Estos siete hoteles de carácter diferente, desde el branché hasta el aristocrático, invitan a sus visitantes a disfrutar de séjours inoubliables en la capital francesa.
La capital francesa siempre, siempre es buena idea. Toma nota de estos nuevos siete hoteles en París.
EL CHIC: Château Voltaire, 55 – 57 Rue Saint-Roch, 75001
Château Voltaire es probablemente el hotel más estiloso de París en este momento, un vrai coup de foudre que enamora en el acto. Con pretensiones de chambre d’hôtes de lujo, pero un lujo elegante, contenido y sobrio, de contrastes entre matices de château y casa contemporánea, una delicia intemporal para los amantes de lo bello.
Cercano a los jardines de Palais Royal y la Comédie Française, su ambiente es obra del atelier Franck Durand acompañado de Charlotte de Tonnac y Hugo Sauzay de Festen Architectures, uno de los dúos parisinos más en boga.
Sus 5 estrellas acogen en 32 habitaciones arropadas por referencias del pasado, robustos muebles de maderas nobles, sofás de terciopelo verde, armarios con delicadas telas, lámparas y apliques sur mesure, dando un resultado clásico con un je ne sais quoi rabiosamente cool.
Lo más de lo más es su suite-appartement, concebida a modo de bonita maison sin artificios, ufana de su terraza de bucólica vegetación sobre los tejados de París.
Su restaurante, la Brasserie Emil, atendida por garçons con chaqueta cruzada en un blanco impoluto tras la barra de su bar a la neoyorquina, ya es buen preludio para un rendez-vous festivo y terminar la noche Negroni en mano, en su bar La Coquille d’or.
EL ‘DE LUXE’: Cheval Blanc, 8 Quai du Louvre, 75001
La enseña nacida en la cotizada estación de esquí de Courchevel, abre en París, siendo su primer hotel urbano, y para ello ha elegido el bello y célebre edificio art déco de La Samaritaine, herencia de Henri Sauvage y orgullo de su fundador Ernest Cognacq.
El hotel que celebra a lo grande el art de vivre parisien, está situado en pleno corazón de la ville lumière y no es en vano si se vanagloria de sus magníficas vistas que dominan el Sena y el grandioso Pont Neuf desde las amplias cristaleras de sus habitaciones.
Peter Marino, a cargo del proyecto, se inspira de su arquitectura y de la huella de su historia. Siguiendo el ritmo de la fachada utiliza líneas puras, hace un guiño a los motivos “parquet de glace” marcados en su piedra y usa tonos minerales y elegantes tejidos metálicos que le confieren un sofisticado efecto.
Propone cuatro restaurantes, Limbar para un petit-déjeuner à la parisienne, una comida, una merienda golosa o una copa aderezada de flores. El gastronómico Plénitude, de la mano de Arnaud Donckeleplonge. Y en su última planta con espectaculares vistas, le Tout-Paris, su brasserie française; y la Langosteria, una suculenta mesa con sabor italiano. Sin olvidar Carte Blanche, su privilegiado servicio de habitaciones para un tête-à-tête con el Sena.
Como colofón, el deseado hotel presume de su spa Dior, de su atractiva piscina y del jardín suspendido de su séptima planta, 650 m² de rooftop que alcanzan un horizonte de 360 grados.
EL EXCLUSIVO: Soho House Paris, 45 rue la Bruyère, 75009
Tras 25 años de su creación en Londres, este club privado que defiende la creatividad en todos sus ámbitos, se ha instalado en París. Para ello, la codiciada maison ha elegido en el quartier de Pigalle un bello hôtel particulier del siglo XIX, antiguo hogar de la familia de Jean Cocteau.
A dos pasos del club de sport y restaurante BB Blanche, este exclusivo retiro acoge a sus miembros en un espacio mélange des styles, un diseño tradicional francés con un toque art déco más contemporáneo, realizado por la propia casa. En las grandiosas suites, el parquet punta de Hungría, las molduras, los doseles y las chimeneas conviven con objetos y muebles vintage, y alfombras de estampados gráficos que contrastan con el dresscode, más que casual, de sus invitados.
Su restaurante-jardín de invierno reúne a sus elegidos huéspedes y amigos en un relajado clima de sillas de mimbre y grandes bancos tapizados de flores, donde degustan los clásicos de bistrot como el paté de grand-mère fondant, huevos mimosa aderezados con bottarga, escargots de Bourgogne o un tarte Tatin normando.
Su pequeño rooftop guarda una tímida piscina y un bar, y su cabaret de ambiente Années Folles, como alusión al barrio de Pigalle, propone un rico programa artístico de charlas, conciertos y proyecciones.
EL PANORÁMICO: Madame Rêve, 48 rue du Louvre, 75001
Este 5 estrellas ha osado elevarse en el vasto e icónico edificio de la antigua Poste du Louvre, el equivalente a Correos, construido en 1888 por Julien Guadet y renovado por el arquitecto Dominique Perrault tras una colosal obra.
Localizado en pleno cogollo histórico y artístico de París, a dos minutos de la Bourse de Commerce, y del museo del Louvre, su discreta puerta, cual entrée des artistes, da paso a un pequeño hall con allure del siglo XIX, guiño a su esplendor histórico. Éste continúa en el gran volumen de su café y su elegante bar, ornados de opulentos lustros, frescos y muebles que recuerdan a la época.
