El hotel ModernHaus SoHo aúna en un mismo sitio el epítome de la intimidad, la elegancia minimalista neoyorquina y unas vistas excepcionales.
El ímpetu de Nueva York se siente a kilómetros de distancia. Se siente cuando finalmente reservas un billete de avión para volver a la metrópoli después del confinamiento, se siente en el preciso instante cuando cierras los ojos durante el aterrizaje, y sabes que el júbilo supremo de estar en una de las ciudades más fascinantes del mundo te revive —como una bocanada de aire fresco que devuelve el espíritu—. Y en especial se siente al hospedarte en ModernHaus Soho.
Más que un hotel, este espacio afincado en 27 Grand Street, en el barrio de Soho, constituye un sofisticado refugio, ideal para abrazar el epítome de la elegancia neoyorquina desde el momento en que cruzas sus portales, y te ves envuelto en las majestuosas obras de arte de Harland Miller.
Dicha propuesta representa el debut de la primera marca hotelera de Thor Equities Group, especialista en el desarrollo, el arrendamiento y la gestión de inmuebles urbanos en Estados Unidos, y países de Europa como Francia, España, Italia y Gran Bretaña.
“Trabajo para la empresa familiar. Mi padre es el fundador y yo llevo allí unos 8 años. Históricamente hemos vendido muchos edificios comerciales alrededor del Soho, Madison Avenue, la Quinta Avenida. Durante mucho tiempo hemos estado viajando, también adquirimos edificios comerciales fuera de Nueva York, y luego operamos negocios en Europa. A través de nuestros viajes, y también por viajes personales, llegamos al punto en el que sentimos que realmente sabíamos lo que queríamos hacer si erigíamos nuestro propio hotel”, comentó Jack Sitt, director de Thor Equities Group, en una entrevista con Condé Nast Traveler.
La oportunidad para adquirir el hotel se materializó en 2017, y tras dos años de concebir un plan de renovación que rinda homenaje tanto al barrio de Nueva York, como al sentido de comunidad que aportan los clubes de membresía, en enero del 2020 se inició la construcción.
Aun así, y tal como ha sucedido con un amplio abanico de hoteles, restaurantes, bares y museos, la pandemia ocasionada por la Covid-19 demoró el timeline original, pero ello también supuso una oportunidad más que sugerente para que la creatividad se torne excepcional entre las paredes de ModernHaus SoHo.
Así es que la declaración estética del hotel cuenta con el sello plausible de Melissa Bowers, quien no cesó de trabajar junto a Jack Sitt en las pequeñas y grandes decisiones que devendrían en la impronta con una mirada incisiva al arte moderno y contemporáneo de Thor Equities Group.
Conocida por haber comenzado su carrera como estilista y escenógrafa para visionarios como Helmut Newton y clientes como Tom Ford y Alan Faena, con el correr de los años Melissa ha ido volcando su pasión a la conceptualización de espacios para marcas, hasta que en 2015 fundó M.A. Bowers, Inc., un estudio creativo y de diseño de interiores especializado en diseño residencial y de hostelería.
Tras haber plasmado su esencia en American Bar, Kyle Hotchkiss Carone y David Rabin la introdujeron a los nuevos propietarios de ModernHaus Soho, que, de hecho, es el antiguo hotel James.
“El punto principal para mí fue trabajar con esta jungla de hormigón, reimaginarla y suavizarla; gran parte de mi inspiración viene de Europa y especialmente de Austria y Berlín. La Secesión vienesa y el diseño Bauhaus encajaban de forma natural con el edificio brutalista en pie: capas de textiles suaves y flecos. El arte contemporáneo y la versión de la ciudad de la casa de cristal”, añade Melissa Bowers. “Tenemos una hermosa colección de arte. Desde el punto de vista del diseño, orquestamos el hotel en torno al arte y la arquitectura del edificio”, complementa Jack Sitt.
La personalidad de la Gran Manzana y el costado artístico del Soho, abanderado con pinturas de Alexander Calder, Hans Hartung, George Condo y Harland Miller, se ve reflejado en cada detalle del hotel, en cada recoveco, sin olvidar, por supuesto, que conceptos como la serenidad, la privacidad y la intimidad son tres de las vertientes que ponen en jaque una reserva de hotel en cualquier parte del mundo, y que en ModernHaus Soho encuentran el ápice del equilibrio.
