Cerca de la frontera con Myanmar, Koh Phayam recuerda al ambiente que existía en Tailandia hace varias décadas.
A pesar de ser uno de los destinos que más se repite en la lista de deseos viajeros, Tailandia aún ofrece muchos rincones (casi) desconocidos. La isla de Koh Phayam, situada en el mar de Andamán, es un ejemplo de ello. Koh Phayam es una ínsula de pequeñas dimensiones –unos 10 km de largo y 5 km de ancho– que se halla a un paso de la frontera entre Tailandia y Myanmar.
En ella habita gente humilde, sobre todo pescadores y algunos expatriados que llegaron a ella hace años y quedaron prendados, para siempre, de sus selvas, playas, puestas de sol y pasmosa tranquilidad.
Bienvenidos a Koh Phayam
Para llegar a Koh Phayam tendremos que tomar una embarcación –lancha rápida (solo disponible en temporada alta) o un barco algo más grande y lento– y surcar las bellas aguas del mar de Andamán.
Una vez desembarcamos en el muelle principal de la isla, un pequeño mercado y algunas casas humildes nos dan una bienvenida de perfil bajo.
Y es que, si viajamos a Koh Phayam, debemos tener claro que lo que allí encontraremos es descanso, naturaleza, amabilidad y un cierto aire hippie en el que podremos profundizar si nos pasamos por sus escasos bares playeros.
MOVIÉNDONOS POR EL PARAÍSO
Apenas existen carreteras asfaltadas en la isla, algo que le da una magia adicional. A pesar de ello, la manera más cómoda y práctica de movernos por Koh Phayam es en moto.
Para explorar algunos parches de selva o llegar a algunas playas, tendremos que dejar la moto de lado y caminar a través de auténticos vergeles naturales.
También rodeados de naturaleza se hallan la mayoría de los alojamientos turísticos de Koh Phayam. Aquí no encontraremos mega resorts como los de otras islas tailandesas, siendo Koh Phi Phi, Phuket o Koh Samui algunas de ellas.
En contraposición a ello, se han levantado pequeños complejos formados por cabañas de bambú y madera que se mimetizan con el entorno y hacen las delicias de aquellos que buscan un viaje diferente.
Algunos buenos lugares para utilizar como base durante nuestra estancia en Koh Phayam son JJ Beach Resort, llevado por una familia tailandesa y que posee, también, uno de los mejores restaurantes de la isla; y The Blue Sky Resort, lugar en el que se demuestra que el lujo asiático también tiene cabida en Phayam.
PLAYAS SOLITARIAS
Koh Phayam es una isla hecha para disfrutar de la naturaleza. No hay que dejar que su pequeño tamaño nos engañe, pues este paraíso presenta varias playas en las que la selva solo puede ser contenida por la arena y el agua del mar.
Además, teniendo en cuenta que es complicado que en la isla se alojen más de un centenar de turistas a la vez, lo más normal es que tengamos algunos de esos arenales prácticamente para nosotros solos, sobre todo si nos acercamos a los más remotos.
La playa principal es la de Ao Yai, también conocida con el nombre de Long Beach por ser, con sus dos kilómetros de longitud, la más larga de la isla. En ella encontraremos bares, restaurantes y gran parte de los alojamientos para mochileros.
El agua suele estar tranquila, aunque en los momentos de marea alta se forma una interesante ola central con la que nos podemos iniciar en el surf. Ao Yai se encuentra en la parte oeste de Koh Phayam, siendo un lugar ideal para contemplar los atardeceres.
Ao Kao Kwai –también conocida como Buffalo Bay– es la segunda playa más conocida. De ambiente familiar y con alojamientos de una calidad superior, posee unas aguas tranquilas y cristalinas en las que dan ganas de sumergirnos.
Las playas de Ao Kwang Peeb y Ao Mook son lugares en los que puedes conectar con la naturaleza. Ambas son pequeñas y de gran belleza, pero la de Ao Mook es especialmente complicada de alcanzar, lo que hace que nos la podamos encontrar totalmente vacía.
Desde Ao Mook se contempla la vecina isla de Koh Kham, la cual se puede alcanzar casi caminando cuando la marea baja.
SELVAS, MANGLARES Y EXCURSIONES ALREDEDOR
Y si las playas de Koh Phayam son uno de sus mayores tesoros naturales, no se quedan atrás las selvas y manglares que cubren la isla.
Los mejores y más accesibles manglares se hallan junto a la playa de Buffalo Bay. Aquí conviene alquilar un kayak para explorarlos en profundidad. Monos, grandes lagartos y los bellos cálaos bicornes –una rara especie de ave que abunda en la isla– son algunos de los animales que podremos ver con suma facilidad.
También las selvas, densas y poco explotadas, esconden maravillas a las que se puede acceder por senderos poco transitados y que provocan una gran sensación de aventura.
En cuanto a los fondos marinos, alrededor de la isla no hay tantos lugares que sean espectaculares, pero sí que es posible realizar excursiones a las pequeñas y solitarias islas paradisíacas del Parque Nacional Laem Son, al sur de Phayam.
Algunas de ellas son Koh Khang Kao o Koh Yee Pun. Están completamente desconectadas del turismo y en ellas podremos sentirnos como un náufrago en sus playas, bucear o hacer snorkel.
Otro buen plan subacuático, pero ya más lejano, es explorar los mares que rodean al archipiélago de las islas Surin. Cerca de ellas también se encuentra la Roca Richelieu, un lugar de corales que posee la fama de ser uno de los mejores puntos de buceo del mundo.
CULTURA TAILANDESA
Para interaccionar con algunos de los 600 tailandeses que residen en Koh Phayam, no hay nada mejor que salir con ellos a pescar (se suelen organizar excursiones de este tipo) o acudir a sus templos budistas y al pequeño mercado.
En general, son gente reservada y pacífica, por lo que será necesario quedarse unas semanas para llegar a profundizar en su vida cotidiana.
LA VIDA HIPPIE ES LA VIDA MEJOR
El ambiente de Koh Phayam tiene cierto toque hippie. Aunque hay bares en la isla, estos nada tienen que ver con los de otras ínsulas tailandesas masificadas. En ellos se suele escuchar música reggae, acompañada con un buen cóctel y un atardecer de ensueño.
Dos buenos lugares para disfrutar de ello son Rasta Baby Bar, en Ao Yai, y Hippie Bar, en la parte norte de Buffalo Bay. En el primero tienen un mural enorme con la cara de Bob Marley, mientras que el segundo es uno de los bares más originales de Tailandia.
Durante diez años, unos expatriados construyeron el Hippie Bar utilizando maderas encontradas a la deriva. El pub, levantado sobre la misma arena de la playa, cuenta con varios pisos, diferentes ambientes y, lo mejor de todo, una especie de barco pirata cuya proa mira al mar.
Subir al barco y ver cómo el sol se hunde en esos mares del Sur es una provocación irresistible para seguir explorando esta bella parte del mundo.