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Destino

Qué ver en Luque, la joya cordobesa

Fue uno de los bastiones del califato y hoy es uno de los pueblos medievales más bonitos de la provincia de Córdoba

No es solo Luque uno de los pueblos medievales más bonitos y antiguos de la provincia de Córdoba, es también un lugar de historia, de resistencia.

Cuando muere el verano, la Andalucía de interior se convierte en uno de los grandes focos del turismo rural de nuestro país. Las reservas se disparan sobre todo cuando la bien llamada “sartén de España” ha bajado sus temperaturas máximas hacia el umbral de los 30Co. Es el momento de disfrutar de esos pueblos blancos que rindieron pleitesía a califas y reyes castellanos, que aún alimentan su folclore y costumbres centenarias y que pueden disfrutar de un cielo azul todos los días del año.

Luque es uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Córdoba. La bienvenida de sus impolutas casas blancas es todo un regalo para la vista cuando la carretera descubre sus primeras panorámicas y el detenerse en la cuneta para hacer una fotografía es casi imposible de evitar. Pero Luque no es el típico pueblo andaluz de casas encaladas y balcones engalanados con flores y cerámica. Hay un pasado medieval que ha convertido a este pequeño pueblo cordobés es una de las joyas de su turismo rural.

Atravesar los cerros de la Sierra Subbética que envuelven Luque nos hace pensar inevitablemente en el parecido que guarda este paraje con las Alpujarras granadinas.

Hay elevaciones de terreno tan dispares que las batallas por defender estos terrenos tan abruptos debieron de ser muy difíciles. Y en mitad de esta peculiar “alpujarra” cordobesa se encuentra Luque, uno de los puntos estratégicos de la Ruta del Califato que hoy en día no pasa desapercibido por su belleza.

Córdoba fue la capital del Califato durante la ocupación musulmana, y tenía en Luque un enorme interés ya que de sus canteras se abastecía al Califato entero. Se tiene la creencia de que las piedras con las que se construyó la mezquita de Córdoba de hecho procedían de aquí.

La villa fue conquistada por Fernando III El Santo en el año 1240, cuando las tropas cristianas iban cercando a los musulmanes hacia el último cerco del Reino de Granada, atraídos por la grandeza de su castillo y su fortificación.

El castillo de Luque es la gran atracción de este pueblo de gente sencilla y hospitalaria que aún llena las terrazas a la hora del piscolabis porque la temperatura aquí lo permite durante gran parte del año. La subida por la cuesta del Rosario lleva hasta un castillo que tiene origen árabe y que probablemente se levantó a principios del siglo X, aunque hay voces que lo sitúan en el año 879 aproximadamente, aprovechando la antigua edificación romana que hubiera en el lugar.

Este recinto amurallado aún conserva parte de la grandiosidad que tuvo hace más de mil años. De hecho, aún se mantienen en pie y en muy buen estado dos de sus torres, los lienzos que las unen y parte de los aljibes, lo que ha permitido que desde 1985 fuera reconocido como Bien de Interés Cultural.

En su día, el castillo aún conservaba parte de los escalones de acceso a los niveles superiores, y el torreón podía verse perfectamente desde dentro. Actualmente, están terminando las obras de remodelación por lo que su interior no se puede visitar hasta mediados del año que viene según tienen previsto desde el ayuntamiento.

Saliendo del recinto amurallado se dejan a un lado la Ermita del Rosario, patrona de Luque y el ayuntamiento para hacer parada en el Museo Municipal Luque Tierra de Fronteras, el punto de encuentro con la historia de este municipio que está considerado como uno de los más antiguos de Córdoba.

Además, aquí se puede preguntar por las visitas guiadas a la Cueva de la Encantada, una gruta neolítica con pinturas rupestres de gran valor artístico e histórico y que se encuentra en la parte posterior del ayuntamiento.

Saliendo de la cueva continuamos en línea recta hasta la Iglesia de la Asunción, un bonito templo catedralicio renacentista del siglo XV que tardó mas de cien años en construirse definitivamente y que es Bien de Interés Cultural desde el año 1976. No es una iglesia cualquiera, sus naves se fueron añadiendo posteriormente hasta culminar en el año 1697 con la torre del campanario que otorgaron ese aire de catedral majestuosa.

