El esperado hotel corona el complejo de 45 pisos Tokyo Midtown Yaesu, uniendo diseño contemporáneo italiano, artesanía japonesa y el glamour de Bulgari.
Bulgari Hotel Tokyo corona las 45 plantas del monumental complejo Tokyo Midtown Yaesu, justo enfrente de la estación de Tokio. Y en este escenario de sensual granito negro con toques de colores vivos se unen de forma perfecta el diseño italiano contemporáneo y la artesanía japonesa con un glamouroso toque de la herencia Bulgari, tal como lo imaginaron los arquitectos milaneses del estudio ACPV Architects Antonio Citerrio Patricia Viel: lámparas de vidrio de Murano soplado de forma artesanal suspendidas de altos techos de madera, como los de un templo; motivos textiles tradicionales japoneses recreados en mosaicos de azulejo veneciano; fotografías de famosos visitando su primer establecimiento de Roma en los años 50, anuncios vintage y bocetos de joyas.
Las 98 habitaciones mantienen el equilibrio entre los toques nipones (jarrones de pared de bambú trenzado, puertas correderas modernas, colchas moteadas de oro de mano de los maestros del textil para kimonos de Kioto Hosoo) y los cabeceros de tejido azafrán, la madera de olmo natural, los sillones Flexform, los escritorios Maxalto y el sensual granito negro de los baños.
En Il Ristorante – Niko Romito, un luminoso espacio en la planta 40 forrada en varios tonos de naranjas pálidos, cortinas en cobre y cuero de color caramelo, la cocina italiana centrada en la esencia minimalista de los sabores naturales se sirve en platos de Ginori, mientras que el sushi se prepara con maestría en la barra de ciprés hinoki de Hoseki, un restaurante de atmósfera serena para ocho comensales con vistas a un pequeño jardín zen. La piscina con un mosaico de verde esmeralda y oro ensalza con sus destellos el glamour del spa, y en la planta 45 Bulgari Bar se alza sobre la ciudad como un bullicioso local nocturno de terrazo veneciano, barra curva, cócteles potentes y espaciosas terrazas al aire libre impregnadas del aroma de los limoneros y el jazmín.
¿POR QUÉ RESERVAR?
Este hotel es la respuesta a cómo sería una fusión de Roma y Tokio en la que pudiéramos tocar el cielo con los dedos: Bulgari Hotel Tokyo nos ofrece una degustación de la dolce vita en Japón en la cumbre de un novísimo rascacielos de 45 plantas. En su interior encontramos techos de madera casi de templo de las que cuelgan lámparas de cristal veneciano, y las mesas de mármol de Carrara y el terrazo veneciano se ven suavizados por los tejidos producidos de manera tradicional por la industria textil centenaria de Kioto.
Las extensiones de clásico granito negro Bulgari se iluminan con toques de colores vivos (naranja azafrán, verde esmeralda, azul zafiro) junto a bocetos de joyería Bulgari y fotografías antiguas de estrellas como Sophia Loren, Audrey Hepburn y Elizabeth Taylor). Y eso sin mencionar las vistas: lo único que puede superar en belleza a una joya de Bulgari son las decadentes vistas de Tokio desde las terrazas cubiertas de limoneros y jazmín. ¿El resultado? Una fusión impecable de dos culturas muy diferentes.
EL AMBIENTE
La de Tokio es la octava joya (nunca mejor dicho) de la corona de Bulgari Hotels & Resorts por el mundo. A pesar de sus ubicaciones muy diferentes (Bali, París, Dubái, Londres), todos los hoteles comparten el mismo ADN en su diseño, cortesía de los milaneses ACPV Architects Antonio Citerrio Patricia Viel.
