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Hotelería

El hotel madrileño elegido uno de los diez mejores del mundo

Aristocrático, lujoso, noctámbulo y hedonista. El hotel Bless, uno de los cinco estrellas que están transformando Madrid en la capital del lujo, se ha colado en la lista de los diez mejores del mundo.

En el 62 de la calle Velázquez siempre hubo un hotel. Desde que se levantó esta manzana en el entonces incipiente barrio de Salamanca, allá por 1939, esta ha sido noble morada de la alta burguesía madrileña. Hoy, el primigenio Gran Hotel Velázquez está y no está en su sustituto: el hotel Bless.

Para entendernos, no está la azotea donde las tardes se beben a golpe de martinis de pepino. Pero sí está en la imponente escalera tapizada de flores, flashback textil a los mantones de Manila que cubrían los hombros de las señoras en aquel Madrid pudiente en plena construcción del Ensanche capitalino. «Envolverse en él es como vestirse con un cuadro», decía Pérez Galdós de esta prenda «refractaria a los cambios de la moda». Pues eso. Son los guiños al pasado, y hay muchísimos, que despliega Lázaro Rosa-Violán, el diseñador de este joven cinco estrellas que resulta aristocrático y gamberro al mismo tiempo. Otro hotel de lujo, sí, en este Madrid sibarita donde ya hay un impresionante cúmulo de estrellas. Pero el hotel Bless podría ser el más extrovertido de toda su clase. Con sus enormes cristaleras abiertas, su barra exultante de diseño y sus restaurantes de moda, el establecimiento de la marca Palladium ha hecho hueco a la ciudad en su lobby… prácticamente las 24 horas del día. Aviso para crápulas y noctámbulos: el bar clandestino y la bolera que se esconden en este sótano de la milla de oro abren hasta las seis de la mañana. Preguntamos, por curiosidad: ¿Un martes a las cinco de la mañana hay gente jugando a los bolos? Respuesta: «Sí, hay gente». Habrá que ir a Fetén, como se llama el espacio, para comprobarlo. Por cierto que en el speakeasy no falta una barra de pole dancing, aunque el cinco estrellas asegura que es más bien una broma

Bolos o no, juegan con ventaja los huéspedes que se alojen en el hotel ya que pueden descansar brazos y piernas sobre un colchón de € 30,000. Este es el único hotel madrileño con esta extravagancia para conciliar el sueño. Existe, al parecer, evidencia científica de que el sistema Hogo para dormir elimina la contaminación electromagnética acumulada durante el día. No es la única oda al cuerpo que propone esta marca de lujo volcada en el hedonismo y los placeres de la vida, sobre todo después de su reapertura tras la pandemia.

Un ejemplo es el ritual del baño, sublimado gracias a jabones hechos a mano, aceites, aromas y música que acompasan el estado de ánimo del huésped. O las villas dedicadas por completo al bienestar. Hay dos de estas casitas con amplias terrazas y jacuzzi, con esteras de yoga y almohadas rociadas de brumas… y, lo que más llama la atención, con una paz reinante que la calle Velázquez parece de pronto una galaxia lejana.

Son estos detalles los que probablemente han aupado el hotel al décimo lugar del top ten de los mejores alojamientos del mundo. Una lista que elabora anualmente Tripadvisor, el gigante de los viajes, y que es algo así como el olimpo de los ránkings. «Una de las fragmentaciones que pesan en estos algoritmos es la historicidad», explica Cristina Sáez, directora comercial y de marketing. «Premian que te valoren por encima de 4.5 de manera constante. Para ellos tenemos un equipo de ocho personas que se encarga de crear momentos wow! para los clientes y controlan su índice de satisfacción» ¿Y si algo va mal? «Ellos se encargarían de que cualquier incidencia se convierta en algo que no se te va a olvidar».

Algún que otro momento glorioso se puede vivir sin ser huésped. Es fácil imaginarse en las camas balinesas junto a la piscina color verde esmeralda. O dando sorbitos a un Bloody Mary de autor en el lounge Picos Pardos, en la misma azotea, con medio Madrid a la vista.

Medio Madrid que ha cenado ya por cierto en el restaurante-espectáculo Salvaje, uno de los hits del 2022. Eso parece al menos si atendemos a las redes sociales. Se presta mucho el Bless a la foto. Buena parte por culpa de Rosa-Violán y su escalera con mantón de Manila, su rinoceronte tamaño XXL y la bolera. Ya saben, todas las noches hasta la madrugada.

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