Desde ahí hay que coger la calle de la Carrera para llegar a la Torre del Reloj, otro de los grandes símbolos de Luque. Posiblemente el olor a pan recién hecho que despide la calle a la altura de su cruce con la calle mármol no os deje continuar. Aquí se ubica una panadería artesanal donde el pan sabe a pan y donde es inevitable quedarse embobado frente a sus vitrinas llenas de pasteles y bollos recién hechos. Parada técnica obligatoria.

Justo antes de llegar a la Torre del Reloj la Ermita de la Aurora se abre paso a través de la famosa Plaza de las Cuatro Esquinas, que está considerada como una de las más bonitas de Córdoba.

De hecho, esta plaza, coronada con una bonita fuente y rodeada de plantas, fue declarada en 2016 como el rincón más bonito de la provincia, algo de lo que se hicieron eco los internautas convirtiendo esta bonita plaza luqueña en toda una estrella de Instagram.

La ruta termina frente a la Torre del Reloj, un peculiar campanario construido en el año 1820 cuyos fines no eran religiosos sino civiles. El reloj que da nombre a la torre tenía un sistema de pesas conectado a las campanas para que estas sonaran cuando tenía que dar la hora. El funcionamiento de este mecanismo solo estaba en posesión del relojero, y éste no compartió el secreto con nadie hasta que murió. Al detenerse el reloj tras su muerte nadie ha sabido ponerlo en funcionamiento y es por eso que desde entonces el reloj no funciona.

NO TODO ES SALMOREJO…

Recorrer Luque y empaparse de sus historias es tarea que se puede realizar perfectamente en un día. Pero tarde o temprano hay que darle energía al cuerpo para poder continuar la jornada, por lo que si ruge el estómago mejor no hacerlo esperar. No hay que olvidar que estamos en tierras cordobesas y que el salmorejo y el flamenquín están a la orden del día. Pero en Luque hay mucho más que eso.

Sin duda una opción para comer en Luque es en Casa Frasco (Padrón, 6) por varios motivos. Tiene una terraza agradable y con mucha vida. Presumen de un maravilloso paté de perdiz, algo que vuelve loco a cualquiera y que, a pesar de ser muy típico de Jaén, la cercanía de Luque a la provincia vecina se nota en esta tabernita. Y se atreven (con buen tino) con la presa ibérica transformada en tataki, con berenjenas con miel de caña y un fin de fiesta dulce con un surtido de postres de los de allí.

Si prefieres el tapeo y aterrizas en Luque en fin de semana, la Calle Carrera puede llegar a ser muy bulliciosa, sobre todo en el número 14, lugar donde se encuentra la concurrida terraza del Mesón Las Cañas. Este mesón es el de toda la vida, el que sirve cervecita fresquita con todo tipo de tapas en un ambiente divertido. Es el lugar preferido de los parroquianos para las sobremesas largas de café, copa y puro.

BONUS TRACK PARA CURIOSOS

Existe una leyenda acerca de la conquista de Luque. Al parecer era una ciudad tan sumamente fortificada que los conquistadores solo pudieron entrar a través de un agujero por el que un manantial conectaba con el interior de la ciudad. Tuvieron que atravesar supuestamente unos lagos hasta llegar al corazón de la villa. El descubrimiento de unos aljibes árabes del siglo X darían cierta credibilidad a esta historia que, posiblemente, tenga más de leyenda que de realidad.

Luque fue conquistado por Fernando III pero los musulmanes lo recuperaron poco tiempo después. Habría que esperar hasta el año 1347 a que las tropas de Alfonso XI conquistasen definitivamente la localidad y pasase a manos castellanas. Más de cien años estuvieron batallando por la ciudad.

En las afueras de Luque se pueden visitar los Búnkeres del Alamillo. Estos búnkeres de la Guerra Civil Española eran empleados fundamentalmente por los defensores del gobierno de la República y hoy en día se conservan relativamente bien a pesar del paso del tiempo. Existe una ruta de senderismo que recorre todos ellos.

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