Este nuevo alojamiento de lujo comprende los últimos 6 pisos de la torre Tokyo Midtown Yaesu, a pocos minutos a pie de la laberíntica estación de Tokio, donde el trajeado personal puede recoger a los huéspedes en el mismo andén del tren bala. Las pasarelas inspiradas en las baldosas sampietrini romanas y las vetas verdes del mármol italiano marcan la entrada de la planta baja y conducen hacia extensiones de granito negro y enormes arreglos florales abstractos antes de una vertiginosa subida en ascensor hasta la planta 40.
Aquí continúa la transición hacia el universo Bulgari, con un pasillo flanqueado con elegancia por hileras de textiles con los icónicos patrones tradicionales japoneses (que, en una fusión cultural de lo más afortunada, se parece a la icónica colección Diva de Bulgari, inspirada en los suelos de las termas de Caracalla de Roma). Los motivos japoneses se ven reflejados en los mosaicos de vidrio a medida de los artesanos venecianos Bisazza, y en la pared de enfrente, fotografías monocromáticas de los años 50 de famosos en el hotel Bulgari original de la Via Condotti de Roma.
Las puertas corredizas cubiertas en una versión textil del mismo patrón ocultan la recepción del hotel: los portales de olmo artesanales que dividen los espacios evocan la arquitectura tradicional japonesa, con muros de cristal a cada lado enmarcando las insuperables vistas de Tokio. Dos amplias mesas de mármol de Carrara, creadas por el diseñador japonés Naoto Fukasawa para Marsotto Edizione, están adornadas con jarrones moteados de oro llenos de flores de temporada. La llegada nos pone a tono con el abanico de detalles Bulgari que llegan a continuación: las 98 habitaciones, el restaurante italiano, el restaurante de sushi, la tienda de dulces italianos, el Bulgari Bar de la azotea y un spa regenerativo.
LA HISTORIA
“La idea es traer el arte italiano de la vida a Japón”, explica Silvio Ursini, vicepresidente ejecutivo de Bulgari Hotels & Resorts, mientras tomamos un cóctel Giardino en Bulgari Bar. En los ascensores de la planta baja, donde cuelga una imagen del monte Fuji con un pino rojo americano en primer plano, encontramos una capa más profunda de este concepto. La imagen representa un broche personalizado que hizo Bulgari en los años 70 para su primer cliente nipón: un encargo que marcó su primera incursión en Japón, a día de hoy, uno de los principales mercados de la marca. La representación del monte Fuji se encuentra por todo el hotel, desde el diseño en la espalda de los yukatas de algodón que se encuentran en las habitaciones y sus bolsas de papel con marca de oro al broche original de oro y madreperla expuesto en el vestíbulo de la planta 40.
LAS HABITACIONES
Cálidos suelos y paneles de madera de olmo; jarrones de pared de bambú trenzado; techos dorados pulidos a mano de brillo sutil y bordes curvados; cabeceros de tejido color azafrán; anuncios antiguos de Bulgari enmarcados; en la mesita de noche, lámparas de plata inspiradas en un candelabro Bulgari; cubrecamas moteados de oro creados por los fabricantes de tejido para kimonos de Kioto Hosoo; sillones Flexform junto a las líneas afiladas de los escritorios Maxalto y puertas correderas que conducen a baños de granito negro.
Mi habitación era luminosa, diáfana y muy cuidada, el glamour atemperado con la sobriedad de la artesanía de madera y los materiales naturales. Y eso sin mencionar las vistas: las persianas se levantan automáticamente cada vez que se abre la puerta para revelar unas panorámicas de Tokio de la que es imposible cansarse, ni de día ni de noche (mi habitación tenía vistas al Palacio Imperial, a los rascacielos y, los días despejados, al monte Fuji a lo lejos; las del otro lado del edificio se abren a la bahía de Tokio).
