Ubicada en el corazón del país, Plovdiv es una ciudad donde convergen la historia antigua, la cultura vibrante y la creatividad moderna.

La segunda ciudad más poblada de Bulgaria es, con una historia que abarca más de 8.000 años, una de las urbes continuamente habitadas más antiguas del mundo. Gracias a ello, ofrece un rico tapiz de experiencias. Desde sus ruinas romanas hasta su próspero panorama artístico, Plovdiv es un lugar donde pasado y presente se funden de una manera cautivadora.
Distribuida en siete colinas, como la antigua Roma, Plovdiv fue nombrada Capital Europea de la Cultura en 2019, consolidando su estatus como centro de historia e innovación. En ella seremos recibidos por la cálida hospitalidad de la gente local, una gran belleza escénica y esa sensación de estar caminando por un ente vivo que tiene muchísimas cosas que contar a aquellos que saben escuchar.
Ya busquemos algo de historia, gastronomía, tradición, animada vida nocturna o arte urbano, este destino europeo fuera de lo común tendrá algo que ofrecernos. He aquí un vistazo más de cerca a lo que hace que esta ciudad sea tan especial.

El legado romano
La herencia romana de Plovdiv es una de sus características definitorias, con ruinas bien conservadas que nos transportan a los días en los que el Imperio Romano dominaba gran parte del mundo conocido.
En el corazón de este legado se encuentra el antiguo Teatro Romano de Plovdiv. Levantado en las laderas de las colinas de la ciudad alrededor del siglo I, este teatro llegó a tener capacidad para 7.000 espectadores y continúa albergando conciertos, óperas y obras de teatro, lo que lo convierte en una reliquia viviente de la historia, no solo de Bulgaria, sino del este de Europa. Al caminar por sus antiguos pasillos y sentarnos sobre el viejo mármol, podemos viajar mentalmente en el tiempo y tratar de imaginar la vida en una próspera ciudad romana.
Igualmente impresionante es el Estadio Romano, que se extiende justo por debajo de la zona peatonal del centro de la ciudad. Construido en el siglo II d.C., tenía capacidad para 30.000 personas, lo que lo convierte en uno de los más grandes de los Balcanes. Hoy en día, una sección del estadio está abierta al público, con explicaciones detalladas que arrojan luz sobre su importancia.

Otros restos de influencia romana incluyen el Foro, que alguna vez fue el corazón cívico de la ciudad, y el Odeón, utilizado para reuniones y espectáculos.
Lo mejor de estos monumentos es que se hallan perfectamente integrados en el paisaje urbano de Plovdiv, ofreciendo una combinación única de antigüedad y vida contemporánea.
Casco antiguo de Plovdiv
Al caminar por el laberinto de calles adoquinadas que conforma el casco antiguo de Plovdiv –que se extiende sobre tres de las colinas de la ciudad– no solo estaremos viajando a la época romana, sino que estaremos descubriendo un tesoro escondido de la arquitectura del Renacimiento Nacional Búlgaro.
Las casas de esta zona fueron levantadas en los siglos XVIII y XIX, mostrando intrincadas tallas de madera y fachadas pintadas de colores brillantes, símbolos de la riqueza y el arte de la época.
Entre las moradas más famosas se encuentra la Casa Hindliyan, una residencia lujosamente decorada con murales y muebles originales. La Casa Balabanov es otro punto destacado, ofreciendo una visión de la historia cultural y social de Plovdiv a través de distintas exposiciones.

Por otro lado, el Museo Etnográfico, albergado en la impresionante Casa Kuyumdzhiev, ofrece una comprensión más profunda de las tradiciones y la vida cotidiana de Bulgaria.
El casco antiguo también cuenta con lugares de interés religioso y cultural, como la iglesia de San Constantino y Elena, construida en el siglo IV sobre las ruinas de un antiguo templo pagano. Sus frescos y su ornamentado iconostasio son un testimonio de las profundas raíces cristianas ortodoxas de Bulgaria.
Cerca de allí, en la colina Nebet Tepe, encontramos restos arqueológicos de los períodos tracio y romano.
Caminar por el casco antiguo es como entrar en un museo al aire libre, pero también es un barrio animado con talleres de artesanos, pequeñas tiendas y acogedores restaurantes y cafeterías.

