En la isla privada de North Island, en Seychelles, pasaron su luna de miel los Duques de Cambridge y Mr&Mrs Clooney. Es de una belleza espectacular y un paradigma en materia de conservacionismo.
Brutus no entiende de huéspedes egregios ni de liftings y pasea sus regias arrugas con soberbia majestuosidad por estas playas de ensueño, por los tranquilos rincones de esta isla de postal. Se calcula que esta tortuga gigante tiene unos 170 años de vida. La mascota extraoficial de North Island es coetánea de Wagner. Si Brutus hablara contaría historias fabulosas de las vidas y avatares de este minúsculo trozo de tierra perdido en el Índico, convertido hoy en uno de los resorts más exclusivos del mundo y de mejor cartel.
También es el hotel más caro del planeta Tierra, atendiendo al dato incontestable de precio medio diario por habitación: € 6,000. Pero Brutus no entiende de dinero y son cuestiones que seguramente no quitan el sueño al tipo de cliente de esta sensacional isla resort del archipiélago de Seychelles. Solo once villas para una extensión similar a Mónaco y con un imbatible cartel de nidito de amor de super lujo con un nivel de servicio extraordinario y poco dado a salir en la prensa. Fue la isla elegida por el Príncipe Guillermo y Kate Middelton para pasar su luna de miel, también lo hicieron Salma Hayed y Francois- Henri Pinaud y posteriormente George Clooney y Amal Alamuddin. Pero no hay ni una sola foto ni una imagen ni un robado ni un posado. Y este es uno de los alicientes del paraíso. Sin paparazzi y sin ratas.
¿Ratas? Esta fue la gran pesadilla de esta isla cuando quiso incorporarla, en los años 80, a su portfolio hotelero Wilderness Safaris, nombre de referencia en lujo sostenible en África. El arquetipo de isla paradisiaca de arena blanca, aguas turquesas, palmeras y animales exóticos fue durante muchas décadas una terrible guarida de ratas. Abandonadas las antiguas plantaciones de cocos y sin depredadores, los roedores, que llegaron en el siglo XIX en los barcos de los comerciantes, terminaron siendo los dueños y señores de North. Arrasaron con todo, crías y huevos de tortugas gigantes, aves exóticas, plantas autóctonas…. Deshabitada y sin enemigos, una de las islas más bellas de la costa Oriental africana se convirtió en una especie de Hamelin.
Los fundadores de Wilderness tuvieron que organizar todo un «Apocalipsis Now» durante casi dos años usando aviones, helicópteros, excavadoras, expertos biólogos llegados de Australia capaces de dejar libre la isla de la plaga. Mientras duré el proceso, pusieron a salvo a todos los animalitos, incluido Brutus. Y una vez liberada, jugaron a ser Noé y ambicionaron reintroducir poco a poco las especies autóctonas de Seychelles, consideradas las Galápagos del Índico por su extraordinaria biodiversidad. En 2003, construyen las primeras villas. Decidieron construir solamente 11 en sus 200 hectáreas de extensión.
La número 11, Villa North, es precisamente la joya de la corona. La que alojó hace años al que será algún día Rey de Inglaterra en su luna de miel. No es Buckingham Palace, desde diversos puntos de vista, es mucho mejor: 750 metros cuadrados de villa construida en madera, en la zona más apartada de la isla, con su propia playita de ensueño. Lujo rústico de sabor africano y criollo y un derroche de buen gusto en cada detalle con todas las opciones imaginables. Sensacional gastronomía y una de las bodegas mejores del mundo. ¿Le apetece un Macallan 1938? Sin problemas. ¿Un masaje? ¿Una clase de yoga? ¿Salir a navegar? ¿A bucear? ¿Una lección de biología in situ? Su proyecto «Noah’s Ark Conservation Programme» de recuperación de la fauna y flora de Seychelles es referencia mundial en este ámbito. Casi tan premiado como este hotel, la joyita desconocida de Luxury Collection. Imposible olvidarte, Brutus.
North es de esos lugares que jamás se olvidan