“Te diriges a un restaurante, a un hotel, y a veces se siente realmente transaccional. Aquí sientes que estás en casa. Quería que muchos de los servicios y las diferentes alianzas que tenemos en el hotel se sintieran como un resort, desde Jumpin Jacks hasta el rooftop Jimmy, pasando por el espacio exterior y el restaurante Veranda. Realmente empezamos a sentirnos como si estuviéramos en un resort, puesto que hay muchas cosas que hacer en el edificio”, subraya Jack Sitt.
Y es que dado que una vez que te instalas en ModernHaus Soho, se torna un desafío cruzar sus puertas para sumergirte en la ciudad: sus delicias culinarias, su trato personal y, las vistas sublimes que se obtienen despertando en alguna de las 114 habitaciones del hotel, o, desde el rascacielos Jimmy, sin lugar a dudas profundizan en el deseo de experimentar las virtudes de cada espacio a toda hora.
No cabe duda de que en Moderhaus SoHo se ha cristalizado la calidez, la creatividad en su máxima expresión, la distinción y una estética minimalista sofisticada, así como práctica, con piezas vintage y un halo de sensualidad que impregna con vehemencia las habitaciones, donde cómodas camas son alcanzadas por una luz natural extraordinaria, y a su vez se ven condecoradas con obras de arte.
De la totalidad de las habitaciones donde puedes hospedarte en el hotel, existen 10 categorías diferentes, incluidas 5 suites. ¿La joya del lugar? Gallery Penthouse, que gracias a sus vistas del piso 16, sala de estar y un comedor separados para 12 personas, resulta en una alternativa idónea para reuniones o distintas celebraciones.
David Rabin ha colaborado con el reconocido chef George Mendes —cuyo restaurante portugués, Aldea, en el distrito Flatiron, ha obtenido una estrella Michelin—, para crear Veranda, una propuesta con menú americano de platos de inspiración global que incluyen panes de masa madre horneados en casa, gambas mediterráneas al curry, arroz de pollo con chorizo y guisantes, como así también pollo a la brasa con adobo piri piri.
“Allí confluyen ingredientes de calidad, puesto que el chef va al mercado de los agricultores y compra sus propios productos. Él está allí todos los días, no es que realiza una visita de vez en cuando. Los restaurantes aportan el toque personal y añaden sentimiento al hotel”, menciona Jack Sitt.
Inspirándose en Glass House de Philip Johnson y en los cafés de Europa, Veranda ofrece a los comensales un recinto acristalado con techo retráctil, salpicado de mesas de nogal y mesas de nogal y travertino que contrastan con las plantas de romero para crear un ambiente que es a la vez exterior e interior.
El restaurante también destaca por dos bares separados para para tomar una copa o un cóctel antes de la cena, uno con una amplia terraza y el otro con su propia entrada en la Sexta Avenida, mejor conocido como The Back Bar.
Por otro lado, los mejores pancakes de Nueva York aguardan en el segundo piso de ModernHaus Soho, más precisamente en Jumpin Jacks, un bar de desayunos con vistas que por la noche se convierte en un destino íntimo para distenderse con una copa.
“Este espacio es la esencia del hotel, y tiene todo lo que quieres, junto a la privacidad. Estás en el Soho, pero no necesitas la acción de estar en la planta baja y ver el tráfico por todas partes. Este es uno de los barrios más concurridos de Nueva York, quería un sitio que se eleve y se aleje de ese frente de la calle, para así tener una conversación privada”, destaca Jack Sitt.
“Las zonas son tan diferentes, cada una con su propio estilo, que puedes estar en la segunda planta, en un gran salón, y luego entrar en el bar de abajo, donde te tomas un cóctel más íntimo; Jimmy, en la azotea, te hace sentir como si tuvieras la llave de las mejores vistas, y el loft de un querido amigo; todos tienen un hilo conductor, pero son experiencias muy diferentes, dependiendo de tu estado de ánimo”, concluye Melissa Bowers.