Capadocia es una tierra mítica ubicada a 300 km al sur de Ankara, Turquía. Una región de más de 100 kilómetros cuadrados en el centro de los asentamientos de Urgup y Goreme. Allí enclavado, o mejor aún, tallado dentro de la piedra se encuentra el Hotel Gamirasu, un lugar de ensueño pensado para los viajeros más exigentes.
Desde el año 1999, sus 35 habitaciones meticulosamente restauradas y rediseñadas son el testimonio de uno de los enclaves de comercio más importantes de la antigüedad. El hotel se encuentra en la villa de Ayvali y por años fue una ermita bizantina que permaneció intacta al paso del tiempo y la mano del hombre. Quizás su belleza milenaria dentro de la roca tenga que ver con esto.
Desde sus paredes en las entrañas de la montaña rocosa, se transpira la paz y la serenidad de un lugar sagrado ahora convertido en oasis de lujo y descanso. El hotel tiene contacto pleno con la naturaleza, sin embargo, ofrece un confort moderno con tecnología de punta.
En Capadocia, siempre ha existido un equilibrio entre las comunidades y la naturaleza. Es por esta razón, que este accidente geográfico, hoy convertido en hotel, maximiza la experiencia de dependencia y agradecimiento del hombre con su entorno.
Las paredes de antiguas iglesias, salones de oración y moradas de los primeros cristianos, muestran frescos muy bien preservados que son testigo de todos los cambios históricos y religiosos que se vivieron en esa tierra.
Algunas partes permanecen intactas desde que los sacerdores cristianos buscaran refugio en estas cuevas. De igual forma, es la única construcción en la región que cuenta con una iglesia bizantina original que data del siglo XI.
Con una magnífica piscina inspirada en los baños romanos de Capadocia, esta es una oportunidad única para relajarse en las aguas tibias con las imponentes vistas desde la montaña.
Para los que disfrutan de la privacidad, las suites cuentan con una versión personal de estas piscinas romanas e incluso pueden incluir un sauna para depurar toxinas y comenzar desde cero, con la mente clara.
Otra opción es abordar un globo aerostático y pensar en que sólo el cielo es el límite en este rincón alejado del resto del mundo.