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Atracciones

Las 35 esculturas que hay que ver antes de morir

 

Esculpir, tallar y crear algo nuevo sobre un material aparentemente inerte es algo que muy pocos tienen la suerte de poder hacer con sus manos. Ese talento por transformar, dar vida y crear una obra de arte que perdure y sea admirada por cientos de personas de millones de culturas de todo el mundo, es algo mágico.

A lo largo de los siglos cientos de personas se han puesto de acuerdo para considerar sublimes las obras de Miguel Ángel, Rodin, Picasso… ¿No parece sorprendente? Seleccionamos algunas de las que han marcado la historia de la humanidad, la gran mayoría lo han hecho socialmente y escultóricamente en generaciones, no solo de artistas, y son el reflejo de un momento histórico y de corrientes de pensamiento. Poderlas contemplar de cerca o a través de una pantalla es toda una suerte, ¿no?

 

Altar de Pérgamo, Berlín

Este conjunto religioso tiene su propio museo , lo que le hace entrar con más facilidad y fuerza en esta lista. Al margen de lo bien reconstruido, simulado y enseñado que está este monumento; sus frisos son una de las joyas del barroco helenístico y representa el mito de la Gigantomaquia con una guerra muy hollywoodiense entre gigantes y dioses. Vamos, un storyboard en relieve bastante inteligible y disfrutable.

David de Miguel Ángel

En una época como la del Renacimiento en la que cada pequeña ciudad construía una catedral (o duomo) la Florencia de los Medici adelantó a todas con esta gran escultura. Con ella quería mostrar su grandeza y su valentía ante el avance de los Estados Pontificios y la exhibía con orgullo en su famosa plaza de la Signoria. Miguel Ángel aprovechó este encargo para hacer una figura clásica que rompiera con los cánones clásicos (de ahí esas manazas y su gran cabeza) pero que, desde entonces, ha sido un ejemplo de belleza masculina universal (¡y sin circuncidar!) . En la galería de la Academia de Florencia sigue enamorando y acomplejando desde que fuera trasladada en 1910.

 

Loba capitolina

Que el símbolo por excelencia de la ciudad eterna sea una escultura es el dato definitivo para encumbrar a Roma como la capital mundial de este arte. Esta creación de bronce no tiene un valor artístico como tal. Se sabe que data de la Edad Media y que los jóvenes Rómulo y Remo fueron añadidos en el Renacimiento. Y sin embargo, es una de las joyas de los Museos Capitolinos y uno de los iconos de ciudad con más clase e Historia de la Tierra.

Victoria alada de Samotracia

Esta impresionante escultura forma parte del dúo mutilado que da esplendor al sector de arte clásico del Louvre . En este caso falta una cabeza que ponga ojos a esta figura femenina posada sobre la proa de una embarcación. Y quizás esta ausencia haga que nos fijemos en los detalles de sus alas, en su impresionante tamaño (casi dos metros y medio) y hasta en el detallismo y erotismo que se desprende de los paños ceñidos al cuerpo.

Cloud Gate de Anish Kapoor

Pues sí, una escultura puede cambiar la percepción de una ciudad. Y es que la Cloud Gate de Anish Kapoor ya es todo un emblema de Chicago. Apodada «la judía», preside la plaza AT&T del Millenium Park donde aporta un toque brillante de formas desconcertantes a una ciudad con demasiadas líneas rectas. Un espejo desequilibrante que es una obra magnífica, divertida e inteligible en su presumible absurdez.

La Piedad de Miguel Ángel

Miguel Ángel merece toda una vida para estudiarlo y contemplarlo, pero tiene tres esculturas tan mainstream como claves para el arteLa Piedad fue su salto al estrellato con el que entró por la puerta grande al Vaticano. Ante ella el mármol sobre el que está esculpida se esfuma para mostrar la pena hecha mujer y el dolor, pero siempre sin olvidar la armonía clásica ni abandonar la belleza. Todo un visionario.

