El cielo de Nueva York parece no tener límite. Tan sólo en el último par de años, tres nuevos rascacielos se han añadido al horizonte compitiendo por la medalla al edificio más alto. Aunque ese honor le siga perteneciendo al One World Trade Center, le pisa los talones el Central Park Tower que, sin superar su antena, sí le saca 50 metros a su estructura.
También han llegado a la meta el Steinway Tower, el rascacielos más estrecho del mundo, y el One Vanderbilt, que lanza su sombra sobre la Grand Central Terminal y ha hecho empequeñecer a su carismático vecino, el Chrysler Building. En la cima del One Vanderbilt se levanta (o, más bien, levita) el nuevo observatorio de Nueva York que hace honor a sus 326 metros de altura con su nombre, The Summit. El mirador aparece en un mercado un tanto saturado con el más reciente, The Edge, de Hudson Yards, y los clásicos rascacielos como el Empire State Building, el Top of the Rock y el One World Observatory.
Pero The Summit promete mucho más que unas vistas idílicas. Y de eso se ha encargado el artista Kenzo Digital, que nos introduce a un mundo mágico de geometrías, reflejos y sensaciones.
Kenzo es nuestro guía de excepción en esta primera ascensión, en exclusiva para Condé Nast Traveler, y nos suplica que nos callemos algunas de las sorpresas para no restar emoción a los futuros visitantes.
“Hemos diseñado una experiencia hipersensorial, para todas las edades, como un regalo a Nueva York. El protagonista de esta experiencia serás tú, como individuo, y vas a poder analizar tu relación con la naturaleza y la ciudad”. Dicho esto, y recién llegados al piso 91, donde empieza la instalación llamada Air, Kenzo nos aconseja apartar teléfonos y libretas de notas y zambullirnos en el alucinante oasis deTranscendence.
Cuesta unir las palabras para traducir, con precisión, las sensaciones que despierta esta habitación repleta de espejos que convierten nuestro entorno en un universo infinito. Y, muy probablemente, las fotos que acompañan a este artículo tampoco le hagan justicia.
Air es un espacio que hay que ver para creer. La sala tiene dos niveles y el más elevado se abre, en forma de balcón, a su alrededor. El primer paso a este mar de espejos es tembloroso y casi da la impresión que vas ahogarte en ese océano de reflejos. Después de los primeros momentos de titubeo, se apodera de ti el escalofrío de la inmensidad absoluta que te rodea.
La ciudad impregna todas las superficies del espacio. Los taxis amarillos, los peatones apresurados, las ventanas de los edificios contiguos, la silueta de los rascacielos que asoman en el horizonte… todos estos elementos tan esenciales de Nueva York se rompen en pequeñas piezas que dibujan un mosaico sin fin.
Kenzo nos invita a perdernos y dejar aflorar nuestros sentidos. Y es fácil olvidar el paso del tiempo cuando intentas absorber el festín que llena tus ojos. Transcendence se abre hacia el sur del One Vanderbilt y tiende, a nuestros pies, el Chrysler Building, que aparece entero, el World Trade Center, el Empire State Building, Bryant Park, Hudson Yards y los rascacielos de Times Square.
Según la hora de la visita, la luz del sol se multiplica en esa telaraña de espejos así que no está de más tener a mano unas gafas de sol.
La siguiente atracción de esta aventura sensorial es la llamada Levitation. Del lado oeste del mirador sobresalen dos cubos de cristal, de dos metros y medio de largo, que están suspendidos en el aire. Aquí vas a descubrir el umbral de tu vértigo porque tus pies van a pasear por Madison Avenue pero a más de 300 metros de altura.
Este rincón pide a gritos un selfie con los rascacielos de fondo y te lo pone fácil con una cámara incrustada en el techo para que tengas la mejor perspectiva de la ciudad. La foto te llega cómodamente a tu móvil.
La ascensión hasta la cima no ha terminado. Nos queda otro nivel donde podremos probar el menú del bar del observatorio, llamado Après, y disfrutar del buen tiempo en la terraza de The Summit. Este espacio te permitirá disfrutar de 360 grados de vistas extraordinarias. Pero,..¿quieres más? Te faltará subir a Ascent, un ascensor de cristal que surca todavía más el cielo y llega a los 369 metros, el punto más alto del mirador. Ahora sí podrás decir que has coronado Nueva York. The Summit abre sus puertas el 21 de octubre y puedes reservar tu entrada online eligiendo día y hora. La entrada básica cuesta 39 dólares a todos los adultos y 33 dólares a los menores de 12 años. Si quieres subir durante la puesta de sol, se suman 10 dólares más. Y si añades el ascensor de cristal, Ascent, son 10 dólares más. La lista de imprescindibles de Nueva York se acaba de hacer todavía más larga.