El hotel Thompson acaba de abrir sus puertas en el edificio que ocuparon los cines Acteón y los Almacenes Arias en la calle Montera. Sus fuertes: una de las azoteas más impresionantes de la capital y la restauración del grupo La Ancha.
Gentes de todos los mundos y oficios han paseado y pasean por la calle Montera. La esquina con San Alberto que nos conduce a la plaza del Carmen es una manzana especialmente transitada. A ella peregrinaban los amantes del séptimo arte llenando las salas de los Acteón, el multicine nacido en la década de los 90. Pero antes, y durante cuatro décadas, eran las amas de casa las que acudían a este rincón de la vía bohemia y a veces perdida de Madrid. Eran las clientas de los célebres Almacenes Arias, embelesadas con su género para «todos los bolsillos», según rezaban los anuncios de la época. Las vueltas que da la villa.
Desde hace unos días, Madrid tiene en esta dirección un nuevo hotel de lujo. Ha abierto el Thompson Madrid, el último cinco estrellas en instalarse a solo unos pasos del kilómetro cero. De repente, Montera sabe a Nueva York, aunque con muchos toques castizos. Para empezar, porque el grupo La Ancha, toda una institución capitalina, se ocupa de la gastronomía. El tercer hotel de la marca Hyatt seduce también con una azotea sensacional, quizá una de las mejores de la capital, con vistas de 360 grados sobre el skyline de todo el meollo de Madrid, incluida la Puerta de Sol y su emblemático reloj, el que nos da las campanadas en Nochevieja.
Cinco años ha llevado transformar este edificio, que se ha rehecho por completo. «Hemos tenido la suerte de contar con unos equipos de arquitectura y diseño muy únicos, que han hecho que el Thompson sea un destino abierto a la ciudad«, explica Carlos Erburu, director general del hotel. «Queremos que los madrileños sean el cliente principal de esta azotea, de nuestros espacios de restauración y de todos los eventos que hacemos». El modelo a seguir es el original Thompson que agitó el SoHo neoyorquino en su momento. Su retoño madrileño ha empezado a moverse al grito de Con la cultura por Montera para seducir a los aficionados del diseño, la moda, la música y la gastronomía.
Todo ello se fusiona sin dificultad, de manera natural. Siendo de lujo, este es un hotel que no se toma muy en serio y que pone el acento en que el visitante se sienta cómodo en sus espacios.