Mausoleo de Qin Shi Huang

Este Emperador de la dinastía Qin no quería ser enterrado sin sus tropas. Por eso mandó esculpir un gran ejército con el que descansar eternamente (¿por miedo a lo que vendría después?) . Su hallazgo fue una de las grandes noticias en la arqueología contemporánea y su misterio genera decenas de exposiciones temporales. Hasta ahora solo se han desenterrado 6.000 guerreros ya que se está investigando una manera de que su cuerpo policromado no se oxide cuando contacte con el aire. Entonces se mostrarán en todo su esplendor y, probablemente, no protagonicen las giras que ahora llevan a cabo.

Moais de la Isla de Pascua

Los habitantes más insignes de esta isla justifican un viaje al fin del mundo . Por su originalidad, por esa sensación de que crecen de la tierra como un árbol más y, sobre todo, por el misterio que hay detrás de su construcción. Pero también por esa sensación que transmiten de desorden, de aparecer porque sí, de su cero exhibicionismo marketiniano, de no responder a la lógica ni a las costumbres occidentales. Solo a un dios desconocido.

El beso de Rodin

Rodin es el Romanticismo bien entendido, el apto para diabéticos del amor y anti cursis. Y lo es no solo por circunstancias temporales (tuvo estómago para superar la Francia del Romanticismo) sino por interpretarlo, llevarlo a la escultura y transformar un par de figuras que emergen de un pedrusco en dos amantes eternos. Sobran los detalles y las filigranas porque la fuerza y los ojos del espectador van directamente a los labios. Y para verlos hay tres opciones: Museo Rodin de París (recomendable) , la Tate de Londres , o la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague.

Estatua de la Libertad

Antes de que los rascacielos gobernaran Nueva York, esta formidable estatua ya estaba aquí dando la bienvenida a los inmigrantes y prometiéndoles, a su manera, un futuro mejor. Este regalazo del gobierno francés al estadounidense para conmemorar el centenario de su independencia y, de paso, afianzar una relación anti-británica, ha superado las expectativas turísticas recibiendo 5 millones de visitantes al año que hacen su particular check-in aquí más por el pop art que por su valor artístico.

Venus de Milo, París

A esta Afrodita, por su parte, le faltan los brazos, pero esto no importa para que se haya convertido en un modelo de belleza clásico. Un hecho un tanto irónico que no hace sino sobresaltar la universalidad y armonía de sus facciones y cuerpo. No hay duda, es hermosa. Una especie de Miss Universo de las esculturas.

Nefertiti, Berlín

La Gran Esposa Real de Akenatón protagoniza el busto más hermoso de toda la historia del arte. Y ahí, en el Neues Museum de Berlí n sigue rompiendo corazones y causando expectación. No se sabe si esta admiración es culpa solo de la belleza natural de Nefertiti o de la labor de su escultor, Tutmose, el caso es que tiene un magnetismo indescriptible del que la Humanidad no se cansará nunca.

El hombre que camina, Giacometti

Esta serie de esculturas es la cima de la obra de este escultor suizo y una de las mejores representaciones del hombre actual: ordinario, humilde, incansable y también frágil, superado por el Universo. Uno se puede tirar horas mirando cara a cara a estos personajes en lugares tan diferentes como la Fundación Beyeler de Basilea , la Galería Albright-Knox en Búfalo o el Museo Carnegie de Arte de Pittsburgh .

Cristo de Corcovado, Río de Janeiro

Lo de Río de Janeiro es ya un abuso. A su naturaleza de pasarela le añadió hace casi 100 años esta grandiosa escultura y la puso en uno de los cerros más altos desde donde se divisa la ciudad y la bahía. Ni la firma un escultor famoso (el francés Paul Landowski) ni su material brilla por sí solo (hormigón puro y duro) , pero su inolvidable situación y las connotaciones religiosas de su construcción le han hecho ganar votaciones y hasta representar a Brasil en el imaginario viajero actual.

