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Hotelería

El hotel más fotogénico de Nueva York

NH Collection Madison Avenue se ubica en un característico edificio de ladrillo anaranjado con más de 100 años de historia en pleno corazón de Manhattan. Es realmente imposible ser más neoyorkino.

Alojándose en el NH Collection Madison Avenue se cumplen dos hitos. El primero, el hecho de estar haciéndolo en el hotel más instagrameable de Norte América, según los lectores de la revista Luxury Travel Advisor. El segundo, haciéndolo en el que fuera uno de los iconos de la época dorada de las agencias de publicidad en Nueva York. Y es que, construido en 1921, este hotel continúa siendo historia viva de la ciudad, ya que aún cuenta en sus interiores con grandes chimeneas, vestíbulos vibrantes y afamadas paredes de ladrillo que demuestran aquí, lo neoyorkino, mucho más que un estilo, es un sentimiento. Puede que, efectivamente, el NH Collection Madison Avenue sea ‘carne’ de Instagram, pero lo que está claro es que no le hace falta ningún filtro.

La primera incursión de Collection, la marca premium de NH Hotel Group, en Estados Unidos ha llegado a la Gran Manzana dispuesta a darle un buen mordisco. En una ciudad en la que el juego entre la oferta y la demanda es, también, otro mundo, la marca parece haber encajado a las mil maravillas en un contexto veloz y volátil ofreciendo al huésped todo lo que necesita en un viaje a Nueva York… e incluso un poco más.

Para empezar, su ubicación

En pleno Midtown, y en la televisiva Madison Avenue, el hotel está a una calle de la Quinta Avenida, y realmente cercano a iconos culturales y arquitectónicos como el Empire State Building, Grand Central Station o Times Square. Pero esto no es todo, ya que tomándolo como base de operaciones, la realidad es que todo Manhattan queda cerca. Para empezar, resulta inevitable mencionar el vecindario de NoMad, uno de los más deseados por los neoyorquinos por su atractivo arquitectónico, tiendas de moda o restaurantes. También el High Line que, construido sobre una antigua vía elevada de ferrocarril, permite recorrer desde las alturas los barrios de Meatpacking District, Chelsea y el más nuevo de todos ellos, Hudson Yards.

Y para continuar, por sus interiores

El apogeo y el glamour de Madison Avenue durante los años 50 y 60 ha sido la inspiración del acertado homenaje decorativo que este hotel ha querido rendir, especialmente a la industria de la publicidad y el marketing, en su espléndido vestíbulo a doble altura, en su salón con sofás y chimenea y en un bar salpicado de detalles dorados que recuerdan notablemente a la época. Tres mostradores individuales dan la bienvenida al huésped en un registro ágil que invita, nada más llegar, a sentirse como en casa, un efecto que particularmente aquí se consigue gracias a esa calidez hogareña forjada a base de salones que simulan ser bibliotecas, luces cálidas y espacios creados para el disfrute.

¿Un salón con vistas al corazón de Manhattan?

Al contrario de lo que sucede en Nueva York, las habitaciones del NH Collection Madison Avenue son grandes (dependiendo de la categoría pueden incluso calificarse como muy grandes), y cuentan con todo tipo de comodidades, desde cafeteras Nespresso con café y té de cortesía que reponen diariamente, así como también agua mineral, a mullidas camas de donde cuesta hasta levantarse. Los baños son grandes, luminosos y muchos de ellos cuentan con bañera y ducha separadas, así como alguna sorpresa como una idílica terraza en pleno corazón de Manhattan. Esto sí que merece, también, un premio.

Mezclado, no agitado

No resulta difícil imaginarse a Don Draper, el publicitario más televisivo gracias a la serie Mad Men, sentado en la barra del Mad Bar & Lounge, la coctelería del hotel, ubicada de forma estratégica en el lobby. Y es que pocas cosas más neoyorquinas como disfrutar de un buen combinado antes de la cena o bien tras una maratoniana jornada por la ciudad. Con un elevado sentido de la estética, hasta en la elaboración de propio cóctel, resulta interesante probar el Mr. Anejo Manhattan, una reinvención del Manhattan tradicional, o el Lavender 75, una interpretación del clásico cóctel de alta graduación, pero con lavanda como nota floral en lugar de violeta.

Y aunque el restaurante Serafina aún no está listo ni para desayunos ni comidas, el hotel se esmera en que esto no se note demasiado ofreciendo, cada mañana, un desayuno en la habitación a base de croissants, huevos o tostadas, a los que es posible añadir café y zumos, como un beneficio de cortesía para todos los huéspedes.

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