De las siete maravillas del mundo antiguo solo una perdura en nuestros días. El autor Aaron Millar elige siete nuevas maravillas cada año, los lugares más asombrosos de nuestro planeta en los que contemplar las estrellas, observar fauna y deleitarse con las vistas.
La Gran Pirámide de Giza es la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún podemos admirar hoy. Los Jardines Colgantes de Babilonia, el Faro de Alejandría, el Templo de Artemisa, el Coloso de Rodas, la estatua de Zeus en Olimpia y el Mausoleo de Halicarnaso han sucumbido al paso del tiempo y ya no son más que un recuerdo. Pero nuestro mundo alberga muchas maravillas más, tenemos nuestras propias Acrópolis, Stonehenge de nuestro tiempo que podemos visitar en su momento de mayor gloria.
El galardonado escritor y reportero de viajes Aaron Millar elige cada año siete nuevas maravillas de nuestra era y revela sus secretos para disfrutarlas, desde los mejores atardeceres en el Gran Cañón hasta cómo nadar hasta el borde de las cataratas Victoria. Y es que la auténtica magia de las maravillas no es el objeto en sí, sino la búsqueda de lugares y momentos con los que asombrarse. Cuanto más busques las maravillas del mundo, más podrás disfrutar de todo lo que la vida es capaz de ofrecer.
El asombro, la sorpresa, los momentos de belleza sobrecogedora son alimento para el alma. Tenemos la capacidad de llorar de emoción con un atardecer, de fascinarnos con un cielo estrellado, experimentamos sensaciones muy intensas al reflexionar sobre la grandeza y logros del pasado. Incluso hay estudios que indican que el asombro puede facilitar los procesos cognitivos, ya que fomenta la empatía y nos ayuda a conectar con el mundo que nos rodea de forma profunda. Del asombro y la curiosidad nacen el arte y la ciencia, son más que una sensación agradable, son la semilla de la que brotan nuestros tesoros más preciados.
Explora, sueña y descubre con estas siete maravillas del mundo en 2023.
Mont Saint-Michel, Francia
Esta año se cumplen mil años desde que se empezó a construir esta impresionante abadía benedictina de estilo gótico, conocida como la Maravilla de Occidente.
El apodo es fácil de entender: posada sobre un promontorio rocoso que sobresale de la bahía, la edificación parece sacada de un cuento de hadas. Esta costa, entre la Bretaña francesa y Normandía, es uno de los lugares en los que la marea tiene mayor recorrido de toda Europa, (casi 15 metros entre pleamar y bajamar). Con marea baja, se puede llegar andando por la arena a la abadía pero, cuando sube, parece flotar en medio del mar como si de una misteriosa aparición del océano se tratase.
La abadía de Mont Saint-Michel tardó quinientos años en completarse, pero cuando al fin estuvo terminada, empezó a atraer peregrinos de todo el mundo. Y no es solo por la propia construcción, aunque es en sí misma una maravilla arquitectónica, es por su simbiosis única con la roca y el agua. Se podría decir que esta genialidad estética de complementar la arquitectura con la belleza natural de una forma tan hipnotizadora es única en todo el continente.
Glaciar Perito Moreno, Argentina
Con toda la atención que ha recibido Argentina tras su victoria en la Copa Mundial de fútbol, conviene no olvidar que Messi no es la única maravilla de este país. Perito Moreno, en el parque nacional Los Glaciares, tiene fama de ser el glaciar más bonito del planeta. Sus enormes masas de hielo turquesa, que casi alcanzan los sesenta metros de altura, ocupan unos 260 kilómetros cuadrados de la región sur de la Patagonia.
Este lugar emana un poder natural y salvaje. Si subes a una zona con buenas vistas o te acercas en barco a sus muros, escucharás el profundo sonido del hielo al resquebrajarse mientras enormes icebergs se separan y flotan en las profundas aguas azules del lago Argentino. Es fascinante verlos moverse a la deriva, brillando como cristal labrado, reflejando la luz del sol con formas y colores caprichosos, pequeños en comparación con el gigante de hielo del que vienen.
Si no tenías aún un motivo concreto para visitar Argentina, ya lo tienes. Es uno de esos parajes naturales que hay que ver al menos una vez en la vida.
Al-Ula, Arabia Saudí
La ciudad de Al-Ula tiene una enorme relevancia histórica y cultural, pero hasta hace muy poco era un lugar del que casi nadie había oído hablar, y mucho menos visitado.
Pero esto está cambiando: a finales de 2022, se abrió oficialmente al turismo, permitiendo conocer de primera mano este elemento histórico del mundo árabe de más de 200.000 años de antigüedad.
Aunque buena parte de Al-Ula sigue sin descubrir: se estima que se ha excavado aproximadamente un 5% de este yacimiento del desierto noroeste de Arabia Saudí. Dentro del área arqueológica se encuentra Hegra, el primer lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco de Arabia Saudí, conocido especialmente por sus elaboradas y monumentales tumbas excavadas en la roca rojiza. En las ruinas preislámicas de la antigua ciudad se aprecian casas de barro que se confunden con los tonos terrosos del desierto, y por todas partes se encuentran restos arqueológicos, como la piedra labrada, que hacen de este lugar todo un museo al aire libre.
Pero no todo son ruinas, y no falta entretenimiento ni gastronomía. Entre los restaurantes cercanos cabe destacar Maraya Social, del chef Jason Atherton, cuyo emblemático restaurante Pollen obtuvo una estrella Michelin en su año de apertura. Por si no basta con el atractivo culinario, el local se encuentra en lo alto del edificio de paredes reflectantes más grande del mundo.
