19 habitaciones distintas, un spa, el citado restaurante, una cafetería, una bodega, un huerto, una sala de exposiciones, una capilla y una piscina exterior de lo más instagrameable.
Pero si por algo destaca esta casa de campo -primer hotel del Alentejo en recibir el sello de Design Hotels-, es por su exquisito buen gusto. El trabajo de decoración en Torre de Palma es insuperable. Ha recuperado algunas piezas familiares y ha sabido conjugar lo rústico con un toque transgresor.
Si duda sobre qué hacer durante su estancia en mitad de la nada más gratificante, aquí van algunos consejos: leer un libro en el solarium junto a la piscina, pasear en bicicleta, catar los vinos que los Barradas Rebelo hacen aquí bajo la supervisión del enólogo Luis Duarte, montar en caballos lusitanos, ver el atardecer en la torre o descubrir pueblos cercanos como Marvâo o Monsaraz.
Antes de volver a casa puede pasar por la tienda del hotel donde se venden productos regionales como embutidos, aceites o las piezas de decoración de Gabriel. Un homenaje a los romanos o sencillamente al placer de vivir.