Plantíos de agave camino a Tequila.
Un pueblo tranquilo, acostumbrado por muchos años a la producción de tequila, ahora tiene un nuevo objetivo: ser, junto con siete municipios más que conforman la Ruta del Tequila, un gran destino turístico que deslumbre a sus visitantes.
Músico en el centro de Tequila.
Tours en vehículos
Coloridas formas, como de botella, tren revolucionario, chile y barricas pasean a los turistas por las calles del centro de Tequila y visitan las diferentes destilerías.
Darle color a Tequila, después de tantas referencias de películas de la época de oro del cine mexicano, canciones de Jorge Negrete y Pedro Infante, significa escuchar en estos tiempos reggaetón y pop en uno de los trenes que te llevan a pasear por el paisaje agavero.
Tren Tequila Herradura Express.
El disfrutar de un buen tequila, ya sea blanco, reposado o añejo, te puede llevar a una barra adornada con baño de oro o beberlo de un cantarito de barro en la orilla de la carretera. Sea cual sea el gusto, la Ruta del Tequila está hecha para degustarla.
Barra del hotel Solar de las Ánimas en el centro de Tequila.
Cantaritos “El Mero Amatitán Cheches”.
Durante los fines de semana, no cabe ni uno más en las clásicas cantinas de la Ruta del Tequila; tampoco en los tours que se ofrecen para llevar turistas a las haciendas. Todos movimientos que son aprovechados por los lugareños y los recién llegados de otros estados del país para comerciar sus artesanías.
Cantina “La Capilla”.
Show del jimador.
Los paisajes son ideales para los turistas.
Comerciantes oaxaqueñas.
“Filete Todos Los Santos” de salsa de Agave.
Además de ser fértil para el agave, esta tierra lo es para emprendedores y empresas ya consolidadas.
Artesano.
Hacienda El Centenario de Mundo Cuervo, un centro de convenciones con capacidad para 1,500 personas.
Tequila, Pueblo Mágico.