El Oso y el Madroño

La habrás visto posiblemente cientos de veces (o quizá nunca en vivo y en directo) pero muchos desconocen qué hay detrás de esta escultura de alrededor de 20 toneladas y 4 metros de altura. En la Edad Media, cuando se fundó la ciudad de Madrid los osos aún habitaban sus montes; más adelante el oso formó parte del escudo que fue acompañado por el árbol. Los historiadores señalan que fue en un acuerdo entre la Villa y la Iglesia en 1222 cuando se repartieron las tierras: para la Iglesia los pastos y para la Villa los bosques y la caza, de ahí tomó los símbolos del árbol y el oso erguido ante él.

En 1967 se hizo el encargo al escultor Antonio Navarro Santafé, que dijo haberse inspirado en un oso pardo macho de la Casa de Fieras del Retiro capturado en los Picos de Europa.Y es cierto que ha cambiado de localización varias veces dentro de la Plaza del Sol, pero siempre estuvo pensado para este lugar.

 

 

Buda de Oro del templo Wat Traimit

No hace falta sufrir la fiebre del oro para acudir hasta este templo de Bangkok y disfrutar de la estatua dorada más grande del mundo. Si es un derroche, una horterada o una obra de arte lo decide cada uno, pero por lo menos llamativa lo es. ¿Qué pensaría de esto el bueno de Siddharta?

Monumento a Miguel de Cervantes

Seguro que si visitaste Madrid habrás tenido la suerte de haber pasado por la Plaza de España en la que se encuentra el Monumento a Miguel de Cervantes. Pero si no es así, deberías pasar por lo menos una vez en la vida para contemplar las dos esculturas de bronce de Don Quijote y Sancho Panza, que se erigieron para los 300 años de la muerte de Cervantes en 1916 (aunque no se inaugurara hasta 1929).

Ya ha llovido un poco desde entonces, pero el escultor Lorenzo Coullaut Valera consiguió representar muy bien la figura de Don Quijote sobre su inseparable caballo Rocinante y Sancho Panza subido a lomos de su burro “el rucio”.

La Fuente de Duchamp

¿Qué pasa, que un urinario dado la vuelta firmado por un artista inexistente (R. Mutt) expuesto en un museo no puede ser arte? Eso mismo pensó Duchamp antes de escandalizar a todo el mundo luchando contra la sacralización del artista y, en general, la tontería que rodea al arte. Eso sí, tampoco culpén de todo lo demás al bueno de Marcel. Su obra más famosa se puede encontrar en cualquier bar (eso sí, del revés y sin su firma). Ahora en serio, sus réplicas pueblan museos de arte contemporáneo de todo el mundo.

 

David de Donatello

En esta estatua de bronce el gran escultor florentino decidió romper los moldes representando el primer desnudo integral masculino del Renacimiento y mostrando a un David más sensual y adolescente y menos heroico. Al fin y al cabo, un reconocimiento al coraje de este personaje y no a su fuerza que sigue centrando las miradas en el museo del Bargello de Florencia .

Glorieta de Bécquer

En 1910 los hermanos Álvarez Quintero, profundos admiradores del poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, decidieron poner en marcha esta escultura, declarada Bien de Interés Cultural. Para recaudar fondos y poderla financiar escribieron la obra La rima eterna, y hasta incluso les sobró dinero porque mucha gente quiso poner su granito de arena.

Fue el escultor Lorenzo Coullaut Valera (conocido por el Monumento a Miguel Cervantes) quien la ideó. Pensaron en esta rotonda porque allí crecía un tipo de árbol llamado Taxodium, el ciprés de los pantanos. Querían que fuera una escultura viva y que se admirara para la eternidad como la obra de Bécquer. Se puede y debe visitar en el parque de María Luisa de Sevilla.

Fontana di Trevi

Este monumento perfecto se debate entre lo escultórico y lo arquitectónico (en el caso en el que hubiera un debate como tal) . Es la culminación de la primera ciudad artística de la Modernidad. De una Roma exuberante y papal que requirió de diferentes artistas para darle figura a esta fuente. Luego llegaría La Dolve Vita, los tropecientos besos y los millones de deseos como dentro del imaginario actual y que lo reconoce como una de las creaciones más universales.