Monasterio del Nido del Tigre, Bután
A finales de 2022 se completó la muy esperada restauración de la Ruta Sagrada de Bután, la vía principal del país, 403 kilómetros de recorrido desde Haa, en el oeste, hasta Trashigang, en el este. Pasa por 27 pueblos, decenas de templos y doce pasos de montaña, lo que la convierte en la mejor forma, y por mucho, de conocer uno de los últimos grandes reinos del Himalaya.
En muchos sentidos, el país en sí mismo podría considerarse una de las grandes maravillas del mundo, rodeado como está de algunas de las montañas más altas del mundo y con su increíble riqueza cultural. Pero el Monasterio del Nido del Tigre, también conocido como Taktsang, es un lugar especial incluso para este entorno. El complejo de cuatro templos budistas y viviendas se encuentra al borde de un acantilado a 900 metros sobre el valle de Paro. Sus paredes encaladas, tejados de un color rojo intenso y domos dorados parecen suspendidos en un equilibrio tan delicado que es cari irreal.
Quizá esto es lo que le da esa magia tan única. El monasterio se construyó junto a una cueva en la que se dice que Guru Rimpoché, uno de los fundadores del budismo en esta región, meditó en el siglo VIII. No es nada fácil llegar, son dos horas de senderismo por un camino bastante abrupto, pero quienes consigan llegar no se arrepentirán. ¿Quién sabe? Se te podría contagiar algo de su sabiduría ancestral.
Capadocia, Turquía
Este año se cumplen cien años del fin del Imperio otomano, que dio paso a la Turquía moderna. En una encrucijada entre Europa y Asia, este país tiene una riqueza cultural e histórica asombrosa, y además en él se encuentra una de las grandes maravillas de nuestro tiempo: Capadocia.
Esta extensión de enormes columnas rocosas, llamadas “chimeneas de hadas”, parecen de otro mundo. Con sus franjas rojas y ocres y sus formas esculpidas por el viento, conforman uno de los paisajes más surrealistas de nuestro planeta. Pero lo que contienen es lo que realmente hacen que no haya otro lugar igual que Capadocia en todo el mundo.
En torno al año 1200 a. C., algunas personas empezaron a labrar la roca para hacerse casas en el interior de estas torres naturales. Pero no son simplemente cavernas rudimentarias: las casas cueva de Capadocia son auténticas obras de arte, con fachadas, puertas y ventanas elaboradas y escaleras hechas a partir de la propia roca de las formaciones. Hay una auténtica ciudad excavada bajo tierra, como rascacielos invertidos.
Incluso te podrías alojar en algunas: hay hoteles boutique preciosos en algunas de estas antiquísimas cuevas, además de experiencias fascinantes como paseos en globo sobre el valle y rutas por los viñedos de los que sale el vino dulce local. En un país tan misterioso y mítico, puede que Capadocia sea el lugar más llamativo de todos.
Parque nacional del Distrito de los Lagos, Reino Unido
El escritor y senderista Alfred Wainwright, autor de la guía del Coast to Coast Walk, muy conocida en Reino Unido, llamó a este extenso recorrido que conecta las costas este y oeste del norte de Inglaterra “uno de los mejores paseos del mundo”. Este año, en su cincuentenario, es el momento ideal para conocerlo en persona.
Sus 306 kilómetros de camino abarcan desde el mar de Irlanda (con su punto de partida en la localidad de St Bees) hasta la bahía de Robin Hood, en el mar del Norte. Es ahora mismo la senda de largo recorrido más apreciada del país, y no le faltan puntos a destacar, pero sin duda el tramo más impresionante es el que cruza el Distrito de los Lagos.
Este parque nacional está lleno de auténticas maravillas: el lago Windermere es la masa de agua más grande del parque; la espectacular cascada Stock Ghyll Force se puede apreciar desde un mirador; y la cima más alta de Inglaterra, Scafell Pike, destaca entre los llanos y lagos con sus 978 metros.
Tanto el poeta William Wordsworth como la escritora e ilustradora Beatrix Potter se inspiraron en gran medida en estos hermosos paisajes. Su obra, al igual que el legado de Wainwright, aún está muy presentes en estos valles. Pasea por sus sendas para sentir de primera mano las sensaciones que inspiraron a estos artistas del pasado.
La migración de la sardina, Sudáfrica
La migración de la sardina es uno de los acontecimientos oceánicos más impresionantes del mundo. Todos los años, entre mayo y julio, millones de sardinas se desplazan hacia el norte junto a la costa sudafricana. En términos de biomasa, es incluso superior a la gran migración del ñu. Los bancos llegan a medir más de siete kilómetros, y el movimiento del agua es tan intenso que se ve desde el aire.
Pero las sardinas en sí son solo parte de la maravilla. Tras ellas van manadas de orcas, tiburones blancos y muchos otros depredadores que las agrupan para que sean más fáciles de atrapar. Es un espectáculo épico bajo el agua, y quienes se atrevan a sumergirse podrán verlo de primera mano.
Se puede bucear o hacer esnórquel mientras pasan, y es como nadar entre corrientes de escamas plateadas que se mueven con agilidad por el agua, intentando huir de las fauces que las persiguen. Por suerte, los depredadores suelen tener la atención puesta en las sardinas y no se interesan por los humanos que comparten el agua con ellas. Lo llaman el Serengueti Azul, y es una de las experiencias subacuáticas más emocionantes que se pueden vivir en nuestro planeta. Acércate si te atreves.
Si quieres vivir esta maravilla con la ayuda de una experta, la fotógrafa subacuática Pier Nirandara organiza expediciones todos los años entre junio y julio. Con esnórquel o equipo de buceo, no querrás perderte estos safaris marinos.