Gastronomía y vida nocturna
Sumergirse en la gastronomía de un destino es una de las mejores maneras de intentar entenderlo. Y Plovdiv no es un caso diferente, pues la suya está protagonizada por una deliciosa mezcla de platos tradicionales búlgaros y creaciones culinarias innovadoras. La cocina local está basada en ingredientes frescos de temporada y sabores profundamente arraigados en los Balcanes.

Podemos comenzar nuestro viaje gustativo con una ensalada shopska, una refrescante combinación de tomates, pepinos, pimientos y queso sirene –también conocido como queso blanco búlgaro– picante. Para una comida más sustanciosa, probaremos la kavarma, un guiso de cerdo o pollo cocido a fuego lento con verduras; o la banitsa, un pastel búlgaro de queso que se elabora con masa filo y, en su forma más clásica, lleva un relleno de huevo, yogur y queso sirene. Aunque se puede preparar con verduras, carnes o, incluso, frutas.
Para probar estos, y otros, platos, la mejor opción es dirigirnos al distrito de Kapana: el epicentro de la escena gastronómica de Plovdiv.
Esta antigua zona industrial se ha transformado en un bullicioso centro de creatividad, repleto de todo tipo de restaurantes, bares, cafés de moda y panaderías artesanales. Aquí podemos encontrar de todo, desde cocina tradicional búlgara hasta opciones veganas y de fusión que se adaptan a todos los paladares.
Cuando se pone el sol, Kapana sigue siendo el lugar en el que estar. El barrio cuenta con un sinfín de bares de cerveza artesanal, vinotecas –el valle tracio de Bulgaria, una reconocida región vinícola, produce variedades locales de vino como Mavrud y Rubin– y locales de música en vivo que reflejan la energía juvenil de la ciudad. La fiesta no cesa hasta la madrugada.
Un lienzo urbano

Pero Kapana no solo inspira a cocineros y cocteleros, sino que además agita la imaginación de los artistas urbanos.
La escena del arte callejero de Plovdiv es una explosión de color y creatividad. En ningún lugar esto es más evidente que en Kapana, donde los murales y graffitis transforman las paredes de negocios y casas en un lienzo vibrante. Esta galería al aire libre es un testimonio de la adopción del arte moderno por parte de la ciudad y su compromiso de fomentar la creatividad.
Los artistas locales utilizan las calles para explorar temas de identidad, cultura y humor. Paseando tan solo unos cientos de metros, es posible que te topes con una representación del folclore búlgaro y una sorprendente pieza abstracta.

Encontramos otras obras repartidas por el resto de la ciudad, escondidas en callejones, pasos subterráneos e incluso en edificios históricos, creando un contraste dinámico entre lo antiguo y lo nuevo.
Eventos como el Festival de Cultura Urbana de Plovdiv reúnen a artistas de todo el mundo para crear nuevas obras, garantizando que la oferta de murales se mantenga fresca e innovadora.
Alrededores de Plovdiv
Si bien Plovdiv ofrece mucho que ver y hacer, sus alrededores son igualmente cautivadores.
Una visita obligada es el monasterio de Bachkovo, uno de los sitios religiosos más importantes de Bulgaria. Ubicado en un verde valle, este complejo del siglo XI es famoso por sus frescos y su atmósfera serena. Aquellos que quieran vivir una experiencia más inmersiva, pueden quedarse a dormir en el monasterio, siendo la cena en el antiguo refectorio, en la que suelen participar algunos monjes, una de las experiencias más bonitas de la estancia.

Cerca de allí, la Fortaleza de Asen ofrece vistas espectaculares y una interesante versión de la Bulgaria medieval.
Belintash, una pequeña meseta situada en las estribaciones de las montañas Ródope, a unos 50 kilómetros de Plovdiv, es uno de los lugares más misteriosos que puedes visitar. Estas montañas fueron lugar de culto para los traciones, quienes las consideraban un auténtico santuario en el que adorar a sus dioses y realizar rituales.
Dicen que el dios tracio (Sabazios), al que se adoraba allí, purificará y sanará nuestros cuerpos si nos acostamos sobre la roca de la meseta. Sea cierto o no, Plovdiv es un lugar magnético y lleno de energía.na visita.