Laocoonte

Cuenta la historia que Miguel Ángel fue enviado por el papa Julio II a la colina del Esquilino romano cuando hallaron esta escultura. El por entonces treintañero artista quedó tan impresionado por la fuerza y el patetismo que desprende esta obra helenística que su manierismo le cambió para siempre. Hoy en día no promete cambiar el curso artístico de nadie, pero mantiene su capacidad de impactar en los Museos Vaticanos .

Fuente de los leones

A falta de representaciones de Alá y Mahoma, el arte islámico muestra su grandiosidad con filigranas y decorados delicadísimos. El patio de los leones de la Alhambra, con su famosa fuente presidiendo, desprende luz por sí mismo y concentra los mayores elogios y flashazos de toda la visita a los palacios nazaríes .

Perseo con la cabeza de Medusa

Polidectes, el rey de la isla de Serifos, quería seducir a Dánae, la madre de Perseo (hijo a la vez de Zeus, rey del Olimpo de los dioses en la mitología griega). Pero para hacerlo necesitaba que este se marchara cuanto más lejos mejor. Así que le habló de las temidas gorgonas, unos monstruos femeninos horribles. Con ayuda de las hadas en Sicilia consiguió capturar a la peor de todas ellas, Medusa, y cortarle la cabeza. La leyenda cuenta que de su sangre nació un Pegaso.

La escultura, también llamada Perseo de Cellini (por Benuto Cellini, su autor) es una de las obras cumbre de la escultura manierista italiana y también una de las más preciadas en la Piazza della Signoria en Florencia.

 

Discóbolo de Mirón

Se trata de una de las esculturas más conocidas de la Grecia Clásica, una de las pocas firmadas (su autor es Mirón de Eleuteras) y, con mucha probabilidad, la más pirateada de todas. Su plasticidad y la forma de recrear a este atleta en los prolegómenos del movimiento, a punto de lanzar un disco lo ha convertido en un icono universal, de ahí que haya copias (el original se perdió) en diferentes lugares del planeta. Puestos a elegir, la del British Museum es la que tiene más lustre y la que es más accesible.

 

El Pensador

Auguste Rodin concibió a su pensador como la obra que predecía a La puerta del infierno, el conjunto escultórico sobre la obra de Dante, La divina comedia. Es decir, que este era su Dante particular que serviría como entrada en el Museo de Artes Decorativas de París. Pero la obra no concluyó como había ideado en 1881-1882, y el poeta acabó siendo un pensador a secas porque nadie concebía a Dante fuera del contexto de La puerta del infierno.

El Pensador de Rodin es una de las obras más replicadas del mundo, pero el original se encuentra desde 1922 en el Museo Rodin.

Éxtasis de Santa Teresa de Bernini

Bernini es otro nombre clave en un recorrido escultórico por Roma. A él se le deben obras faraónicas como la plaza de San Pedro o la Fuente de los Cuatro Ríos, pero también obras de menor proporción pero también bella factura. En la iglesia de Santa María Della Victoria se guarda uno de estos tesoros. Dentro, en la capilla Cornaro, aparece no exenta de artificios dorados, el Éxtasis de Santa Teresa, la gran escultura del Barroco. No le falta la teatralidad ni la escenografía propia de esta época. La obra de Bernini sigue causando impacto gracias a su original interpretación y su expresividad. No en vano, hay quien se sigue preguntando si el éxtasis era religioso del todo….

Gran Esfinge de Giza

Siguen pasando los años, los graciosos haciéndose la foto del beso de rigor (los menos obscenos) y esta gran escultura mitológica continúa robándole protagonismo a las pirámides e, incluso, alimentando falsas teorías. Hasta que un día se levante de su lecho de arena y la líe parda porque, cuando se la observa con detenimiento, es lo que parece que está a punto de hacer.

Marco Aurelio

Esta imponente estatua de bronce se salvó de la persecución cristiana porque los censores creyeron que se trataba del converso Constantino y no del todavía pagano Marco Aurelio. Al margen de la anécdota que le permitió vivir en Roma desde el Siglo II hasta la actualidad (como réplica en la colina capitolina y como original en los Museos Capitolinos), esta imponente figura de bronce es la mejor estatua ecuestre de todo el arte. Tanto, que no hay rey europeo con ínfulas que no se haya querido hacer una semejante con la que gobernar de manera póstuma algunas ciudades.

