El primer hotel de lujo en Salvador, la primigenia capital de Brasil, cumple 90 años y te contamos por qué sigue siendo el place to be en Bahía.
A principios del siglo XX, Salvador de Bahía buscaba posicionarse como una ciudad moderna y sofisticada. No era suficiente exportar desde su puerto tabaco y cacao a diversos puntos de Europa, tampoco contar con una importante flota ballenera, la primigenia capital de la colonia portuguesa en Brasil, fundada en 1549, ansiaba recuperar el esplendor de otros tiempos. Y lo hizo centrando su atención en la arquitectura y el turismo: el 26 de septiembre de 1934, en la calle Chile, la primera del país, fue inaugurado el hotel Palace, hoy reconvertido en el Fera Palace Hotel.
“La construcción del Palace se inserta en un momento de cambio en la economía de Bahía, donde el cacao estaba en auge y el centro histórico palpitaba con efervescencia cultural y económica”, explica el historiador Rafael Dantas, experto en cultura e iconografía de Salvador de Bahía. “El Palace destacó por ser un edificio art déco en medio de edificios eclécticos y por ser el hotel más sofisticado de Salvador”.
Años Dorados
La estructura modernista y triangular del hotel, inspirada en la arquitectura del Flatiron en Nueva York, hizo que el espigado edificio de ocho pisos se convirtiera rápidamente en un ícono arquitectónico y turístico de la ciudad. Por su lobby pasaron figuras notables como la diva de la samba Carmen Miranda, el poeta Pablo Neruda y el cineasta Orson Welles. El casino del piso primero incluso sirvió de escenario a la obra Doña Flor y sus dos maridos (Dona Flor e seus dois maridos), una de las novelas más conocidas del escritor brasileño Jorge Amado, miembro de la Academia Brasileña de Letras.
Desde su apertura en los años 30, el establecimiento que hoy conocemos como Fera Palace Hotel fue considerado el place to be en la capital de Bahía, hasta que en los años 80 del siglo pasado cayó en decadencia y eventualmente cerró sus puertas. Hoy en día, 90 años después, vuelve a serlo gracias a la completa rehabilitación llevada a cabo por Adam Kurdahl, quien recuperó la estética original del edificio. El galardonado arquitecto danés restauró los 230 adornos y las 640 ventanas de madera maciza de su fachada, catalogada por el Instituto Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico de Brasil.
Diseño e interiorismo
Fue en 2017 cuando el Palace, gestionado Fera Investimentos, renació con la pátina de un interiorismo basado en la elegancia del estilo Art Decó y aderezado con elementos de la cultura bahiana. Por ejemplo, detrás del mostrador de madera de recepción, el gabinete de correo es una pieza vintage que resalta sobremanera junto al papel pintado tropical de la pared.
Al ingresar al lobby, los huéspedes son recibidos por un suelo de mosaico blanco y negro, majestuosos candelabros e impactantes esculturas de Nádia Taquary: su obra Nós, pieza central del espacio, hace referencia a un recuerdo que la artista afrobrasileña tiene de su madre cuando ambas se alojaron en el hotel tiempo atrás. También por un bar decorado con azulejos de estilo de los años 30 y una bodega de cuatro metros de altura que alberga una selecta colección de más de 1.000 etiquetas.
Respecto a las 81 habitaciones, todas han sido restauradas con esmero y cada una muestra un estilo y carácter propio. Los suelos originales de parquet de madera y mármol se han conservado, mientras que los detalles textiles, de materiales regionales como el lino en las cortinas, el sisal en las alfombras y el algodón para el ajuar, han sido seleccionados para complementar la paleta de colores pastel que evoca la luz y la calidez de Bahía.
Otros elementos que insertan al hotel en la cultura del estado son las decenas de fotos que retratan las costumbres y modos de vida bahianos del fotógrafo brasileño Akira Cravo que encontraremos en el restaurante, pasillos y apartamentos.
Gastronomía y rooftop
El restaurante Omí, cuyo nombre proviene de la lengua africana yoruba y significa ‘agua’, ofrece una experiencia culinaria basada en ingredientes frescos de la región y diseñada por el dúo de chefs bahianos Fabrício Lemos y Lisiane Arouca, responsables de los galardonados restaurantes Ori y Origem, en Salvador. La vajilla, elaborada artesanalmente por el Atelier Buriti de la ceramista Beatriz Godoy, es un elemento más del diseño conceptual del hotel.
Uno de los mayores atractivos del Fera Palace Hotel es su azotea, que ofrece vistas panorámicas sobre la Bahía de Todos los Santos. Un espacio que acaba de ser rediseñado este año en colaboración con la marca brasileña Le Lis y que proporciona un entorno perfecto para relajarse junto a la piscina infinita de 25 metros de largo o disfrutar de una cena al atardecer en el restaurante Fera Rooftop, bajo la dirección culinaria del Grupo Origem. El menú, de inspiración mediterránea, se sirve por etapas.
El compromiso de Fera Palace con la cultura y la historia de Bahía ha sido reconocido a nivel internacional: en 2023 se convirtió en el primer hotel de Brasil en unirse a Historic Hotels Worldwide, una prestigiosa colección que incluye a más de 360 propiedades históricas alrededor del mundo.