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Destino

Los pueblos medievales más bonitos de Francia

Estos son algunos de los mejores pueblos medievales de Francia, donde castillos, iglesias, catedrales, complejos amurallados, palacios, casas nobles y muchos otros lugares y edificaciones nos harán sentir que hemos viajado en el tiempo.

Según los historiadores, la Edad Media comenzó con la caída del Imperio Romano de Occidente (año 476) y concluyó con el descubrimiento de América (1492) con Cristóbal Colón. Un largo período que abarca un milenio en el que Europa vio florecer y perecer estilos arquitectónicos, poderes feudales, casas monárquicas, rutas comerciales y mucho más.

Francia fue un territorio especialmente clave en esa época. Los reyes de la Casa de los Capetos fueron la columna vertebral del poder de un país que libró intensas batallas –como la Guerra de los Cien Años, con Inglaterra–, se dividió, se expandió y sufrió grandes derrotas, pero también victorias y transformaciones. El rastro de aquel período oscuro y convulso se ha tornado hoy en algo resplandeciente y bello que se puede admirar en muchas villas francesas. He aquí algunos de los pueblos medievales más bonitos de Francia.

CARCASSONE

La piedra de las murallas y torres de Carcassonne parecen susurrarnos al oído antiguas historias cuando pasamos a su lado. Dada su ubicación estratégica, uniendo Francia con la Península Ibérica, la importancia comercial de Carcasona se remonta a siglos antes de Cristo. Los romanos fueron los primeros que crearon aquí un imponente sistema de fortificaciones que, posteriormente, sería ampliado por personajes históricos como el vizconde Simón de Monfort, general de las tropas cruzadas que desalojaron, a principios del siglo XIII, a los cátaros de su principal bastión.

Hay un buen número de lugares para visitar en esta ciudad medieval. Uno imprescindible se encuentra dentro del recinto de la Cité de Carcassonne. Situado en lo alto de una colina que domina el Aude, el castillo de la ciudad cuenta con más de 52 torres. Se pueden realizar visitas guiadas por su interior. Los amantes de las actividades al aire libre podrán surcar las aguas del Canal du Midi en un bote o recorrer su orilla en bicicleta.

PROVINS

Unos 95 km al sureste de París, la población de Provins posee una parte alta medieval que está rodeada de murallas y dos puertas fortificadas, levantadas entre los siglos XI y XIV. La ciudad está llena de joyas históricas y arquitectónicas, habiendo sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Además de las murallas, merece la pena visitar la Torre César, un torreón del siglo XII con una bonita vista de la ciudad; las galerías subterráneas, con garabatos en las paredes que cuentan la historia de quienes trabajaron y vivieron aquí; y la Colegiata de San Quiriace, donde asistía a misa Juana de Arco. Aquí se celebra un importante festival medieval anual durante un fin de semana de junio. Sin duda, el mejor momento para visitar Provins.

CORDES-SUR-CIEL

La minúscula población de Cordes-Sur-Ciel posee el honor de ser la primera bastida – ciudad completamente fortificada – de Francia. En el año 1222 fue erigida, en lo alto de un promontorio rocoso, por orden del conde de Toulouse, Raimon VII. La existencia de Cordes-Sur-Ciel nunca fue sencilla, pues vivió el asedio a los cátaros, pero también disfrutó de largos períodos de bonanza comercial, sobre todo debido al comercio de la planta del pastel, utilizada para teñir en azul prendas y otros materiales.

Al pasear por su laberinto de calles empedradas, se puede observar el producto de ese poderío económico, plasmado en imponentes edificios góticos, casas palaciegas e iglesias. Hoy en día, el aspecto del pueblo es muy parecido al que tenía siglos atrás. En las antiguas casas medievales, en cuyas fachadas aún se pueden apreciar antiguos escudos gremiales y señoriales, existen restaurantes, coquetas tiendas de artesanías y de productos de la tierra, y hoteles boutique. Un lugar de ensueño en el que podemos viajar en el tiempo y reposar del mundanal ruido, mientras admiramos las bellas tierras de la campiña del suroeste de Francia.

PÉROUGES

Ubicada a unos 40 km al noreste de Lyon, en el corazón de la región de Rhône-Alpes, la hermosa ciudad amurallada de Pérouges saltó a la fama en el período medieval tardío cuando prosperó su industria textil y vinícola. Afortunadamente, los tiempos modernos apenas han hecho mella en ella, manteniéndose el esplendor de sus calles empedradas y esas casas de los siglos XV y XVI que se remontan a sus días de gloria medieval.

De hecho, Pérouges se halla tan bien conservada que ha sido escenario de muchas películas de época, destacando cuatro entregas de la saga de ‘Los Tres Mosqueteros’. No será complicado encontrar en alguna de sus tabernas a algún entusiasta de los héroes de Dumas gritando aquello de “¡Todos para uno y uno para todos!”, mientras brinda con una jarra de cerveza con sus amigos.

YVOIRE

Yvoire se encuentra en una especie de península situada sobre las aguas del lago Ginebra, en la frontera con Suiza. Esta ubicación tan especial le otorgó un papel militar importante durante la Edad Media. Hoy en día, Yvoire es un lugar repleto de artesanos locales, toneladas de flores y edificios de bella arquitectura. Las casas de piedra tienen hermosos balcones, contraventanas de madera y tejados oblicuos.

En una de las plazas principales, la Place du Thay, destaca la iglesia de San Pancracio. Aunque ha sido modificada en varias ocasiones, data del siglo XI y posee una bella cúpula. El castillo domina el pueblo y, aunque es privado, su Jardín de los Cinco Sentidos está abierto al público. También merece la pena visitar el puerto pesquero y pasear por el lago.

COLMAR

Colmar, o el pueblo de ‘La Bella y la Bestia’, se encuentra junto a la frontera con Alemania y posee un amplio repertorio de edificios medievales y renacentistas. Sus calles emanan un aire romántico innegable, que se ve acentuado durante la Navidad, cuando los mercadillos navideños toman el lugar y Colmar se convierte en el escenario de un gran cuento de hadas.

Los amantes del arte no pueden dejar de visitar el Museo de Unterlinden, que se encuentra en un convento del siglo XIII y exhibe el espectacular retablo de Isenheim, obra maestra del pintor alemán Matthias Grünewald. También resulta curioso explorar el Museo del Juguete, en el que viajaremos a nuestra infancia contemplando juguetes del siglo XIX hasta la actualidad. Además, esta población forma parte de la Ruta del Vino de Alsacia y en sus alrededores se pueden contemplar vastas campiñas repletas de hileras de viñedos. 

CHÂTEAUNEUF-EN-AUXOIS

Pone el broche final a la selección de los pueblos bonitos medievales más bonitos de Francia esta población que vigila las colinas y valles de Borgoña. Su impresionante castillo, construido en 1132, es un buen lugar para comenzar una visita.

La fortaleza jugó un vital papel defensivo durante la Guerra de los Cien Años, cuando se añadieron murallas y torres para custodiar el camino que llevaba a la estratégica población de Autun. Luego, en el siglo XV, se agregaron viviendas para hacer el castillo más agradable para sus habitantes. El pueblo se desarrolló alrededor y muchos comerciantes adinerados construyeron casas que aún hoy están intactas. Respiramos el aire medieval al pasear entre ellas. Una época oscura en la que Francia caminó entre el caos y la grandeza.

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