La pequeña bailarina de catorce años

Aunque hoy en día sea una de las obras más admiradas y buscadas del pintor y escultor francés Edgar Degás, cuando la presentó en la Sexta Exhibición Impresionista de 1881 de París le llovieron críticas. Posiblemente la obra original, hecha en cera, distaba un poco de la que vemos hoy en día acabada en bronce (el cambio se hizo en 1922). Aunque no era una técnica común, Degas hizo más de 69 esculturas de cera, posteriormente vaciadas en bronce. Entre ellas la de la bailarina de catorce años, una joven estudiante de danza llamada Marie van Goethem.

Se puede visitar en la Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague.

Moisés

Da igual que la iglesia se llame San Pietro in Vincoli o que esta obra forme parte de la tumba del papa Julio II. Aquí todo está marcado por esta obra excelsa, probablemente la escultura estática que mejor ha sabido expresar el movimiento. Cuidado que no se levante.

El Beso de Brancusi

Brancusi lo logró. Era complicado abstraer el arte en su justa medida, pero lo hizo. El París de principios de siglo XX no ayudaba (siempre pedía más, y más) , pero el gran escultor de nuestra era logró aplicar las vanguardias a la escultura sin caer en el dadaísmo. Aunque toda su obra es una maravilla, quizás este beso sea el mejor ejemplo de su Modernismo y su universalidad.

El Gato de Botero

La escultura del Gato de Botero tardó unos años en ubicarse en la ciudad de Barcelona. No fue fácil encontrarle una casa definitiva cuando se adquirió en 1987, primero estuvo en el Parque de la Ciutadella junto Zoo de Barcelona, en los Juegos Olímpicos del 92 se llevó hasta el Estadio Olímpico, y así hasta tres ubicaciones en 16 años.

Por fin encontró su lugar en la Rambla del Raval en 2003 donde ahora es un símbolo más, del barrio y de Barcelona, además de un punto de encuentro emblemático. La obra del artista colombiano Fernando Botero no pasa desapercibida con sus 7 metros de ancho y hace pareja con el caballo, también del mismo artista, que se encuentra en la Terminal 2 del Aeropuerto del Prat.

 

Maman

Quizá resulte extraño identificar a una madre con una araña, por lo de fea y peluda, pero no lo era para la artista francesa Louise Bourgeois. Su madre era tejedora, reparaba tapices en el taller de restauración textil de su padre en París, y ella la amaba. Al parecer Louise nunca aceptó la muerte inesperada de su madre, por eso no dejó de retratarla de distintas formas, la mayor de ellas fue Mamá (Maman en francés), una escultura de bronce, acero inoxidable y mármol de 22 toneladas y 10 metros de altura.

Se trata de una de las obras más admiradas del arte contemporáneo, que hoy en día se puede disfrutar en el Museo Guggenheim de Bilbao, justo debajo del Puente de la Salve.

La Sirenita

Si alguna vez has ido a Copenhague habrás visto a su escultura particular, Little mermaid del escultor danés Edvard Eriksen. Y si no lo has hecho, tal y como comentamos en este artículo, debes hacerlo una vez en la vida.

Esta bella sirena se encuentra en el paseo de la costa Langelinie, en la bahía del Puerto de Copenhague, y siempre ha permanecido en el mismo lugar desde 1913. El trabajo fue un encargo en 1909 del empresario cervecero Carl Jacobsen, hijo del fundador de Carlsberg, quien quería homenajear a la bailarina danesa Ellen Price, gran estrella del Real Ballet Danés, por su gran éxito en la representación del cuento La sirenita de Hans Christian Andersen (1837).

La bailarina se negó a posar desnuda, así que Eriksen utilizó el cuerpo de su esposa como modelo. De Ellen solo quedaron el rostro y la cabeza.

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