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Hotelería

IceHotel renace para vivir la experiencia de dormir en un iglú

En la localidad sueca de Jukkasjärvi, a unos 200 kilómetros del Círculo Polar Ártico, cada año por estas fechas renace el Icehotel, un singular alojamiento helado que abre sus puertas en diciembre para alojar a todo aquel que quiera vivir la gélida experiencia de pasar una noche (o las que sea capaz de aguantar) en una suerte de iglú. Acaba de reabrir y suma su 33º año consecutivo.

El Icehotel abre de diciembre y cierra en abril, cuando los rayos de sol y la elevación de las temperaturas lo derriten. Construido como un iglú de grandes dimensiones, cuenta de 12 suites y está decorado con las esculturas de 24 artistas del hielo de 10 nacionalidades distintas. Además de las mencionadas estancias, dispone de otras 24 habitaciones simples. La temperatura en el interior está entre los cinco y los ocho grados bajo cero, aunque tanto las camas como los baños son más cálidos.

El hielo del que está construido el Icehotel proviene del río Torne, que se congela en esta época del año. Desde la web del propio establecimiento se aconseja “una noche entre arte de hielo y el resto de tu estancia calentito, comenzando o terminando con la noche entre arte de hielo”. Dicen esto porque, además de sus frías y heladas habitaciones, cuentan con otras opciones de alojamiento más cálidas que permanecen abiertas todo el año.

El precio de una noche en sus estancias más frías varía según el mes y el día de la semana pero, para hacerse una idea, la noche del 21 al 22 de enero para dos adultos eligiendo la experiencia frío cuesta 6.595 coronas suecas (€ 596.5 al cambio). Este precio incluye desayuno.

La idea de levantar cada diciembre este hotel helado cobró vida en 1989, cuando se esculpió por primera vez con los bloques extraídos del río que lo rodea. Como explican en su web, “cada invierno, desde que se construyó el primer Icehotel original, artistas apasionados se reúnen en la modesta ciudad de Jukkasjäarvi para construir una nueva versión de esta maravilla del Ártico. Cuando llega la primavera, el hotel se derrite y encuentra su camino de regreso a la naturaleza”.

Además del hecho de vivir la experiencia de dormir en un iglú, entre el hielo, este alojamiento cuenta con el añadido de que cada año cambia su diseño. En su descripción se detalla que “las habitaciones de hielo están amuebladas con decoración y camas hechas de hielo. Las suites de arte, por otro lado, ofrecen una experiencia aún más especial: alojarse en una habitación diseñada exclusivamente por artistas encargados de todo el mundo. Por su naturaleza, cada suite es efímera y nunca antes ha sido creada”.

En abril, desaparecen. Pero existe una versión permanente durante todo el año que ofrece, además de un enclave cercano al Círculo Polar Ártico, actividades como “una exhibición de arte con esculturas de hielo talladas a mano, un menú de cinco platos que destaca las delicias escandinavas y el famoso Ice Bar, que sirve bebidas en vasos únicos tallados en hielo”.

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