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Hotelería

La magia de ‘El Dorado’ llega a Bogotá

Se mantiene en pie, con cierta solemnidad, en medio de la calle 95 con carrera 13. Es el hotel El Dorado, que recientemente llegó a la capital colombiana con un diseño innovador y atrayente.

 Este proyecto hotelero surgió en San Andrés, donde funciona de manera exitosa desde hace varios años. Ahora llega a Bogotá en manos del arquitecto y diseñador Germán López Barrera, quien ha realizado obras en prestigiosas cadenas internacionales. Su propuesta –que mezcla el lujo con lo minimalista– recuerda la leyenda de El Dorado. La construcción lleva a pensar en los indígenas bañados en oro que navegaban por la laguna de Guatavita para arrojar ofrendas a los dioses. Este hotel tiene ese aire de lo sagrado, pero también un estilo que desborda sofisticación.

 En total son 76 habitaciones, ubicadas en un lugar turístico y empresarial, ideal para aquellos que vienen a la ciudad en un viaje de negocios y para los que prefieren pasar la noche lejos del caos del centro histórico.

os huéspedes tienen acceso a dos restaurantes. Los amantes de la comida asiática pueden saciar sus antojos en Mai-Tai, cuya propuesta gastronómica está inspirada en las tabernas japonesas. Además, está Origen, en cuya carta se encuentran delicias culinarias de diferentes países, preparadas con productos colombianos. Para rematar, los huéspedes cuentan con dos bares, para celebrar la llegada de la noche con César Acero, ganador del premio World Class como mejor bar tender de 2015.

Adicionalmente, el hotel posee una terraza verde interior que permite una conexión directa con la naturaleza, sin ningún tipo de ruido o distracción, y una terraza en el último piso, para encontrar comodidad, tranquilidad y belleza. Para los que están interesados en el deporte, el hotel El Dorado tiene un gimnasio equipado con pesas y máquinas para realizar ejercicios cardiovasculares.

Viaje en el tiempo y el espacio

Al recorrer el hotel se encuentran réplicas de la orfebrería que se expone actualmente en el Museo del Oro; se ven colores que transportan al visitante y lo llevan a conocer la riqueza de otros tiempos, y se exhiben cuadros únicos que adornan cada uno de los pisos y las habitaciones del hotel.

Ese diseño precolombino confluye con la idea de comodidad y placer, por eso el hotel está lleno de espacios iluminados y de sabores exquisitos. En la misma medida, hay interesantes alternativas para el sector corporativo: la terraza interna puede convertirse en una sala de reunión con luz natural, y hay tres auditorios más.

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