Entre sus 23 suites, casi todas de dos habitaciones, está la épica suite Bulgari: una de las más grandes de Tokio, ocupa 416 metros cuadrados, con un comedor que parece no tener límites y varias zonas separadas para relajarse, comer, pasar el rato, trabajar y vivir el sueño de la firma. La fusión de influencias italianas y japonesas también se hace sentir aquí, de la lámpara de cristal de Murano de Barovier & Toso al cabecero de seda Hosoo creado por el artista Shoko Okumura, pasando por el gimnasio con vistas y el baño forrado de travertino italiano. Por todo el hotel se respira ese equilibrio entre lo italiano y lo japonés (reflejado en los asientos Flexform, B&B y Flos junto a muebles de madera artesanales de los japoneses Ritzwell), todo inspirado, según Patricia Veil, en la gioia di vivere italiana.
COMIDA Y BEBIDA
El sabor de Italia es el protagonista de la mano de Il Ristorante – Niko Romito (presente también en otros cinco hoteles Bulgari). El restaurante ocupa un luminoso espacio a doble altura en el piso 40 con tejidos de color azafrán, cuero en tono caramelo, cortinas semitransparentes en cobre y lámparas de cristal de Murano que cuelgan de los techos de madera inspirados en los templos japoneses. El chef Niko sirve su cocina de autor, minimalista y espartana (definida, según me cuenta, por una búsqueda de “sabores auténticos”), que refleja una armonía auspiciosa con la sutileza de la gastronomía japonesa.
Aunque el menú es el mismo de forma global, los sabores cambian según los ingredientes locales, como se puede ver en su icónico caldo de verduras, claro y lleno de sabor, con una simple gota de champán, aceite de oliva y hojas de salvia, que el personal de Bulgari declaró sorprendentemente dulce en Tokio en comparación con el resto de locales, gracias a sus deliciosas zanahorias. Uno de los puntos fuertes son los delicados bocaditos de su Menu Degustazione All’Italiana, desde el sabor a queso en su frittatina di pasta (pasta frita) al toque veraniego del espárrago, el parmesano y la cáscara de cítrico, todo servido en cerámica de Ginori junto a una cubertería de plata y cristalería de Murano.
Los tés orgánicos y los dulces artesanales son preciosos como joyas y se sirven en la estética italiana del vecino Lounge con vistas a una amplia terraza. A su lado está Bulgari Dolci, un espacio que recuerda a un exquisito joyero con brillantes mosaicos que exhibe chocolates y pastas de Niko Romito. Muy cerca, escondido tras una cortina azul oscuro, está Hoseki (‘joya’ en japonés). Aquí, los chefs –bajo la dirección del aclamado maestro del sushi Kenji Gyoten– presentan una deliciosa combinación de sushi artesanal en la íntima elegancia de la barra confeccionada con una única pieza de madera de ciprés hinoki y los ocho asientos que esta ofrece, con vistas a un pequeño jardín zen en el que vemos una linterna de piedra centenaria y un pino rojo americano.
Calamar luciérnaga, atún graso, anguila marina… Durante la cena pasó ante mí una hilera interminable de sushi de temporada presentado directamente sobre la barra, acompañado de arroz Gifu y chispeante sake Fukuoka servido de la cerámica japonesa que elijas de entre la colección.
En el piso 45, en Bulgari Bar, la atmósfera pasa de la serenidad a la emoción de la noche. El vivo tono rojo de mi afrutado cóctel Bulgari encaja a la perfección con el atrevido terrazo veneciano del suelo, su particular barra ovalada y el increíble mosaico de Bisazza de pájaros y árboles en la pared. Lo mejor de todo son las amplias terrazas de la azotea, con asientos contemporáneos y plantas aromáticas mediterráneas, a ambos lados del bar.
EL SPA
La piedra de Vicenza italiana y la madera de teca enmarcan el pasillo que lleva hasta Bulgari Spa, otro tesoro dentro de la joya que es este hotel de Tokio. Es difícil no sentirse como una diva Bulgari mientras te sumergen en las brillantes aguas de la piscina de 25 metros o en el jacuzzi junto a la ventana, con sus brillantes mosaicos en oro y verde esmeralda (ni siquiera el gorro de natación negro obligatorio, muy poco sexy, rompe la fantasía). Las cabañas blancas (tanto interiores como exteriores, en una terraza de la azotea) con vistas arrebatadoras de Tokio son perfectas para relajarte al estilo Bulgari.
