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Destino

Los mejores lugares para disfrutar de las preciosas estampas otoñales del Momiji en Tokio

Momiji (紅葉) es una de esas palabras para las que en español no tenemos un concepto asignado. Este fenómeno, que también existe con otros vocablos japoneses que hemos integrado sin traducir como zen, origami u omakase, nos hace ver con claridad las diferencias no solo entre un idioma y otro, sino entre las personalidades y los usos de los dos países. Al fin y al cabo, lo que no se nombra no existe, y en España no tenemos costumbre de contemplar en calma el cambio de color de las hojas de los árboles en otoño, que es precisamente es lo que quiere decir momiji.

Al igual que la primavera se dedica al hamami, la contemplación de los cerezos en flor, el otoño se celebra impregnándose de la transformación del arce japonés, llamado kaede, que evoluciona desde el verde hasta el rojo intenso en estas fechas, pasando por múltiples matices de fotogénicos naranjas y amarillos.

Al hecho de salir a “cazar” los colores del otoño se le llama momiji-gari. Proviene del término gari, caza, aunque se utiliza para toda actividad relacionada con salir al bosque a disfrutar del entorno natural.

Los japoneses son avezados cazadores del otoño, con varios siglos de tradición: la primera referencia registrada de momiji-gari tiene lugar en la obra poética Manyoshu, del siglo VIII. Hoy en día, también se dan estos baños de bosque (por algo inventaron el shirin-yoku), pero con mucha más exactitud: usando la información de la Agencia de Meteorología de Japón que, cada año, publica las previsiones del enrojecimiento de las hojas por zonas y por fechas.

Sirviéndose de un mapa, como si de un isobárico se tratase, el contorno de Japón aparece dividido en franjas con las fechas aproximadas en las que el otoño comenzará a teñir la vegetación. Una herramienta más avanzada es el mapa a tiempo real por zonas y ciudades, en el que se muestra, a través de diferentes iconos, el tipo de hojas y el estado de enrojecimiento de las mismas.

Si con el mapa no fuera suficiente, también se pueden encontrar una serie de tablas por regiones en las que se muestran las distintas ciudades con datos pormenorizados: el tiempo estimado de aparición, la tendencia que va a seguir…

Junto al mapa también se encuentra un enlace a otra poderosa herramienta: el calendario de momiji. Este se puede desglosar por regiones y muestra de forma bastante específica cuándo llegará el fenómeno a esa zona concreta.

LOS MEJORES LUGARES PARA DISFRUTAR DEL MOMIJI EN TOKIO

En el caso de Tokio, este hito comenzará el día 26 de noviembre, tiñéndose completamente de rojo las hojas del arce a partir del 1 de diciembre. ¿El mejor lugar para disfrutar del fenómeno? El Monte Takao, a menos de una hora en tren desde el centro. Allí es posible disfrutar de esta explosión de colores tan instagrameable en estampas inolvidables junto al río Tamagawa y con el lago Okutama de fondo.

“Es conocido por su belleza natural y su diversidad de caminos serpenteantes, que están bordeados de arces japoneses y otras especies de árboles que transforman el paisaje en un verdadero espectáculo. Dado que se encuentra alejado de la ciudad, es una experiencia única para aquellos que buscan conectar con la naturaleza durante todo un día. Además, en la subida al monte el visitante se encuentra con el templo Yakuo-in, majestuoso y colorido, donde los senderistas encuentran un respiro y donde se siente la paz y calma espiritual”, cuentan desde Turismo de Tokio.

Otro enclave imprescindible para dejarse envolver por el momiji es el Valle Akigawa. “Es el destino perfecto para pasar un día en la naturaleza, ya sea pescando, haciendo senderismo o alquilando una barbacoa, e incluso desconectando durante unos días en un camping”, explican los expertos en turismo del país.

En esta zona, además, es posible visitar la cueva de piedra caliza Otake, que ha sido designada monumento natural; Seoto-no-Yu, un elegante onsen con bañeras en el interior y al aire libre, y el puente colgante Ishifune-bashi, que nos permite observar el paso del río rodeado por un paisaje otoñal de cuento.

Además, sin salir de la ciudad, es posible disfrutar de la idílica estampa del momiji en cualquier parque, particularmente, en los Jardines Rikugien, donde se hallan unos 400 ejemplares de arces, además de muchos ginkgos y zelkovas. También es una delicia visitar Shinjuku Gyoen, concretamente, en la zona del jardín japonés e inglés; Meiji Jingu Gaien, también conocido como ‘avenida de los árboles ginkgo’, que se tiñen de amarillo, y Yoyogi, en cuya zona sur se pueden vislumbrar los colores otoñales en su máximo esplendor.

“**Natsukashii **significa ‘nostalgia feliz’, el instante en el que la memoria de repente se transforma en un bello recuerdo que te llena de dulzura. Este es el sentimiento que te inunda cuando regresas de un viaje a Tokio con estas estampas otoñales: no se olvida nunca”, resumen desde la oficina de turismo de la capital japonesa.

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