A finales de este mes verá la luz La Plume, su refinada mesa contemporánea cuya carta desvelará suculentos mets de influencias japonesas de la mano de Benjamin Six, y brindará a sus comensales una panorámica de quitar el hipo, de las chimeneas parisinas y de la Église Saint-Eustache.
En contraste, en sus habitaciones y suites, domina un aire actual, una pizca retro, obra del savoir-faire de artesanos, en su mayoría franceses y un buen porcentaje de mujeres, que han empleado exquisitos materiales como el roble, mármol, ónix, cuero, bronce o terciopelo en envolventes y gourmands tonalidades de mordoré, marrones, ocres, champagne y miel.
Para más rêve, Madame deleitará a sus clientes con su inmenso rooftop, un promenade vegetal que rodea el edificio, un lieu de vie para un café, un paseo, o un curso de yoga con una espectacular estampa de innumerables monumentos parisinos como el Sacré-Cœur, el centre Pompidou, el Panthéon, los Inválidos o la mismísima torre Eiffel.
EL GRANDIOSO: Hôtel Saint James Paris, 5 place du Chancelier Adenauer, 75116
Localizado en un antiguo hôtel particulier de 1892, disimulado en un inmenso jardín del paisajista Xavier de Chirac, el Hôtel Saint James Paris ha cambiado radicalmente su look, de la mano de la prolífica decoradora Laura Gonzalez.
Hoy evoca los hôtels particuliers parisiens, como una gran mansión privada que fusiona armoniosamente neoclasicismo, romanticismo del XIX y poesía bucólica. En él se aprecian sus objetos chinés, un minucioso trabajo artesanal y ricas materias propias del art de vivre à la française. Así predominan los frescos pintados a mano, las pasamanerías o las tapicerías de los meridianos.
Las 22 chambres de este Relais & Châteaux, están pensadas como habitaciones de invitados, declinadas en cuatro gamas de color en un sabio mix and match de motivos geométricos espíritu art déco, flores del siglo XVIII, chinoiseries o parquets Versailles sirviéndose de la crème de la crème de las arts décoratifs.
Su restaurante gastronómico Bellefeuille, llevado por el chef Julien Dumas, tiene aires de jardin intérieur, ataviado de molduras, boiseries, cerámicas y una chimenea de época, cuyo espejo refleja la frondosa vegetación exterior. Y con la llegada del buen tiempo, La Pergola invita a sus comensales a posarse en el exterior en su grácil glorieta bar.
Los estetas sucumbirán ante su bar-biblioteca y el spa Guerlain, ornado de bóvedas, de una bella escalera de piedra de Bourgogne y una piscina arropada por un gran bajorrelieve, como en tiempos greco-romanos.
EL BOHO: Hôtel Sookie, 2bis rue Commines, 75003
Este intimista hotel que ocupa un pequeño y antiguo convento del haut Marais, ha sido repensado por la arquitecta de interiores Dorothée Delaye, que lo impregna del alma del barrio, un curioso conglomerado de su importante patrimonio histórico y un ambiente arty en constante movimiento.
Al igual que su coffee shop, está salpicado de mobiliario chiné o a medida años 50, como el cabecero cordage de madera, los sofás de pana kaki, las cerámicas firmadas por Jacques Pouchain o el mostrador de bambú.
Sus texturas como la piedra, la madera de sus vigas, el mármol italiano o los bellos tejidos que recuerdan el cachet de antaño, se declinan en tonos terracota, beige, grès, azafrán o verde almendra, recreando la aterciopelada atmósfera de una casa familiar que mece a los forasteros al son del jazz.
EL COMPROMETIDO: Babel Hôtel-Restaurant, 3 Rue Lemon, 75020
Babel ha florecido en una tranquila callecita adoquinada del canalla barrio de Belleville, poco transitada por los turistas; en medio de un combinado anárquico de talleres, bares, bazares de todo y de nada, carnicerías halal y sinagogas.
Su filosofía radica en fundirse con el popular vecindario y su tradición artística, en utilizar cadenas cortas de suministro, colaborar con asociaciones locales y participar en el respeto con el medio ambiente.
Este nido con suave luz propia de un interminable atardecer, es el resultado de una buscada imperfección, que al igual que el popular barrio, transporta a tierras lejanas, a través de materiales naturales de orígenes diversos, paredes con pátina y muebles y adornos de todas la épocas, piezas contemporáneas, antigüedades, arte africano y otras realizadas por los artesanos de Belleville.
En la misma línea, en su restaurante y terraza se sirven menús especiados de múltiples influencias culinarias, berenjenas confitadas, mezzes y halloumi asado, babka al pesto, kesh keh sirios, gyozas de cordero al estilo levantino… regados de vinos naturales, homemade ginger beer, chocolate caliente con zaatar, café de la Brûlerie de Jourdain o espirituosos de la Distillerie de Paris. Pero los sábados, son las madres del barrio las que se hacen cargo de la cocina y preparan un festín de cuscús, tajín, shakshouka berebere o kabuli pulao afgano.