La pequeña isla entre Manhattan y Brooklyn, hasta ahora cerrada durante los meses de frío, es un paraíso ecológico lleno de arte y unas vistas memorables
Cuando hablamos de Nueva York es fácil olvidar que esta gran ciudad de rascacielos infinitos se levanta en un archipélago. Manhattan, Brooklyn, Queens y Staten Island, todos los distritos menos el Bronx, están rodeados por agua. Pero hay más: Roosevelt, Governors, Randalls, Rikers, Liberty, City… son otras islas, menos extensas y conocidas, que surcan el río East y la desembocadura del Hudson.
Todas ellas tienen sus atractivos pero ninguna como los que ofrece la llamada Isla del Gobernador.
La historia de Governors Island no puede estar más vinculada a Nueva York. Fue en este paraje utilizado para la caza y pesca por los nativos americanos donde se instalaron los primeros colonos holandeses en sus primeros días de exploración de estas tierras, a principios del siglo XVII. Después de tomar el control de la ciudad el 1664, los ingleses la ofrecieron como residencia a sus gobernantes y de ahí su nombre. Pero fue un honor de corto recorrido porque, después de la Guerra de la Independencia, la isla se convirtió en un punto estratégico de defensa militar.
Se levantaron dos fuertes, Fort Jay y Castle Williams, y el ejército patrulló la isla hasta 1966, cuando pasó a manos de los guardacostas norteamericanos. Finalmente, el cuerpo de seguridad marítima y sus familiares dejaron Governors Island 30 años más tarde y la isla quedó abandonada casi una década. Nueva York recuperó el control de la isla en 2003 y se abrió a visitantes dos años después.
Desde entonces, Governors Island ha pasado por una gran reconversión que ahora podrá admirarse, por primera vez, durante todo el año. A partir del 1 de noviembre, la isla abre todos los días a las 7:00 mañana y hasta las 6:15 de la tarde. El ferry, que conecta Manhattan y Brooklyn con la isla y cuesta USD 3, ampliará horarios y, muy pronto, se añadirá otra línea por agua de la red de barcos de la ciudad, NYC Ferry.
La isla presenta una oportunidad única para viajar en el tiempo. La mayoría de sus edificios fueron levantados a principios del siglo XIX y, probablemente, su mejor colección se encuentra en Nolan Park al cual se accede a la salida del ferry, subiendo la pendiente, a mano izquierda.
Los ojos enseguida se detienen en el antiguo cuartel de los altos mandos militares protegido por dos cañones, por suerte, ya sin mecha ni munición. El parque está rodeado de unas adorables casas amarillas de madera donde vivieron oficiales del ejército y sus familias. Aquí no solo tienes la impresión de pasear por el pasado sino que parece que estás a miles de kilómetros de Nueva York. Curiosamente, los ocupantes de estas casas históricas ahora son ONGs ecológicas y creativos de arte a quienes la ciudad les cede el espacio sin coste alguno.
El mismo uso tienen las otras casas del Colonel Row al cual se llega cruzando el Parade Ground, una alfombra de césped que rodea el antiguo Fort Jay. Varios artistas utilizan las antiguas residencias como oficina y espacio de creación, y se pueden contemplar algunas de las obras que exhiben en el jardín. La pieza central de esta preciosa calle es Liggett Terrace donde se levanta una gran estructura de cuatro pisos que sigue abandonada y marca una línea divisoria con el resto de la isla.
Más allá de esta frontera se encuentra un pequeño oasis verde que se ganó al río a principios del siglo XX, con las rocas y tierra de las excavaciones del metro del Upper East Side en Manhattan. La isla duplicó así su superficie y ahora ofrece a los visitantes todo un ejemplo de sostenibilidad y consciencia climática.
Las hamacas de Hammock Grove y los toboganes de Slide Hill son motivo de auténticas carreras a la salida del ferry. Pero este gran parque se configura como un laberinto de paz y naturaleza donde vale la pena perderse unas horas. Outlook Hill, su punto más elevado a más de 20 metros del nivel del agua, ofrece unas vistas de 360 grados que vas a querer regalarte.
Si con un día no tienes suficiente, Governors Island tiene dos opciones para pasar la noche. Ambas de lujo. La primera es Collective Governors Island y su experiencia glamping o camping glamoroso. En sus tiendas de campaña no falta de nada y hasta tienen cabinas para los que prefieren las paredes a la tela. Su restaurante está abierto también a los visitantes de día.
La segunda opción es QCNY el nuevo spa con vistas inigualables de Nueva York, hasta desde su piscina exterior, que se inaugura este otoño.
Governors Island merece ser explorada. Lo tienes fácil con bicicletas individuales e incluso para dos y hasta cuatro personas que se pueden alquilar en la entrada. El servicio público de bicicletas Citibike también está presente en la isla. Y en verano, hasta se puede remar con un kayak hasta la costa de Brooklyn.