La soledad parece apoderarse de un diminuto banco de tierra que alberga un curioso y enigmático hotel llamado Pater Noster. A kilómetros a la redonda, pareciera que la vida humana simplemente ha desaparecido de la faz de la tierra. Sólo un antiguo y misterioso faro, el cual data de 1868, nos recuerda que en algún tiempo alguien vigilaba la llegada de algún náufrago desde su parte más alta .
El lugar es una remota isla llamada Hamneskär. La geografía nos marca que se trata de la costa oeste de Suecia. Ni intentar llegar hasta ahí a bordo de un yate ligero, se requiere de una embarcación semirrígida, la cual soporte el furioso embate de las aguas que rodean el sitio, mismas que arremeten con tal fuerza como si trataran de alejar al enemigo. Más fácil, arribar en helicóptero desde la isla de Marstrand o Gotemburgo.
Una vez ahí, cualquier travesía habrá valido la pena para descubrir Pater Noster, un lujoso hotel boutique de sólo nueve habitaciones y capacidad para 18 huéspedes. Unos días de descanso en este desolador lugar harán que los furiosos sonidos de la naturaleza se transformen en un silencio casi poético.
Esta remota propiedad ha sido diseñada con interiores de inspiración marina, en la cual sobresalen las paredes y techos fabricados con paneles de madera y muebles rústicos, en conjunto contribuyen a crear una atmósfera intimista que invita a la reflexión.
No hay que preocuparse por la comida, el hotel cuenta con un pequeño restaurante que sirve comida del mar, así como un bar y un café al aire libre, desde donde la mirada se perderá en algún punto del horizonte para sumirnos en nuestros propios pensamientos.
Pater Noster ofrece a sus exclusivos huéspedes una serie de experiencias genuinas; como pescar en alta mar, navegar, hacer kayak, bucear, tomar clases de cocina sueca o, por qué no, escribir una novela digna de una historia inspirada por la pluma de Ernest Hemingway (no sin antes hacer meditación en el faro misterioso que te reta a entrar).