Otro de sus puntos fuertes es la zona húmeda, con un baño de estilo japonés, sauna y sala de vapor. En el piso 41, en una de las nueve salas de tratamientos con vistas de la ciudad, mi cara recibe una restauración Bulgari cortesía del tratamiento facial Augustinus Bader Exclusive Bulgari, ejecutado a la perfección por la agradable terapeuta Xenia. Muy cerca está el gimnasio, donde, como ocurre en el resto de propiedades de la marca, se llevan a cabo programas preparados por el gurú londinense del fitness Lee Mullins en un amplio abanico de modernísimas y brillantes máquinas de ejercicios.
EL SERVICIO
La mezcla entre lo italiano y lo japonés no se limita al edificio: también el personal del hotel es internacional, como se refleja en el coro de buongiornos y konnichiwas que llena el aire. A pesar de las diferencias de estilo de servicio entre ambos países, los elegantes trabajadores son sin excepción agradables, bien informados y discretos, consiguiendo de alguna manera el equilibrio entre la hospitalidad intuitiva pero rígida de Japón y la calidez más relajada de Italia.
LA ZONA
Como la mayoría de los hoteles de lujo de Tokio, está en el corazón de la tierra de los rascacielos. Si bien no es la atmósfera más íntima o local, su ubicación es perfecta para explorar la ciudad: está muy cerca del Palacio Imperial (un lugar que suele atraer a los runners de buena mañana) y también de las tiendas y restaurantes de Marunouchi, Ginza y Nihonbashi.
¿CUÁL ES SU PÚBLICO?
Durante una visita, es posible ver pulseras Serpenti, anillos de oro blanco y bolsos del color de las gemas semipreciosas: una tendencia que no hará más que aumentar gracias a los muchos amantes de Bulgari en Japón que harán peregrinación joyera al hotel. La relación de Bulgari con personajes célebres (y las dimensiones de su principal suite) también aseguran una larga lista de vips. De momento, Anne Hathaway, embajadora de la firma, se alojó en el hotel para acudir a la gala de inauguración.
SOSTENIBILIDAD
Aunque las amenities de las habitaciones vienen a día de hoy en botellas de plástico de un solo uso, el gerente afirma que este formato abandonará los hoteles Bulgari a lo largo del próximo año, reemplazado por botellas más grandes y no desechables. El agua viene servida en botellas de cristal y bricks de papel, y un sistema de ahorro de energía con sensores implica que se corta la electricidad y se bajan las persianas cuando la sala está vacía para garantizar el control de la temperatura y el bajo consumo de energía… y esto tiene un plus inesperado: la forma teatral en el que las persianas se alzan y revelan las vistas de Tokio cada vez que entras en la habitación.
ACCESIBILIDAD
Hay dos habitaciones con acceso para personas con discapacidad.
¿ES FAMILY-FRIENDLY?
El hotel está abierto a huéspedes de todas las edades, con un amplio abanico de amenities para los fans de Bulgari más pequeños, desde mini tipis en las habitaciones a mochilas, pasando por menús infantiles. El horario de piscina está limitado a adultos a partir de las 5 de la tarde. Actualmente no se admiten mascotas.
INFORMACIÓN EXTRA
Si sigues teniendo dudas, a pesar de la lujosa trayectoria de Bulgari y su vinculación con el universo de las estrellas, debes saber que el hotel destila una sobriedad hermosísima: es más un elegante diálogo entre dos culturas a través del diseño, la comida y la hospitalidad.
¿MERECE LA PENA?
Si puedes permitirte un Serpenti, sin duda. ¿Para el resto? El precio es alto hasta para los estándares de Tokio, pero esta experiencia italonipona de lujo bien vale una peregrinación para un amante de la firma, así como para los fans del diseño y la cocina de Italia y Japón.